
El futuro inmediato se presenta muy volátil para el petróleo. Por un lado, la recesión sigue presionando a la baja su precio. Por otro, la inestabilidad en Oriente Medio y el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania ha provocado un fuerte repunte en las últimas sesiones. Seis meses después, el petróleo ha vuelto a dar señales de vida. No es que se haya acercado demasiado a sus máximos históricos: los 146 dólares de julio siguen muy lejos en el horizonte.
Pero el enfrentamiento armado en Gaza, que una vez más hace temer el suministro del crudo de Oriente Medio, y el enésimo conflicto entre Rusia y Ucrania por el bombeo de gas natural ha provocado un repunte de los que ya hace tiempo que no se veían: un 27,5 por ciento desde el 24 de diciembre, hasta los 46,7 dólares.
Todo esto aderezado por el recorte de cuotas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que extrae el 40 por ciento deñ crudo que se consume en todo el mundo. Todo esto, eso sí, sin olvidar el tenebroso panorama macroeconómico, con la recesión acechando muchas de las principales economías mundiales, que ha dejado la demanda de combustibles herida de muerte. Un panorama que invita a pensar en una fuerte volatilidad del precio del petróleo. Toda una oportunidad para invertir en él a través de los contratos por diferencia (CFD).
Conflicto en Israel
No faltan motivos para apostar al alza por el barril Brent, el de referencia en Europa. Por el momento, la violencia en la franja de Gaza parece lejos de solucionarse. Y el mercado siempre teme estos choques armados entre israelíes y palestinos porque alguno de los principales oleoductos que llevan el crudo iraquí hasta el mediterráneo atraviesan territorio de Israel.
Además, Rusia ha cortado ya de manera efectiva el suministro de gas natural a Ucrania, que a su vez es la vía de paso para el gas que Rusia vende a la Unión Europea (UE). Por el momento, los envíos a la UE no se han visto afectados, pero Ucrania ha amenazado con incautarse de los suministros con destino en los países comunitarios. Eso ha impulsado las compras de gasóleos de calefacción como alternativa por si se produjera en algún momento el temido corte.
Menor producción
Por si fuera poco, con la llegada de 2009 han entrado en vigor las nuevas cuotas de la OPEP. En diciembre, el cártel petrólero anunció el mayor recorte de producción de su historia: 2,5 millones de barriles diarios. No es habitual que sus miembros cumplan a rajatabla con estas imposiciones, pero han sido un ingrediente más en la reciente escalada del barril: a última hora de ayer se pagaba a 46,7 dólares, cuando antes de las fiestas navideñas llegó a caer hasta 36,6 dólares.
Los motivos para apostar a la baja, de todos modos, siguen intactos. La demanda sigue cayendo a plomo en muchos países, en línea con las pésimas perspectivas económicas para el nuevo año. Y, aunque ligeramente por debajo de lo previsto, las reservas de crudo en Estados Unidos, el principal consumidor mundial de oro negro, crecieron de nuevo la semana pasada, de acuerdo con las cifras del Departamento de Energía.