Rafael Manzano Martos, arquitecto, académico y profesor de Historia de la Arquitectura, ha dedicado su vida al estudio del clasicismo, tanto en occidente como en el mundo islámico, restaurando múltiples monumentos en España y realizando una arquitectura que, dentro de la modernidad impuesta por nuestro tiempo, no ha renunciado nunca a los valores del legado clásico.
Como defensor de los mencionados valores, Rafael Manzano Martos fue ganador del Octavo Premio The Richard H. Driehaus Prize de Arquitectura Clásica, concedido en Estados Unidos en el año 2010, y promovido por el gran mecenas norteamericano Richard H. Driehaus, a través de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame de Indianápolis. Este premio está considerado como uno de los reconocimientos más importantes del mundo a una trayectoria profesional vinculada a la arquitectura clásica y la restauración.
Coincidiendo con la entrega del mencionado premio en Estados Unidos, Richard H. Driehaus anunció la creación de un nuevo premio en España con el nombre de Rafael Manzano Martos, en defensa del patrimonio urbanístico español y de la tradición arquitectónica española.
Objetivo. The Richard H. Driehaus Charitable Lead Trust y la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos) decidieron crear un premio en España para valorar la contribución de un profesional al campo de la arquitectura dentro del respeto a sus principios clásicos, bien en la restauración de monumentos y conjuntos urbanos de valor artístico e histórico, bien en la realización de obras de nueva planta integradas armónicamente en dichos entornos monumentales.
Premio. 50.000 euros en metálico y una medalla conmemorativa.
Colaboradores. Los promotores del mencionado premio llegaron a un acuerdo con FUNDACIÓN MAPFRE y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para que colaboren en la gestión del premio en España.
Ganadores. Luis Fernando Gómez-Stern e Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, XX Duque de Segorbe.
Luis Fernando Gómez-Stern (Sevilla, 1942). Es arquitecto, titulado por la Escuela de Arquitectura de Sevilla, comenzó muy pronto a trabajar en el grupo Otaisa (Oficinas Técnicas de Arquitectura e Ingeniería S.A.), donde rápidamente llegaría a ocupar el cargo de Consejero Delegado y luego el de Presidente, hasta fechas muy recientes. En su trabajo como arquitecto ha obtenido importantes encargos de proyectos por concurso público. En el curso 1972-1973 fue profesor encargado de cátedra de la Escuela de Arquitectura de Sevilla, pero no continuó su carrera docente por considerarlo incompatible con su extensa actividad profesional. Su concepto de la arquitectura combina la modernidad y la preocupación por la tradición y la cultura arquitectónica de la ciudad histórica.
Ignacio Medina (Sevilla, 1947). Es el XX Duque de Segorbe y Presidente de la Fundación Casa de Medinaceli, que dirige desde la por él restaurada Casa de Pilatos de Sevilla. Miembro de diversas instituciones internacionales de primer orden, Ignacio Medina dedica sus esfuerzos también a su trabajo como miembro del consejo de The Fine Arts Museum of San Francisco, del Instituto de Estudios Iberoamericanos de Argentina, del Consejo Internacional de Venetian Heritage, de la Real Fundación de Toledo y es Vicepresidente de la Asociación de Defensa del Patrimonio Save Europe y miembro del Advisory Board de la Hispanic Society de América, entre otros cargos. Es Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia y Académico de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla.
En colaboración con el arquitecto Gómez-Stern, ha restaurado también edificios como las Casas del Rey de Baeza en Sevilla (1992), las Casas Consistoriales de la misma ciudad (1990-1992) o el conjunto conocido hoy como las Casas de la Judería de Córdoba (2005-2010).
Proyecto ganador. En 1971 se constituyó la entidad ProSevilla por iniciativa de Ignacio Medina, involucrando a un grupo de empresarios e intelectuales de la ciudad para recuperar los sectores más degradados y detener la destrucción del centro histórico (no sólo de los monumentos y edificios singulares, sino también del caserío popular y de los espacios de relación y comunicación que configuran el tejido tradicional) pero su labor supuso, sobre todo, un importante esfuerzo para cambiar la sensibilidad imperante.
ProSevilla centró su actuación en los barrios de Santiago y San Bartolomé (donde están hoy Las Casas de la Judería) que se encontraban entre los más despoblados y que aglutinaban el mayor conjunto de arquitectura civil de la Sevilla histórica, incluyendo palacios, casas señoriales, conventos, corrales y casas populares. La intervención de ProSevilla consiguió salvar el corral del Conde (modelo esencial de la arquitectura popular sevillana después declarado Bien de Interés Cultural), el convento de Santa María de los Reyes, el palacio de Altamira (restaurado después por la Junta de Andalucía para la Consejería de Cultura) o la casa del marqués de Marchelina, entre otros muchos. A principios de la década de los 80 del siglo pasado, ProSevilla se disolvió.
El proyecto de restauración del conjunto conocido como Casas de la Judería, fue desarrollado posteriormente, entre 1980 y 2012, pero cumple los objetivos de ProSevilla, constituyendo la recuperación urbanística de un barrio tradicional que enfoca la rehabilitación de las casas que en él se ubican. Supone la mayor intervención de carácter privado en el casco histórico de Sevilla, uno de los más extensos del mundo. Su magnitud es de proporciones poco habituales en España, pues abarca 4 casas señoriales de arquitectura clásica y 15 casas de arquitectura popular -que suman 36 patios- en el entorno de las iglesias de Santa María la Blanca, San Bartolomé y el palacio de Altamira, sede actual de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, y en un perímetro que afecta a ocho calles.
Acabado en el año 2012, se ha realizado a lo largo de tres décadas, casa a casa, conforme a la lógica de la formación del barrio, manteniendo el sentido de su evolución. Ha sido un trabajo artesanal realizado sin planificación inicial respecto a su extensión y uso. Eso le confiere una virtud no buscada a priori como es su flexibilidad para la adaptación a distintos contenidos, permitiendo segregaciones y ampliaciones, lo que convendrá a su permanencia futura. El conjunto de 19 casas en la judería de Sevilla está destinado en la actualidad al uso hotelero y residencial y es el resultado de la revitalización urbana de un sector histórico de gran valor artístico del centro de Sevilla.
Las 4 casas nobles datan de los siglos XV y XVI, aunque alcanzaron su configuración actualmente reconocible en el siglo XVIII. Las casas populares son en su mayoría del siglo XVIII y pertenecían a militares o comerciantes, o fueron corrales que eran alquilados a familias. Las zonas interiores de unas y otras se fueron colmatando, desapareciendo patios, jardines y espacios libres, así como callejones y adarves que se han puesto de manifiesto en la actual transformación. El proceso de formación del barrio concluiría en los primeros años del siglo XX, comenzando a perder población desde entonces. A principios de la década de los 70 del siglo XX, las condiciones arquitectónicas de las casas eran deficientes, en proceso acelerado de desintegración dentro de un entorno de calles peatonales estrechas -algunas sin salida- que apenas conservaban vida ciudadana.
En la restauración se ha utilizado el lenguaje arquitectónico y las técnicas tradicionales con los medios auxiliares modernos así como materiales y terminaciones iguales a los originales que permanecían, usando para ello así mismo piezas de acarreo o materiales procedentes de derribos próximos.