Si el Real Madrid fuera una compañía cotizada, estaría viviendo sus horas más bajas en el mercado bursátil
Visto y no visto. Así podría resumirse el paso de Fernando Martín por la presidencia del Real Madrid. Una historia que, si se extrapola al mundo empresarial, pondría los pelos de punta a cualquier inversor. ¿Quién estaría tranquilo dejando su dinero en manos de una compañía que tiene cuatro presidentes en un año? Nadie, porque un principio de la bolsa es vender cuando llega la incertidumbre.
De hecho, cuesta imaginar a los brillantes empresarios que copan la directiva del club merengue repitiendo este ejemplo en sus propias compañías. "Lo que hacen en el Madrid, no lo hacen en sus empresas", reflexiona el profesor del Instituto de Empresa, José Mario Álvarez. "En una compañía, sería muy raro que se cambiara de presidente tan rápido", añade Alfonso Jiménez, socio director de la consultora PeopleMatters.
La cúpula del Madrid está compuesta por prestigiosos empresarios, como Luis del Rivero, presidente de Sacyr, el financiero Juan Abelló o el naviero Fernández-Tapias. El dimitido Fernando Martín es uno de los promotores inmobiliarios más admirados de España, mientras que su antecesor en el trono madridista, Florentino Pérez, preside la mayor constructora de España, ACS.
Para todos ellos, sería muy difícil recordar una historia parecida en el mundo de los negocios. Una de esas excepciones sería Allied Domeq, que en noviembre de 2004 cambió su cúpula española por cuarta vez en tres años. Tanto baile de directivos refleja la inestabilidad que vivía el grupo. Pocos meses después, Pernord Ricard compró la multinacional de bebidas.
"En sociedades cotizadas, es muy difícil que esto ocurra y, cuando sucede, demuestra que el grupo atraviesa una situación de crisis", explica Jiménez. "Es más habitual en empresas medianas, pequeñas y familiares", añade Álvarez.
La inmobiliaria Fadesa, propiedad de la familia Jove, es un ejemplo. El pasado 3 de abril, relevó al consejero delegado, fichado un mes antes. La compañía dijo que había preferidio cortar por lo sano cuando detectó las diferencias de criterios con el ejecutivo, a pesar del impacto que tiene una decisión de este tipo en la imagen del grupo. De hecho, nada más conocerse la noticia, la bolsa penalizó al grupo durante tres jornadas seguidas.
El Real Madrid podría alegar un motivo similar al expuesto por Fadesa: prefirió cortar por lo sano, aunque esa decisión dañara el prestigio y la credibilidad del club. Pero, lejos de salir airoso, el club quedaría seriamente dañado con esta explicación, ya que deja en evidencia a toda sus junta directiva. El máximo órgano ejecutivo del Madrid eligió por unanimidad a Martín para, dos meses después, obligarle a dimitir.
"En una empresa no se pueden dar este tipo de bandazos, que implican cambios de estrategia y equipos. Cuando ocurre, se demuestra que el consejo es caprichoso, no reflexiona y no madura sus opiniones", destaca Jiménez. Una crítica que, si el Real Madrid fuera una compañía cotizada, se habría traducido en fuertes caídas.
Visto lo visto, todos los bandos han salido perdiendo
Texto Apoyo: Habrá elecciones. Previsiblemente, cuando termine la temporada. De ahí saldrá el nuevo presidente del Madrid (cuarto en un año) y su junta directiva. Una solución que dejará fuera de juego a los dos bandos ahora enfrentados, ya que todos deberán dejar su cargo al vencedor en los comicios. Si los socios del Madrid siguen la lógica empresarial, ganará el candidato que ofrezca un perfil más renovado. Ante crisis de este tipo, la ley del péndulo se impone.
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