Energía

El camino de la Unión Europea hacia la descarbonización

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La Unión Europea pretende lograr el fin de las emisiones antes de 2050. La asociación Automovilistas Europeos Asociados considera este objetivo demasiado ambicioso, en contra de Greenpeace que cree que es muy laxo, pero ambos ven los Next Generation como una oportunidad.

El sector del transporte ha sido históricamente uno de los mayores generadores de emisiones nocivas a la atmósfera, ya que se alimentaba principalmente de combustibles fósiles. Sin embargo, desde el año 2000 se ha desarrollado consciencia de la necesidad de reducir la contaminación y se han comenzado a implementar algunas medidas con el objetivo de lograr una descarbonización.

La Unión Europea aprobó en 2008 el Paquete Europeo de Energía y Cambio Climático 2013-2020, en el que establecían principalmente las bases para el cumplimiento de los compromisos acordados por el Consejo Europeo en 2007. A continuación, en 2014, la Comisión Europea presentó Horizonte 2030 con nuevos objetivos de reducción de emisiones. En la misma línea, diversos países firmaron el Acuerdo de París de 2015 para tratar de limitar el aumento de temperatura global a un máximo de 1,5ºC, para lo cual según un informe de 2019 de Naciones Unidas, las emisiones globales deben reducirse entre 2020 y 2030 un 7,6% cada año.

Finalmente, la Estrategia a largo plazo para 2050, concretó el reto de lograr la neutralidad climática antes de dicho año.

Para la consecución de este objetivo, tanto la Unión Europea como las ONGs dedicadas a la ecología, en este caso Greenpeace, e incluso los propios fabricantes de vehículos, apuestan por una transición hacia hacia un sistema basado en energías renovables y de alta eficiencia. Estas, además de disminuir el CO2 que se arroja a la atmósfera, reducen la dependencia energética y facilitan un autosuministro.

Sin embargo, si bien es cierto que todas apuestan por esta fórmula, no se ponen de acuerdo en los plazos que se requieren para llevarla a cabo. Según Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, el objetivo de la Unión Europea, "hoy por hoy, es difícilmente alcanzable por varias razones. En primer lugar, porque la transformación y digitalización se va a retrasar debido a la crisis de los de los microchips, que son un elemento fundamental en la transformación digital y para la industria del automóvil. Además, ante la incertidumbre por la situación económica provocada por los últimos acontecimientos geopolíticos, la guerra del Ucrania y la crisis del sector energético, se necesitan unos planes más asumibles para las empresas y los ciudadanos.  Por tanto, se deberían volver a reconsiderar estos objetivos".

Por el contrario, José Luis García, Climate unit head de Greenpeace, considera que los retos de la Unión europea están "desfasados" y que "tendría que tener un objetivo más ambicioso". Según él, "para evitar el calentamiento global, el abandono del motor de combustión debería producirse ya en el 2028" y para ello "la clave principal es que se establezcan objetivos ambiciosos que recojan lo que la ciencia está diciendo que necesitamos llevar a cabo para evitar un cambio climático desastroso, y eso significa que las emisiones tienen que llegar a cero antes de la mitad del siglo en todo el mundo".

Fórmulas específicas

Para conseguir acercarnos a una descarbonización, es necesario tomar medidas concretas en esa dirección. 

El transporte por carretera ya está en camino hacia el fin de las emisiones, gracias al coche eléctrico. De acuerdo con Arnaldo, "la transición hacia el vehículo eléctrico no se está abordando de manera realista; primero, porque la adquisición de un automóvil sigue siendo inasumible para un sector importante de la población. En segundo lugar, porque las infraestructuras de repostaje de recarga no están avanzando a la velocidad que se necesitaría.  Como tercer punto, por la crisis de suministros de baterías. Todas estas circunstancias no están contribuyendo a crear la situación de certidumbre que se necesita para poder dar ese paso hacia el vehículo eléctrico". Por ello, pide "aumentar las ayudas para la compra de vehículo eléctrico y los incentivos fiscales para tratar de renovar el parque automovilístico en España, que de media supera los 13 años de antigüedad". En esta línea, se encuentran los fondos Next Generation, que buscan contribuir a una economía más sostenible. Según García, son "una oportunidad histórica que debe utilizarse correctamente para realmente lograr una transformación profunda de la economía que nos libere de la dependencia de los combustibles fósiles". El representante de AEA coincide: "tenemos esperanzas puestas en el PERTE de los microchips y esperamos que no se quede en agua de borrajas, que lleguen esos 11.000 millones de euros que anunció el presidente del Gobierno en el mes de abril".

Sin embargo, para lograr una completa descarbonización, es necesario adaptar también el transporte marítimo, la aviación, el transporte pesado o la industria a alta temperatura, sectores con más dificultades en este sentido.

Greenpeace se muestra optimista frente a estas posibilidades, según manifiesta su Climate Unit Head: "existen estudios detallados sobre el potencial de las energías renovables en España, de su viabilidad técnica y de que el sistema eléctrico funciona al 100% con energías renovables, combinándolas todas adecuadamente. Y esta viabilidad no se limita al sistema eléctrico, sino que puede aplicarse al total de todos nuestros usos de energía. Todavía no hemos llegado a una transformación completa, pero estamos avanzando y cerca de la mitad de la electricidad que se consume en España en media anual ya procede de energías renovables". 

Además, es posible recortar las emisiones, por ejemplo, del transporte por aire mediante el concepto del empleo flexible del espacio aéreo (FUA). Este consiste en ajustarlo a las necesidades de cada momento, minimizando las reservas de espacio que obligan a dar rodeos para evitarlas, arrojando emisiones innecesarias. Asimismo, los propios consumidores pueden influir en minimizar el transporte de productos apostando por productos de kilómetro 0. Por último, existen ferris híbridos-eléctricos como los de ABB.

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