Energía

Bruselas relaja los objetivos en renovables para obtener un coste competitivo de la luz

Foto: Archivo

La nueva hoja de ruta energética para la Unión Europea deja en un segundo plano la lucha contra el cambio climático y se centra en reducir los costes de la electricidad para mejorar la competitividad de las distintas economías.

Así, los planes presentados por la Comisión Europea para 2030 relajan el objetivo de renovables después del ambicioso reto marcado para finales de esta década para que el 20% de la energía generada sea de origen renovable.

En concreto, Bruselas tan sólo sube en siete puntos porcentuales el objetivo para 2030, pero sin metas individuales para los Estados miembros. Además, renuncia a un mínimo de ahorro y eficiencia energética y obvia el objetivo recomendado por el Parlamento Europeo.

Sin embargo, se fija otra meta de gran envergadura: recortar un 40 para ello las emisiones de CO2 para 2030 en comparación con las de 1990 y para ello trabaja en un mecanismo para encarecer el coste por contaminar (back loading) y retirar del mercado derechos de emisión para evitar un exceso de oferta y que los precios se desplomen.

La nueva estrategia energética va acompañada de un estudio completo del sector dividido en tres partes: competitividad, mix energético y renovables.

Bruselas abunda en el coste que han supuestos las tecnologías verdes en los últimos años y advierte de que los subsidios alcanzaron los 36.000 millones en 2011 en toda la UE, lo que supone que la mitad de los mismos se pagaron en Alemania (12.500 millones) y España (8.400 millones).

Por ello, el estudio sitúa a España como el segundo país de la UE donde más ha subido la luz, ya que ha experimentado un encarecimiento del recibo del 46,1% entre 2008-2012.

La CE también explica las diferentes modalidades para incentivar las renovables y, mientras otros países optan por incluir este coste en las cuentas públicas u ofrecen incentivos fiscales, en España las primas corren a cargo del recibo de la luz, lo que penaliza al consumidor final.

No obstante, hay que recordar que en España no se ha subido la luz de acuerdo a los costes de producción, ya que el sistema acumula un déficit de 30.000 millones, un problema del que también adolece Portugal o Grecia.

En este sentido, el documento afirma que "los costes de distribución" de España son los más altos de la UE (5,8 céntimos de euro por kilovatio/hora), pero dentro incluye todos los costes regulados del sistema, como subsidios o extrapeninsulares.

Hay que resaltar que según datos del regulador español (CNMC), los verdaderos costes de distribución (inversiones y mantenimiento de redes eléctricas) se sitúan en 2,1 céntimos de euro kWh, con lo que se erigen como los más bajos de la UE.

Además de las primas a las renovables, Bruselas atribuye el encarecimiento de la luz al repunte del IVA. Según el informe, los impuestos y gravámenes constituyen una proporción mucho mayor para los hogares que para la industria.

Dentro de la UE, Dinamarca y Suecia son los países con los precios más favorables para la industria en relación al coste que se aplica al ciudadano.

Por su parte, China, Rusia, India o Brasil lideran los precios más competitivos y están provocando deslocalizaciones.

De media, los precios de la electricidad para los hogares en la UE aumentaron a un ritmo anual de más del 4% durante los años de la crisis, mientras que para la industria subieron un 3,5% anual, y destaca que la industria electrointensiva ha disfrutado de algunos de los menores costes unitarios reales de la energía.

Fin de las metas individuales

El documento justifica la falta de metas individuales en renovables para cada uno de los Estados miembros en que la UE ha incrementado del 13,6% al 20,4% su producción con energías verdes entre el año 2000 y 2011, gracias a la aportación de la eólica (5,4%) y de la solar (1,4%).

Asimismo, Dinamarca, España y Portugal ya producen entre el 15-20% de su electricidad gracias al sol y al viento. El análisis también profundiza en la evolución de otras economías y resalta que la generación con energías renovable en el mundo ha crecido un 45% entre 2000 y 2010. El mayor crecimiento lo ha tenido China (245%) junto con la UE (62%), Estados Unidos, Brasil y Japón.

Este desarrollo ha permitido que el 40% de las patentes de energías verdes que han registrado en el mundo correspondan a la UE. El sector genera en estos momentos 1,2 millones de empleos y se espera que pueda alcanzar los 3 millones.

En este crecimiento jugará un papel importante la biomasa y el biofuel que pueden aglutinar alrededor de 1,2 millones de empleos en 2020.

Recursos de 38.000 millones

Para lograr el nuevo objetivo común de que las renovables alcancen el 27% del suministro de toda la Unión Europea en 2030 serán necesarias inversiones de 38.000 millones de euros anuales para el conjunto de los Estados miembros.

La Comisión Europea defiende esta movilización de recursos al asegurar que la apuesta por las tecnologías limpias provocarán importantes ahorros en carburantes.

La nueva estrategia europea afirma que estas políticas permitirán reducir las importaciones energéticas al menos un 10% respecto a 2010. Además, los costes de rebajar la contaminación caerán en 2.000 millones de euros y los costes sanitarios provocados por la contaminación se reducirán hasta 11.000 millones en 2030.

Ahora, los Estados miembros deberán elaborar planes energéticos, en los que expliquen qué pretenden hacer en materia energética. El Ejecutivo comunitario evaluará si los planes son suficientes para alcanzar los nuevos retos. En caso contrario, podrá pedir medidas adicionales.

Posibles infracciones

El documento también se centra la apertura de mercado de los diferentes Estados. En 2011, más del 80% de la potencia de generación en ocho países todavía era controlado por el operador tradicional, mientras que en el mercado del gas natural, la cuota de mercado de las principales empresas era de más del 50% en trece países y más del 80% en ocho de estos casos.

Actualmente, la Comisión está llevando a cabo una serie de acciones para hacer frente al incumplimiento de algunos Estados en la transposición de directivas, incluyendo procedimientos de infracción contra los países que no hayan completado las medidas contempladas en el paquete de reformas para lograr un mercado interior de la energía en 2014.

Por ello, plantea una apertura generalizada de todos los mercados, aunque es consciente de que esto puede provocar un alza de los precios inmediatamente después de la liberalización.

Sin embargo, también considera que en el largo plazo se producirá un ajuste de los precios y se ofrecerán señales de inversión adecuadas, de cara a invertir en nuevas infraestructuras.

Por otro lado, Bruselas hace énfasis en que la caída del consumo de energía ha dado lugar a un exceso de oferta de gas en todos los mercados, lo que ha provocado una caída de precio importante.

No obstante, la fuerte demanda de Japón en los últimos años ha empujada al alza todos los mercados de gas por el desvío de barcos hacía el país nipón.

La nueva estratégica energética de la UE advierte de los problemas para mantener la seguridad del suministro ante la expansión de las renovables. La hoja de ruta pide que se tenga en cuenta "la naturaleza intermitente de la disponibilidad", junto con el alto coste de inversión que suponen las energías renovables, lo que puede dañar la competitividad del coste de la energía final.

En este sentido, se muestra consciente de que la apuesta por las tecnologías verdes supondrá un mayor coste para el consumidor porque a su vez hay que mantener centrales convencionales que realicen la labor de respaldo cuando no hay viento ni horas de sol.

Además, anima una vez más a un impulso de la interconexiones para poder importar o exportar energías renovables.

Elevar el coste del CO2

La Comisión Europea también quiere elevar el coste por contaminar, después del desplome sufrido en el mercado de derechos de emisión. En concreto, la tonelada de CO2 llegó a un pico de 30 euros en 2006 , pero a continuación cayó bruscamente tras detectarse un gran excedente de derechos de emisión, que se debió principalmente a la función reguladora de la mayoría de los Estados miembros.

La crisis económica ha contribuido a reducir el número de derechos. Según el documento de la CE, el precio del CO2 ha estado deprimido en los últimos meses por los retrasos en las negociaciones sobre el back loading (eliminar del mercado derechos de emisión para reducir la oferta y elevar su precio).

En concreto, la Comisión plantea que en momentos de crisis económica puedan retirarse del mercado permisos de CO2 para evitar que los precios se desplomen.

Estos permisos pasarían a una reserva de estabilidad, en la que se incluirían, ya los 900 millones de toneladas que se han acordado extraer del mercado y cuya subasta se ha retrasado hasta 2020. Los derechos volverán al mercado cuando finalice la recesión y se recupere el consumo energético.

Bruselas quiere que las normas para retirar del mercado derechos de emisión no estén sujetas a una autoridad central de regulación.

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