Tan sólo lleva dos días como presidente de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), pero Jorge Barredo, consejero delegado de Gestamp Solar, se muestra convencido de que este sector saldrá adelante gracias a la unión de fuerzas y a la validez de una tecnología necesaria.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta Unef?
Tenemos que intentar crecer dentro de un entorno complicado. La moratoria ha hecho mucho daño a las grandes empresas, pero éstas hace cuatro años apostaron por la internacionalización y hoy en día el 80 por ciento de su facturación viene de fuera. El gran problema lo tienen las pequeñas empresas, que se han quedado sin mercado en España y no tienen la capacidad suficiente para salir. Por su urgencia, esto es lo primero que vamos a intentar negociar con el Gobierno.
¿Qué planes van a proponer al Ejecutivo?
Queremos que ponga en marcha lo que se conoce como el balance neto eléctrico. Esto consiste en que si una familia genera en su casa electricidad a través de módulos y no la consume totalmente, la compañía te la almacena para que la puedas usar en otro momento sin coste alguno. Esto se cuantificaría en un balance en base anual, que además tiene una instalación y una legislación muy sencilla. De hecho está dentro de las directivas europeas y dentro del calendario de aprobaciones del Gobierno, puesto que está aprobado el Real Decreto, pero no su desarrollo.
¿Qué mensaje os transmiten los grandes inversores respecto a la situación que está viviendo el sector?
Dentro de nuestra asociación hay inversores internacionales muy importantes que han puesto mucho dinero en este sector y que esperan que las rentabilidades se mantengan. Entraron porque confiaban en la estabilidad de nuestro país y en que se iban a mantener las mismas reglas del juego. Respecto a si hay o no retroactividad, en este sentido la última palabra la tiene el inversor. Si estos ven como desaparece todo lo que ellos esperaban en base a unas leyes y reales decretos pues pueden pensar que España no es de fiar y seguramente no inviertan más. El problema es que no sólo afecta a este sector, ya que se trata de los mismos fondos que gestionan el dinero tanto en sanidad, como en infraestructuras, entre otros. Para que esto no suceda hay que ser serios y mantener los compromisos que se adquieren.
¿Por qué se instaló tanta potencia?
El entorno era muy favorable, las condiciones económicas eran buenas y los bancos prestaban dinero, de hecho competían para financiar, pero al año siguiente empezó la crisis mundial.
¿Hay en el sector una parte de asunción de culpas?
No creo que haya una responsabilidad del sector, pero sí diría que la culpa fue del ministerio que no legisló bien, o más bien, no legisló. La memoria es muy corta, pero cuando en septiembre de 2007 se llegó al 80 por ciento del objetivo de potencia instalada, se fijo el plazo de un año para conectar las plantas. Quien no llegara perdería todos los derechos de cobrar y se iba al mercado. Con esas expectativas las empresas hicieron desembolsos tremendos, pagando precios enormes.
¿Hablaron con el Ejecutivo durante ese año?
Los primeros cuatro meses nos sentamos con el Ministerio correspondiente, y no nos dieron ninguna alternativa. El que llegara a tiempo bien, y el que no prácticamente perdía toda la inversión, se arruinaba. En noviembre hubo cambio de ministro, llegó Sebastián, y hasta que se centraron en este tema estábamos en marzo o abril. Ya era tarde y nos dieron la misma respuesta. Nosotros les recomendamos que extendieran el plazo o crearan una curva de caída, pero el Ministerio no hizo nada. Ni siquiera hubo una supervisión real de las plantas que estaban conectadas por aquella fecha. Podrían haber hecho mil cosas y no las hicieron.
¿Los arbitrajes internacionales les benefician o perjudican a la hora de negociar con el Gobierno?
A nosotros ni nos beneficia ni perjudica, simplemente hay unos inversores privados que sienten que no se han respetado las reglas con las que ellos invirtieron y utilizan todas las vías que están a su alcance para demandar. Esto es muy lícito, el problema está en que las empresas españolas no tienen esa vía, si no seguramente ya habrían ido a por ellas.
¿Cómo ven el futuro de las energías verdes?
Lo que tenemos claro es que en el futuro de las energías renovable vamos a tener que competir en un mercado eléctrico sin primas, pero que va a llegar un momento que esto va a ser al revés. Lo que quiero decir es que vamos a pasar de estar protegidas, a tener que proteger a las energías tradicionales frente a las renovables. Esto ocurrirá dentro de nada. Pronto seremos capaces de instalar plantas que van a competir en mejores condiciones económicas que plantas que no están amortizadas todavía.
¿Cómo les puede afectar la creación de nuevos impuestos?
Creo que nosotros hemos contribuido suficiente. Todo lo que hemos podido. Ya es hora de que nos dejen vivir un poco, que nos dejen sobrevivir. Hemos aguantado dos recortes anteriores y estas plantas no dan para más. No hay más dinero. Lo siguiente que sucederá si hay más recortes es que la gente tendrá que devolver las plantas a los bancos.