
¡Menos potencia! Las inversiones en el sector eléctrico han retrocedido por primera vez en más de diez años. La demanda de electricidad ha cedido un 4,6% y, por ello, las empresas han decidido aplazar algunas de sus principales inversiones para la construcción de nuevas centrales.
Según el Avance Estadístico de 2009, que elabora la patronal Unesa, las inversiones de 2009 se han situado en 5.630 millones de euros, lo que supone un retroceso del 19%.
Este dato significa que la inversión realizada durante este ejercicio ha sido similiar a la del año 2006 y supone un retroceso que no se producía desde, al menos, 1998, último año del que se disponen datos del sector en la web de Unesa.
Parón de construcción
La caída se ha centrado principalmente en la construcción de nuevas centrales. Concretamente, las inversiones realizadas en equipo generador han disminuido un 34% situándose en los 2.850 millones de euros.
Por contra, se han incrementado las inversiones efectuadas en la mejora de la seguridad de suministro. Según los datos de la patronal, se han destinado 2.780 millones de euros a la ampliación de líneas relacionadas con la distribución, un 6,5% más que ha servido para dejar la suma total de inversiones con una caída del 19 por ciento.
Según explicó Unesa, conviene advertir que no se trata de la anulación de los programas de inversiones, sino de la adaptación en sus tiempos de realización a las necesidades del servicio.
Déficit de tarifa
Según el Avance Estadístico, el déficit de la tarifa eléctrica, financiado por las compañías, ha supuesto casi el 44% de los flujos de caja generados por las mismas.
La colocación del mismo, previsto en un primer momento para mediados de diciembre, se ha retrasado a 2010, tal y como adelantó elEconomista. El Gobierno no ha podido llegar a tiempo con la regulación y además ha preferido esperar para poder conseguir unas mejores condiciones financieras en la colocación de los 10.000 millones de euros.
Para acometer el proceso inversor, además de atender sus necesidades financieras, las empresas han tenido que recurrir al incremento de su deuda financiera en casi 4.000 millones.