Empresas y finanzas

La crisis acude al rescate de los Montes de Piedad que aumentan sus créditos un 11,6%

Prácticamente a diario medio mundo occidental se desayuna con graves noticias sobre el estado de la economía. Los efectos negativos de la crisis son innumerables y, en algunos casos, casi insondables. Sin embargo, como en todas las épocas de vacas flacas precedentes, existe un reducido grupo que, involuntariamente, se ve beneficiado por una coyuntura de estas características. Los Montes de Piedad representan un claro ejemplo de esta afirmación.

Su actividad, que nació en el siglo XV en Italia y era realizada por entidades benéficas en las que los pobres podían obtener sumas en metálico empeñando sus pertenencias para así satisfacer sus necesidades más primarias, estaba en declive en España desde los años 60. Desde aquella década ha experimentado una "tendencia paulatina a la baja, muy suave pero siempre a la baja", aclaran desde el área de Obra Social y Montes de Piedad de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).

Primero, la inmigración

Esa había sido la línea hasta el año pasado, cuando los efectos de la importante llegada de inmigrantes a España comenzaron a dejarse sentir. La actividad de los Montes de Piedad alcanzó entonces el equilibrio contable, es decir, que presentaba crecimiento cero. Esta circunstancia se producía por primera vez en años.

"La incorporación de inmigrantes procedentes del norte de África y de Latinoamérica ha sido clave para los Montes de Piedad. En esas zonas existe una gran tradición en el uso de estos mecanismos de financiación debido a la colonización francesa y española que respectivamente vivieron ambos territorios", señalan desde la patronal de las cajas de ahorros.

Giro completo

Pero el asunto no iba a quedarse ahí. El cambio de tendencia, que no había logrado ningún fenómeno anterior, llegó con... la crisis. Esa que parece conseguir todo lo que se propone y provoca que muchos ejecutivos afirmen: "Esto no había pasado jamás", en referencia a tal desplome en bolsa o cual imprevista quiebra de una entidad centenaria.

Así, en la primera mitad de este año, los 21 montes de piedad nacionales que todavía permanecen activos -aunque, en conjunto, son 25 los que tienen licencia para operar- habían concedido 134.923 préstamos, hasta un 11,6 por ciento más que en el mismo periodo de 2007. Y, además, su valor total superaba los 188 millones de euros, cerca de un 14 por ciento por encima de la cantidad del primer semestre del ejercicio anterior, según los datos que maneja la CECA. Con esos novedosos crecimientos, el número total de préstamos en activo ya se encuentra rondando los 400.000, casi un 9 por ciento más con que se cerraron los primeros seis meses de 2007. Objetivo conseguido: por primera vez en varias décadas los Montes de Piedad arrojaban un saldo positivo en las diferentes estadísticas que miden su actividad.

'Modus operandi'

Los Montes de Piedad dependen, en todo caso, de una caja de ahorros y "no tienen nada que ver con la compraventa de oro", subrayan desde la CECA. En España sólo admiten joyas, dada la facilidad que existe para tasarlas con los baremos internacionales, a pesar de que en casos muy excepcionales pueden llegar a pignorar obras de arte, pero no es lo habitual. No obstante, en otros países con menor desarrollo económico es posible empeñar enseres de otro tipo, tales como televisores o lavadoras.

"El planteamiento de los Montes de Piedad es cubrir costes y si ganan, se procede a reinvertir lo obtenido. Normalmente se tasa la pieza en un 70 o 75 por ciento de su valor con el objetivo de garantizar el préstamo realizado. A partir de la entrega del objeto comienza el plazo de un año para bien devolver los intereses, o bien liquidarlos junto con el principal y recuperar la joya. También cabe la posibilidad de renovar el crédito por otros doce meses", explica uno de los responsables de un Monte de Piedad consultado por este periódico.

En caso de impago de la alhaja entregada, ésta sale a subasta pública y, con el montante que se logre, la entidad acaba por compensar el capital que avanzó al cliente. Si la cifra fuera mayor que éste, el usuario se quedaría con la diferencia, el llamado excedente de subasta; mientras que, en caso contrario, el Monte de Piedad en cuestión asumiría la pérdida.

Consulte la información completa en la edición de fin de semana de diario elEconomista.

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