¿Cómo ha afectado Bolonia al sistema de becas universitarias? Muchos asumian que con los creditos universitarios desaparecerian, ha sido asi?
No creo que la construcción del Espacio de Educación Superior haya afectado de una forma decidida a los sistemas nacionales de becas vigentes en Europa. Lo que sí que ha influido en los tiempos más recientes ha sido la crisis económica y las restricciones de los gastos públicos. Si miramos al último decenio, se distingue con nitidez un cambio de tendencia en las becas universitarias. Los años del gobierno de Aznar son de regresión. Tras el comienzo en 2004 del periodo de gobierno socialista se produce un cambio de tendencia y se inicia una recuperación de la distancia que nos separaba respecto a otros países del entorno. Hay que recordar que España se hallaba diez años atrás a la cola de la Unión Europea en esta materia. La cuestión clave cara al nuevo tiempo de titulaciones de grado y máster está en que, sin que disminuyan las becas, se favorezcan otro tipo de ayudas como pueden ser los préstamos y créditos.
Hola, me gustaría saber su opinión sobre el plan Bolonia. ¿Cree que pueden reducirse algunas licenciatuas a cuatro años, sobre todo las carreras de ciencias...? Yo personalmene no. Además creo que con Bolonia las clases son más de instituto que de universidad.
Se trata de una nueva estructura de los estudios, con dos niveles. Primero el grado y después el máster para aquellos que quieran seguir profundizando en una determinada disciplina. Lo más extendido, en otros países que forman parte del EEES, es que los grados duren tres años y que los másteres sean de dos años. Aquí, España tiene una singularidad que la sitúa en una posición de desventaja respecto a otros países. El punto débil está en la formación avanzada denominada de máster. Cuando se utilizan buscadores para encontrar las mejores ofertas de este tipo de estudios en Europa, las ofertas españolas apenas aparecen. Que los estudios de máster en España tengan una duración inferior a dos años puede ser a medio o largo plazo un problema, y las universidades españolas se pueden situar en una posición de inferioridad o no competitiva con otras universidades europeas.
¿Cree que Bolonia y su nuevo método académico mejorará a los estudiantes de cara al mercado laboral y sobre todo en los objetivos que de una persona universitaria se espera de ella (cultura, conocimiento, respeto, ética, etc)?
La voluntad política es esa. Pero no hay ninguna garantía de que vaya a ocurrir. El cambio de estructura en la oferta académica debe posibilitar la aproximación al mercado laboral, pero ésta ocurrirá realmente si se adaptan los conocimientos que se imparten en las universidades a las expectativas ciudadanas y se forman a los jóvenes en prácticas y maneras que luego puedan beneficiarles en su vida profesional. La independencia en la búsqueda de información, no dependiendo sólo de los profesores o los textos recomendados, los trabajos colectivos, la capacidad de argumentar en público, etc., también deben formar parte de la educación universitaria.
Está claro que los estudiantes españoles tienen un problema a la hora de aprender un segundo o tercer idioma. ¿Cómo se puede mejorar esta deficiencia? ¿Se recoge en el Plan Bolonia un cambio sustancial en el curriculum universitario que nos equipare a otros países europeos en esta materia?
Ésta es una asignatura pendiente en la formación del capital humano en España. La cuestión fundamental estriba en si el aprendizaje de otras lenguas, muy especialmente del inglés, debe formar parte de los programas de estudio, con un tratamiento similar a las otras asignaturas de matemáticas o de historia. Pienso que no. Esa visión de la formación en idiomas de modo reglado es algo obsoleto. Las universidades deben disponer de unidades que presten este servicio en la formación de lenguas, pero al margen de la evaluación de créditos tradicionales.
Queria transmitirle la preocupacion de por qué los planes de estudios de las facultades y universidades tienen que ser aceptados por grupos de gestion externos, si las universidades, contitucionalmente, son autonomas.
Las universidades deben ejercer con la mayor intensidad posible su autonomía. En todos los ámbitos, también en el académico y en la definición de los contenidos de sus planes de estudio. Años atrás, durante muchos decenios, a la hora de implantar un plan de estudios lo importante es que cumpliese una serie bien pautada y reglamentada de controles previos. Tras la aprobación del plan, su seguimiento importaba menos. Y he aquí el cambio. Se han de evaluar los resultados obtenidos, la calidad de la educación, la influencia de los estudios realizados en la posterior trayectoria profesional. Por lo tanto, los planes de estudio no deben estar condicionados a la aceptación o no de grupos de gestión externos a la universidad, no obstante la evaluación de las propuestas académicas por colegas de otras instituciones, bien en procesos de acreditación o bien de aceptación inicial de temporalidad limitada, es una práctica habitual. Una forma de alcanzar un reconocimiento dentro de la comunidad universitaria global.
Hablando con varios profesores universitarios, me comentan que Bolonia desprestigia el esfuerzo del alumno y beneficia a los vagos. ¿Qué le parece? Muchas gracias por su atención.
No veo en qué desprestigia el esfuerzo de los alumnos. La clave de una educación superior mejor está en que sea activa. La universidad debe intentar sacar lo mejor de todos los alumnos, estimular su motivación y que la relación profesores-estudiantes crezca no significa que vaya en detrimento del esfuerzo de los alumnos, ni que beneficie a los vagos. Se trata de estimular habilidades y actitudes que hasta ahora no tenían la consideración adecuada.
¿Es cierto que Bolonia supone una privatización encubierta y progresiva de la Universidad Pública como aseguran algunos sectores de la misma?
No. Este ha sido uno de los estigmas que los opuestos al proceso de construcción de la universidad europea en curso le han dado de forma reiterada al cambio educativo. Por más que leo las declaraciones de Bolonia y siguientes, o los diversos desarrollos normativos, no encuentro una razón sólida que avale esa privatización. Me parece que más que otra cosa es el miedo que muchas veces tiene el ser humano a lo desconocido y la comodidad que da seguir hacia delante dejándose llevar por la inercia o la rutina.
¿Hasta qué punto permitirá el EEES la irrupción de las entidades privadas en las universidades públicas y en qué modo condicionará la supervivencia de carreras ''no rentables'' como algunos las consideran a las filologías y las Humanidades en general?
Eso sí que es mercantilismo, que algunos lleguen a cuestionar la supervivencia de las carreras que denominan "no rentables". Decir que si el número de estudiantes no supera un umbral de rentabilidad debe suprimirse un tipo de formación, llevado este argumento al límite, conduciría a un empobrecimiento de la universidad y a un abandono de su misión fundamental. No hay carreras rentables y no rentables. Hay que armonizar los valores de la formación y las oportunidades del empleo. Para aquellos que puedan tener una visión corta sobre las oportunidades que ofrecen unas titulaciones y otras les sugiero que analicen la relación entre los estudios y la ocupación posterior de los jóvenes formados en los campus americanos. Si hay una disciplina central en nuestra visión de la vida y de la cultura como europeos, estas son las humanidades. Es una responsabilidad de la acción política encontrar la armonía entre todos estos componentes plurales de la formación del capital humano de una sociedad que pretende ser avanzada.
¿Dónde ha quedado el movimiento de renovación de las metodologías educativas que usted y su Cátedra con el apoyo del Ministerio de Educación del cual era miembro designado por el Gobierno en el Consejo de Coordinación Universitaria?
Desafortunadamente en muy poco. Fue un movimiento amplio que ilusionó a cientos de profesores y que, tras su informe favorable en el Consejo de Universidades, se ha quedado simplemente en un mero documento de consulta. Es una pena.
¿Qué calificativo daría usted a la gestión y construcción del EEES que el Gobierno socialista y, en concreto, sus respectivos Secretarios de Estado de Universidades (S. Ordóñez, M.A. Quintanilla y M. Rubiralta) han hecho del Plan Bolonia? ¿Cómo cree que lo hubiera hecho el PP el proceso de adaptación? Muchas gracias.
Ha habido dudas y cambios de criterio. Se ha avanzado bien en unos momentos y en otros se ha paralizado el cambio. Alguna decisión no ha sido correcta, como la de que los grados duren cuatro años. Pero si comparamos esta tarea con la que hizo en el periodo inicial el PP, o sea desde el momento de la Declaración de Bolonia en el 99 hasta el cambio de gobierno en 2004, el resultado es evidente. En el primer borrador de la LOU, creo recordar que incluso no había ni un capítulo dedicado al Espacio Europeo de Educación Superior y durante más de cuatro años no se hizo casi nada, salvo dos decretos sobre cuestiones concretas, tales como el suplemento al título, el crédito como unidad de medida académica, etc.
Buenos días Sr. Michavila, ¿será de más valía una Agrícola por el nuevo plan de Bolonia, o similar y finalizar el actual ingeniero agrícola? Gracias, mis saludos.
La transición entre el modelo hasta ahora vigente y el nuevo derivado de la implantación de los planes de estudio denominados de Bolonia, requerirá unos años de ajuste. Los titulados por los antiguos planes deberán conocer cuáles son sus colegas más jóvenes, en qué son fuertes en su formación y, sobre todo, tener bien claro que el proceso formativo a partir de ahora será a lo largo de la vida. Lo aprendido al principio, y concretado en un determinado diploma, no garantizará nada al cabo de años si no se han ido añadiendo nuevas formaciones.
¿Para cuándo una universidad menos teórica y más acorde al mundo laboral?.
¡Por favor, cuanto antes! La universidad española, como se recoge en diversos estudios publicados al respecto, ha sido en el pasado más teórica que la de los países del entorno. La explicación es sencilla: la formación teórica es más barata que la práctica. La universidad española estaba peor financiada, aún lo sigue estando, y ello conducía a una formación con menos experimentación y prácticas dentro y fuera de los campus. Por tanto, a medida que mejora la financiación de la universidad será, en buena lógica, menos teórica y más acorde al mundo laboral. Sobre todo si se evalúa y se condiciona en parte la financiación a la satisfacción de los egresados sobre la formación recibida.
Estimado Sr. Michavila. ¿No cree que se ha llevado a cabo una bajada generalizada del nivel de exigencia en la universidad pública, acompañado de una desconexión entre los planes de estudio y las demandas del mercado? ¿No se debería contar más con las empresas para la definición de los programas a través de cátedras en las universidades, tal y como hacen Repsol, Endesa,...?
Con frecuencia se afirma que los estudiantes cada vez vienen peor preparados. Esto no es nada nuevo, ya era un lamento que hacía Aristóteles. Su perfil formativo ha variado, tienen unas habilidades que las generaciones anteriores no tenían, en el acceso a Internet, en las redes sociales, en la movilidad y el aprendizaje de lenguas en el extranjero, etc., y acaso en algunas disciplinas sus conocimientos son menores. Los datos de la producción científica de las universidades muestran que el impacto en diversas áreas de tipo experimental ha mejorado sustancialmente en los últimos veinte o treinta años. Dicho esto, no debe esconder lagunas o defectos que necesitan corrección. Las empresas punteras deben esforzarse en mayor medida en vincularse con las universidades y éstas conocer qué esperan de los futuros titulados. Falta movilidad de personas entre el mundo académico y el mundo laboral, pero sobre todo falta movilidad de ideas entre ambos mundos.
¿Qué opina del panorama universitario en Euskadi con las universidades de Deusto, UPV/EHU y Mondragon? ¿Y a nivel estatal? ¿Cree que hay demasiadas universidades?
No conozco en detalle el panorama universitario en Euskadi. Tengo buena impresión de la Universidad del País Vasco, de la de Deusto y la de Mondragón, pero no he tenido nunca la oportunidad de vivirlas día a día. En cuanto a la pregunta de si hay demasiadas universidades, que está volviendo a plantearse en los meses recientes, tras años de aceptación de que no era así, mi visión es clara: no hay demasiadas universidades, lo que hay es demasiado parecido entre muchas de ellas y falta pasar de una suma de universidades a un sistema universitario donde cada institución ocupe un lugar conociendo lo que hacen las demás, siendo complementarias e incidiendo sobre todo en sus fortalezas.
¿Cómo puede ser que no haya ninguna universidad española entre las 20 primeras del mundo y sin embargo si que haya tres escuelas de negocio entre las diez primeras todos los años? Es decir el saber hacerlo está hay, ¿por qué no se quiere?
El ejemplo de las escuelas de negocio es muy bueno y sus fortalezas debe ser un referente para las universidades. Las universidades pueden encontrar en ellas buenas prácticas de cómo organizarse, de cuánta flexibilidad deben incorporar en sus procesos de toma de decisiones y de los cambios que más temprano que tarde se introducirán en la gobernanza universitaria. Por cierto, del 6 al 8 de julio, organizado por la Universitat Jaume I se celebra un curso de verano sobre los Rankings Universitarios, sus beneficios y patologías. Este tipo de cuestiones serán allí tratadas por los especialistas más destacados. Espero con ilusión sus reflexiones y conclusiones.
Despedida
Bueno, como todo debe ser en su justa medida, y el número de preguntas ha sido bastante elevado, toca ahora decir adiós y dar las gracias. El debate universitario debe estar vivo, muy vivo en la sociedad. A menudo se dice que la sociedad valora bien a la universidad pero, por el contrario, se interesa poco por sus resultados concretos. Los universitarios y los ciudadanos que sueñan una sociedad mejor y más justa deben pensar en la universidad como solución más que como problema. El compromiso social de la universidad, es una de las claves de un futuro mejor para los europeos, para aquellos que pensamos que es un privilegio ser partícipes activos de la construcción de Europa. De una Europa que no puede ser la Europa de los banqueros, ni de los responsables de las crisis financieras, sino de una Europa de los ciudadanos. Una Europa en la que la educación es, quizás, la pieza fundamental.