Cuando se cumplen dos años del cese definitivo de explotación y un año desde que se presentara la solicitud para la renovación del permiso de funcionamiento de la instalación, lo cierto es que el futuro de la central nuclear de Santa María de Garoña sigue siendo una incógnita.
Fuentes de Nuclenor -empresa propietaria de la planta participada al 50 por ciento por Iberdrola y Endesa-, confirmaban a elEconomista Energía que continúan manteniendo las capacidades técnicas y organizativas con el objetivo de que el proceso sea reversible.
Sin embargo, hace tan solo unos días, el portavoz de Nuclenor admitía en declaraciones a Europa Press que el programa de inspección de la central ?se encuentra parado, pero no suspendido, por razones de agenda de General Electric, empresa que supervisa la central?, un hecho que Ecologistas en Acción considera ?que podría ser un nuevo paso hacia el cierre definitivo?.
La organización considera que ?el elevado coste de las inspecciones - estimado en unos 10 millones de euros-, ha sido la verdadera causa de este parón?, lo que, unido a la incertidumbre sobre el resultado de las próximas elecciones generales de noviembre, podría acabar definitivamente con las esperanzas del titular de la planta para su reapertura.
Desde Nuclenor aseguran que ?se trata de una parte de los requisitos establecidos por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para la vuelta a la operación de la planta. Nuclenor está llevando a cabo esta labor según su propio calendario y teniendo en cuenta, lógicamente, las agendas de las empresas de inspección. El CSN está siendo informado puntualmente de este trabajo?. De hecho, la propietaria de la central ha seguido enviando al CSN la documentación solicitada y permanecen a la espera de los resultados de evaluación de la misma.
Uno de los aspectos que Nuclenor quiere dejar patente es que la central nuclear es segura. Los resultados de todos las inspecciones realizadas hasta la fecha, aseguran, demuestran que la vasija del reactor y los elementos más importantes de la instalación disponen de márgenes de seguridad para operar más allá de los 60 años, y que los resultados de las pruebas de resistencia son superiores a los requeridos en sus bases de diseño y están al mismo nivel que el resto de las instalaciones españolas y europeas. La empresa también ha confirmado que siguen incorporando medidas adicionales en distintos equipos, sistemas y procedimientos para reforzar la seguridad y dar robustez a la planta.
Por su parte, fuentes del Consejo de Seguridad Nuclear consultadas por nuestra publicación han querido señalar que aún no se ha adoptado una decisión sobre la central nuclear al estar todavía abierto el proceso de evaluación solicitado por el Ministerio de Industria y que, actualmente, se encuentran realizando una de las labores que tiene asignadas, es decir, dar trámite y emitir el informe preceptivo y vinculante de aquellas solicitudes que le traslada el propio Ministerio.
¿Reapertura en 2016?
Mientras se espera el devenir de nuevos acontecimientos que marquen el rumbo definitivo de la central nuclear más antigua del país, el Ministerio de Industria ha tomado la delantera, ya que el Informe de Sostenibilidad Ambiental de la Planificación del Sector Eléctrico 2015-2020, que recoge la política energética para los próximos años, señala en uno de sus epígrafes que, respecto a ?la evolución de la potencia instalada, el escenario de prospectiva considera que, en el caso de la energía nuclear, se mantiene la potencia actual, considerando la puesta en servicio de nuevo de la central de Santa María de Garoña en 2016?.
Hay quienes han calificado de prematuro el hecho de que el titular de la cartera de Industria, José Manuel Soria, haya incluido a Garoña en la planificación energética del país, aunque es cierto que el Gobierno siempre se ha mostrado favorable a autorizar la prolongación de la vida útil de la central. De hecho, ha acometido varias reformas que facilitan su reapertura.
La nueva puesta en marcha de esta instalación, ubicada en el Valle de Tobalina (Burgos), deberá venir precedida por una inversión de unos 100 millones de euros en una serie de mejoras y reformas de seguridad, algunas de las cuales, según fuentes de Nuclenor, ya se han realizado. Una cifra que se sumaría a los más de 400 millones de euros que Nuclenor ha invertido desde mediados de los ochenta hasta 2013 para la modernización, puesta al día y actualización tecnológica de la central.
Según datos de la propia Nuclenor, la central de Garoña ha generado más de 133.000 millones de kilovatios hora desde su puesta en marcha hasta finales de 2012 cuando la planta fue desconectada de la red eléctrica nacional, lo que equivale al 46,3 por ciento de la producción eléctrica española en 2013, que fue de 287.231 gigavatios hora.
La producción media anual de la central ha sido, aproximadamente, de 3.800 millones de kilovatios hora, el equivalente a cerca del 30 por ciento del consumo eléctrico anual de Castilla y León, más del 6 por ciento de la producción eléctrica nuclear española en 2012 y cerca del 20 por ciento del consumo eléctrico anual del País Vasco.
Mantener la operación de Santa María de Garoña hasta 2031 supondría, según Nuclenor, la producción aproximada de unos 64.000 millones de kilovatios hora, es decir, el 28,5 por ciento del consumo eléctrico de 2013 o el equivalente a la importación de unos 45 millones de barriles de petróleo.
Desde la catástrofe de Fukushima, las condiciones para la construcción o alargamiento de la vida útil de las centrales nucleares se han vuelto más estrictas. Algunos países como Alemania anunciaron en su día la parada de todas sus plantas atómicas para 2022, y otros como Francia, Holanda, Suiza y Suecia, trabajan para la operación a largo plazo de sus plantas nucleares.
Artículo incluido en la edición de junio de elEconomista Energía. Suscríbete gratis