En tan sólo unos pocos años, España se ha convertido en un referente de desarrollo de la movilidad eléctrica no solo a nivel normativo, sino también tecnológico e industrial. La penetración del vehículo eléctrico (VE) en nuestro país se está produciendo en función de las circunstancias actuales del mercado y se están haciendo esfuerzos importantes para desarrollar una red de recarga eficiente y segura.
Son muchas las acciones que se están llevando a cabo en nuestro país que tienen al vehículo eléctrico como protagonista pero, hasta la fecha, ninguna había integrado el uso de las renovables para la recarga de este tipo de vehículos. Hablamos de Recargo (Renewable Energies, Electric Car and Grid Optimization), un proyecto demostrativo liderado por la empresa E.ON como socio tecnológico, junto con Urbaser como cliente de la instalación, Circutor como suministrador de los puntos de recarga y Aedive (Agrupación de Empresas Innovadoras de la Infraestructura de Recarga del Vehículo Eléctrico), encargado de su difusión.
El proyecto arrancaba oficialmente el pasado mes de julio en las instalaciones de 27.500 metros cuadrados que Urbaser tiene en Barcelona, donde lleva a cabo su actividad de servicios municipales de recogida de residuos. En la cubierta del edificio se ha colocado una instalación fotovoltaica de 16 kWp que alimenta los espacios habilitados para la recarga de los cuatro vehículos eléctricos incluidos en el proyecto (vehículo de inspección, dos de limpieza y uno de enlace) y el autoconsumo de parte del edificio.
Al tratarse de una instalación interna de aparcamiento, se ha optado por elegir un punto de recarga tipo pared (wallbox), con los niveles de protección y de seguridad necesarios para el tipo de operación que se va a realizar en ella. El tipo de uso es comercial, lo que condiciona decisivamente el tipo de recarga, ya que la autonomía media de los vehículos actuales del mercado está en torno a los 170 kilómetros, y el proceso de recarga ha de realizarse con intervalos de 4 horas. En total, se han instalado cuatro puntos de recarga con dos conectores y una potencia de 3,7 kilovatios.
El sistema capta la energía a través de los paneles fotovoltaicos instalados en la cubierta del edificio y la transfiere a los vehículos conectados. Si los automóviles no se encuentran en proceso de carga, la energía es consumida por la propia instalación para otras necesidades y, en caso de que supere la demanda, es almacenada en baterías que serán utilizadas cuando haya déficit.
La estimación de la energía generada con el sistema solar fotovoltaico en un año será de 21.800 kilovatios hora y el consumo global asociado a la recarga anual de los cuatro vehículos eléctricos se prevé en 35.100 kilovatios hora al año.
Recargo permitirá aprovechar mejor la energía disponible y elegir los horarios más convenientes para la recarga de los vehículos por lo que, a gran escala, contribuirá a operar de forma más eficiente el sistema eléctrico. Según las estimaciones realizadas, se evitará la emisión de 14,09 toneladas de CO2 a la atmósfera anualmente.
El objetivo del proyecto no es otro que obtener conocimiento y aprendizaje de un asunto tan novedoso como es la utilización de fuentes de energía renovables para aplicaciones de recarga de vehículos eléctricos en una instalación industrial que utiliza la red para el autoconsumo. Si el proyecto consiguiera los resultados de ahorro y rendimiento esperados, se aplicaría a escala comercial.
Además, el proyecto también servirá para estudiar el aprovechamiento de la segunda vida de las baterías con la reutilización de las que proceden de la flota de VE que Urbaser tiene en servicio en Barcelona desde el año 2009 -más de 50 vehículos que suman más de un millón de kilómetros-, y cuyas baterías se optimizarán como acumuladores de la energía que genere la instalación fotovoltaica del proyecto evitando, por un lado, la producción de un residuo del que apenas se reciclan algunos de sus materiales y aprovechando, por otro, la capacidad de carga que aún conservan estas baterías -en torno al 80 por ciento-, que si bien no es apta para su uso en vehículos, sí permite el almacenamiento energético.
Uno de los puntos fundamentales para valorar el éxito del proyecto es la monitorización de su rendimiento. Para ello, se ha implementado un sistema de monitorización energética tipo Scada, denominado Power Studio. Cada 15 segundos, la plataforma de monitorización envía señales de la potencia instantánea generada, demandada, energía consumida y el flujo de energía entre los distintos elementos del sistema.
Renovables y movilidad eléctrica de la mano
España es un país con una elevadísima dependencia energética del exterior, lo que nos obliga a importar anualmente el 99 por ciento del consumo energético nacional, una dependencia que supone un coste de más de 40.000 millones de euros anuales de déficit comercial, es decir, el 4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), siendo el petróleo una de nuestras principales necesidades, tanto para la industria como para el transporte.
La aparición del vehículo eléctrico como nuevo consumidor de electricidad, puede convertirse en un aliado para operar de forma más eficiente el sistema eléctrico, pudiendo llegar a representar el 2 por ciento de la demanda actual en los próximos 10 años. Según estudios realizados por Red Eléctrica de España (REE) sería posible integrar en los próximos años hasta seis millones y medio de coches eléctricos, sin inversiones adicionales en generación ni en la red de transporte si se hace una recarga lenta en las horas nocturnas.
Para ello, será necesario desarrollar sistemas de carga inteligentes que permitan una comunicación vehículo-red (redes inteligentes) así como instalar contadores con discriminación horaria que ayuden a los usuarios a realizar una recarga inteligente.
El coche eléctrico puede ser, a largo plazo, un sistema de almacenamiento eléctrico reversible. Las baterías se recargarán por la noche, mientras que durante el día, cuando la demanda es mayor, verterá electricidad al sistema.
Además, el uso de fuentes renovables para la recarga de este tipo de vehículos, trae consigo una serie de ventajas, sobre todo si tenemos en cuenta que la paulatina incorporación de vehículos eléctricos en los últimos años se está encontrando con el problema de que no hay potencia extra disponible para realizar la recarga, sobre todo en edificios que albergan flotas, por lo que producir la energía eléctrica en el mismo edificio en el que se consume en forma de carga elimina las pérdidas que se producen durante el transporte de la misma.
Otro de los beneficios que podemos señalar son de índole económico, que serán más o menos ventajosos en función de las tarifas a las que tenga acceso el cliente, así como el horario en el que se requiera que se produzca la carga. Es decir, si la recarga de los vehículos se realiza en horario nocturno y en edificios con bajo consumo, los costes de operación de carga de estos vehículos con energía solar fotovoltaica pueden llegar a ser muy ventajosos.
Tampoco nos podemos olvidar de las importantes ventajas sociales, ya que el uso del vehículo eléctrico reduce la emisión de sustancias nocivas para el medioambiente así como la importación de combustibles fósiles, ayuda a mejorar la calidad del aire de las ciudades y disminuye la contaminación acústica, sin olvidar que es una herramienta para la creación de empleo a nivel local.
Artículo incluido en la edición de diciembre de la revista Energía. Suscríbase gratis.