
Susqueda (Girona), 16 mar (EFE).- Una exposición rememora desde hoy los 50 años del embalse de Susqueda, una instalación que conllevó la desaparición del pueblo al que también se recuerda ahora y cuyo constructor, el ingeniero Arturo Rebollo, prestó una atención poco habitual a la estética que la hace única en España.
La muestra está patrocinada por la Agencia Catalana del Agua en colaboración con la rama de renovables de Endesa, Enel Green Power, y se divide en cinco ámbitos temáticos a través de plafones que aglutinan fotografías, ilustraciones, gráficos y textos.
Embalse, construcción, aprovechamientos eléctricos, el río Ter y su flora y fauna conforman estas diferentes secciones de una exposición que se complementa con veintitrés piezas del Fondo Histórico de Endesa procedentes de diversas centrales que repasan la evolución de este tipo de infraestructuras.
Además, se ha presentado una visita virtual del complejo de Susqueda que, mediante un código QR para móviles y tabletas, permitirá recorrer los diferentes espacios de Susqueda.
El pueblo que quedó sepultado bajo el embalse se ha reproducido en una maqueta instalada en la parte izquierda de la presa, donde se puede contemplar la orografía del valle.
La exposición permanecerá abierta los sábados y domingos de 10:00 a 14:00 horas y el acuerdo entre Endesa y el ayuntamiento tiene una vigencia de un año prorrogable.
La directora general de Endesa en Cataluña, Isabel Buesa, y el de la Fundación Endesa, Carlos Gómez-Múgica, han asistido a la inauguración junto a su homólogo de la Agencia Catalana del Agua, Jordi Agustí, y a diversos representantes de la Generalitat y de municipios de la zona.
Una comisión integrada por la compañía eléctrica responsable de la central y por diferentes administraciones ha programado diferentes actividades que se desarrollarán a lo largo de 2018 para conmemorar el aniversario.
La instalación hidroeléctrica de Susqueda entró en servicio el 5 de octubre de 1967, aunque cuatro años antes lo había hecho el salto superior de todos los que conforman el sistema, el de Sau.
El más importante de todos modos es el de Susqueda que, además de cumplir con la función de generar electricidad hidráulica, regula los recursos hídricos del tramo inferior del río Ter antes de desembocar en el Mediterráneo y de ejercer de cabecera de abastecimiento de agua de Barcelona.
La presa, que tiene 135 metros de altura, 360 de longitud y una capacidad útil de 199,7 hectómetros cúbicos, es obra del ingeniero Arturo Rebollo y cuenta con dos torres de 105 metros de altura.
Una de las singularidades de esta central es que Rebollo introdujo una serie de elementos arquitectónicos y decorativos ajenos a la ingeniería eléctrica que la hacen única en España.
Así, el interior de una parte de la presa está vacío y se ha convertido en una sala sostenida por columnas hiperbólicas convertidas en lámpara que cuenta con una escalera de caracol de forma helicoidal sin eje central.
El túnel de acceso dispone de una iluminación futurista y el espacio principal, que tapa la zona de turbinas, está decorada con esculturas geométricas y un friso de forja que simula pinturas rupestres y narra el proceso de construcción de la instalación.
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