Energía

La industria gana la batalla: impide que Europa intervenga en los precios del CO2

  • El Parlamento europeo rechaza retrasar la subasta de 900 millones de derechos
Vista general de una fábrica química de Xiangfan, en China. Foto: Reuters.

La Industria dio un duro golpe a la Comisión Europea al ganar la primera batalla dentro del mercado de carbono. La negativa del Parlamento a la propuesta de retrasar la subasta de 900 millones de derechos de emisión para aumentar su precio fue un punto a favor para el sector industrial, que defendía la no intervención del mercado de carbono. Sin embargo, el resultado de esa votación dejó por los suelos el precio de los derechos de emisión, que ese mismo día bajó hasta alcanzar un mínimo histórico, unos 2,46 euros la tonelada.

Este desplome de los precios no ha dejado indiferente a nadie, ya que pone en evidencia de nuevo que el mercado de carbono, que se creó en el año 2005 para fomentar el ahorro energético y el respeto por el medio ambiente, no está resultando muy eficiente. Sin ir más lejos, el sector renovable alerta de que si el coste de los derechos continúa en la misma línea, el déficit de tarifa podría verse afectado con un aumento de 400 millones de euros en 2013.

Estos 400 millones es la cantidad que el Estado pretendía recaudar con el nuevo sistema de subastas de CO2 y que serviría para sanear el déficit de tarifa. Sin embargo, las previsiones realizadas hace unos meses han perdido parte de su validez, ya que a día de hoy, con los precios tan bajos, el paquete de 100 millones de toneladas de CO2 de que dispone el Ejecutivo para vender, no lograría cumplir las expectativas esperadas.

Este nuevo sistema de subastas se lanzó para dar un impulso al mercado de carbono, sin embargo, atendiendo a la caída de los precios, el primer paso de la Comisión Europea fue intentar retrasar las subasta de 900 millones de derechos hasta el año 2019. Una vez conocida la opinión del Parlamento, la decisión final está ahora en manos del Consejo Europeo que, tras su votación, tendrá que alcanzar un consenso con la Comisión y los eurodiputados.

En su última visita a España, la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, mostró su descontento con la decisión del Parlamento y no dudó a la hora de insinuar que la Industria se había encargado de elaborar informes, que "no reflejaban del todo la realidad", ya que aseguraban que si se aprobaba la medida, el precio de la tonelada de CO2 "subiría como la espuma". Sin embargo, según la comisaria los analistas preveían un aumento que situaría el coste en los 6 euros, un precio "más que razonable", ya que supondría ponerse al nivel del pasado otoño.

"Si la respuesta del Parlamento hubiera sido positiva nos hubiera dado tiempo para buscar otras soluciones. El problema es que al final cada estado miembro tomará decisiones por separado y eso no beneficia a nadie", explicó la comisaria. Según Hedegaard, es necesario que pensemos en el "largo plazo, para salir reforzados de la crisis". En este sentido, la comisaria hizo referencia al lanzamiento de un Libro Verde que servirá de marco para las políticas de clima y energía de cara a 2030. Así la Comisión ha abierto un periodo de consulta con las partes interesadas para fijar los objetivos climáticos y energéticos para esa fecha.

Libro verde para 2030

Uno de los objetivos claros de este documento es poder ofrecer estabilidad a los inversores, que necesitan conocer cuáles van a ser los objetivos y cómo van a ser las políticas climáticas en un futuro.

Otra de las causas que ha motivado su lanzamiento es la intención que tiene la Comisión de lograr un acuerdo internacional sobre el cambio climático a finales de 2015. De este modo, sería recomendable que antes de esa fecha la Unión Europea hubiera acordado una serie de cuestiones relacionadas con el nivel de ambición para 2030, con el objetivo de trabajar activamente con otros países.

"Europa no tiene suficiente influencia para imponer medidas a otros Estados, por eso estamos negociando con otras potencias como China, India y EEUU, para crear un régimen mundial en el que todos estemos vinculados y se unifiquen las reglas", explicó la comisaria.

"Durante la Cumbre de Durban logramos alcanzar una colaboración muy activa con muchos países que están en desarrollo y a medida que esta cooperación crece, aumenta la presión sobre las grandes potencias como China y EEUU. Si los países más pobres son capaces de tomar medidas, los desarrollados también deberían serlo".

De este modo, el objetivo de Europa es crear un mercado global de la energía en el que los países emergentes también tomen responsabilidades en cuestiones climáticas y energéticas, "algo que hasta ahora no ha sucedido". "En 2015 deberíamos crear un régimen en el que no se dividiera el mundo en dos grupos: desarrollados y en desarrollo. Todos tenemos que ser consecuentes con nuestra colaboración y lucha contra el cambio climático".

Por otro lado, la comisaria europea aseguró que están analizando el plan de comercio de emisiones y, de momento, tienen sobre la mesa seis propuestas estratégicas para impulsar este mercado, que desde hace algunos años no está cumpliendo con los objetivos para los que fue creado.

Descárguese gratis el último número de la revista elEconomistaEnergía

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky