Uno de cada seis gallegos tiene un monte de su propiedad. En una región dominada como ninguna otra por el minifundio y la atomización de la superficie forestal, no resulta extraño que el monte se sienta como una cuestión que afecta a todos y que su aprovechamiento tenga un papel esencial en la vida y en la economía de muchas familias a lo largo de todo el territorio gallego. La madera y sus derivados, como protagonistas de la nueva bioeconomía, son un valioso recurso en el presente, y una gran oportunidad de futuro en la generación de empleo y riqueza.
En Galicia se aprovechan, anualmente, casi 10 millones de metros cúbicos de madera, lo que para propietarios forestales particulares y comunidades de montes supone unos ingresos de unos 278 millones de euros, según las estimaciones de la Asociación Forestal de Galicia. Una riqueza repartida por todo el territorio gallego, principalmente en el medio rural, donde contribuye a generar actividad y rentas tanto a 450.000 propietarios particulares (y a otros 150.000 comuneros), como a los miles de trabajadores del sector. Este modelo no agota el monte, dado que se realiza una gestión sostenible del mismo.
El eucalipto como especie juega un papel fundamental en esta generación de riqueza al sumar el 60% de corta de madera al año en Galicia. La aportación de Ence, líder en la producción de celulosa, es esencial para el desarrollo del sector: es uno de los principales compradores de madera, contribuyendo a la generación de valor para suministradores, propietarios y asociaciones y empresas forestales.
La actividad de Ence como comprador de madera movilizará durante el 2020, casi 3,15 millones de metros cúbicos de madera, y el próximo año prevé aumentar esta cantidad. La empresa realiza de esta manera una inyección más de 210 millones de euros al año en el sector con la adquisición de su materia prima, siempre dentro del entorno de sus plantas. En línea con su objetivo de contribuir al desarrollo económico del medio rural, y como estrategia de suministro de producto de cercanía, la compañía promueve la compra de madera local. En 2020, todas las compras de madera se realizarán en Galicia, Asturias y Cantabria.
Este papel de los recursos forestales es especialmente notable en el medio rural, aquejado de una progresiva pérdida de población en el éxodo hacia zonas urbanas, donde el valor que genera el monte supone una importante inyección económica. Una fuente de riqueza verde que ha sido tradicionalmente utilizada para complementar las rentas del campo o generar unos ingresos extra en los hogares, y fundamental para sostener el tejido económico del medio rural en la crisis financiera de la pasada década, y lo está siendo en la actual crisis.
Reduciendo la huella de carbono
La compra de madera local, además de generar valor en el entorno próximo, contribuye a reducir los transportes y, con ello, la huella de carbono de su actividad de manera considerable. De este modo, a través de la adquisición de su materia prima, contrataciones y transferencia de conocimientos, Ence ayuda a dinamizar el sector forestal, contribuyendo a evitar el abandono de los montes y la despoblación de las áreas rurales.
Un eventual cierre de la biofábrica de Ence en Pontevedra supondría, con toda seguridad, poner fin a esta aportación de rentas al medio rural en Galicia, al desplomarse los precios de la madera por la falta de demanda de este recurso natural. Más aún: el probable abandono de los montes que ello supondría llevaría a consecuencias indeseadas, como son los incendios forestales que, provocados o no, no se producen por las especies de árboles y arbustos, sino que aumentan su extensión y virulencia en función del estado de gestión y conservación de los mismos.
El cierre de la planta supondría, en definitiva, la pérdida de los 5.100 empleos asociados de manera directa, indirecta o inducida a la planta (el 30% del personal en el sector forestal de Galicia dependen de la actividad de Ence), así como un duro golpe para los propietarios forestales de todo el Noroeste. Ahora que nos adentramos en la bioeconomía, el papel de los productos forestales es cada vez más importante, variado e innovador, donde el impulso al medio rural es ya una realidad.