Quito, 11 dic (EFE).- Corta y previsible fue la reunión que hoy mantuvieron los delegados de los doce países de la OPEP en Quito, donde el cartel decidió mantener sus volúmenes de producción, pese al alza del precio del crudo, que mira de cerca la barrera de los cien dólares por barril.
Más de 150 periodistas, cámaras y fotógrafos cubrieron el encuentro, que duró unas dos horas, empezó una hora antes y terminó con casi cuatro horas de antelación respecto a la agenda inicial prevista por los organizadores.
La cita, que se desarrolló en un hotel de Quito, fue inaugurado por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, que como anfitrión aprovechó el foro para repetir varias de sus iniciativas "innovadoras" dirigidas al cartel petrolero.
La creación de un Banco de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que permita financiar a los países pobres, y la aplicación de un impuesto petrolero que deberían pagar los países ricos importadores de crudo fueron dos de sus propuestas.
Sin embargo, sus iniciativas no fueron discutidas a profundidad en la corta reunión de hoy, pues lo que marcó la cita fue la situación del precio del crudo, que el martes pasado llegó a los 90 dólares y disparó las alarmas entre los consumidores.
La necesidad de los periodistas de recoger las declaraciones directas de los ministros incluso causó una estampida en el salón donde se efectuó la cita, apenas se abrieron las cintas que marcaban el territorio de los comunicadores.
La avalancha llegó incluso a hacer tambalear la mesa donde se apostaba el ministro saudí de Petróleo, Ali al-Naimi, uno de los más asediados por ser su país el mayor productor mundial de petróleo.
Los micrófonos y las cámaras, así como las preguntas, rodearon a cada uno de los ministros que, por diez minutos atendieron a la prensa, antes de que comenzara la reunión plenaria "a puerta cerrada".
La salida del ministro saudí, una hora más tarde, levantó sospechas entre la prensa de que la reunión había concluido, pues fue el primero en abandonar el encuentro, debido a que estaba constipado.
Un grupo de periodistas se apostó en las gradas que daban al salón de la cita y fue entonces cuando bajó el ministro ecuatoriano de Recursos Naturales No Renovables, Wilson Pástor, para resumir en dos palabras los resultados de la reunión: "No changes" (Sin cambios en los niveles de producción).
Ese anuncio, en los pasillos del hotel de Quito, donde se celebró la reunión, precipitó la terminación de la conferencia petrolera y de inmediato se convocó a la conferencia final del encuentro, cuatro horas antes de lo previsto.
El secretario general del cartel, Abdalla Salem El-Badri, ofreció la rueda de prensa en un inglés con un marcado acento y difícil de entender, que no fue traducido al español para los periodistas presentes.
En su confuso inglés, como el de otros de sus colegas presentes, El-Badri ratificó que la OPEP mantendría sin variación su contingente de producción, en vigor desde hace dos años, y prefirió no caer en especulaciones respecto a la estructura de precios en el mercado.
Esas conclusiones ya habían sido enunciadas en días anteriores por analistas y representantes de algunos países miembros de la OPEP, por lo que los periodistas sólo esperaban las ratificaciones.
Incluso la prensa no tardó mucho en recoger la información y replicarla en sus respectivos medios, pues eran muy poco probables las sorpresas.
Al final, muchos periodistas que tenían previsto una larga jornada, salieron contentos y temprano.
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