Empresas y finanzas

Vuelta a la crisis del 93: la banca tendrá una morosidad del 9% el próximo año

La crisis ha provocado que la morosidad que soportan bancos y cajas se multiplique por tres en este ejercicio y las previsiones indican que la oleada de nuevos impagos llevará al sector a igualar o superar los porcentajes alcanzados durante la crisis de 1993, cuando se situó por encima del 8%. Y es que aunque las estimaciones oficiales indican que los dudosos alcanzarán un 5% para el conjunto del sector y un 6% para las cajas de ahorros, la realidad es que las entidades financieras realizan cálculos internos mucho más pesimistas.

Así, y según esos estudios internos, la morosidad alcanzará una media del 9% durante el próximo año, si se cumplen, a su vez, las previsiones generales para la economía española.

Esto también quiere decir que algunas entidades podrían llegar a soportar un índice de morosos de dos dígitos, algo no visto desde hace más de quince años.

Estos cálculos tienen en cuenta que, aunque la deuda de las grandes inmobiliarias que arrastran problemas de solvencia está en su mayor parte provisionada, el goteo de suspensiones de pagos en pequeñas empresas del sector seguirá alimentando la morosidad.

Donde se espera un deterioro más rápido y profundo, es en los créditos concedidos a particulares ya que aún, según diversas fuentes financieras, no se recoge la negativa evolución del desempleo en este ejercicio ni las adversas estimaciones de paro para el próximo año. Estas circunstancias harán que la morosidad mantenga su frenético ritmo de crecimiento en los próximos meses, hasta sobrepasar los registros de la crisis de los 90.

Ante estas perspectivas, la banca seguirá protegiendo su balance y sus cuentas de resultados de las circunstancias que se avecinan, al igual que ya lo han hecho con especial intensidad en los resultados del tercer trimestre del año. Para ello, utilizarán el colchón de provisiones genéricas acumulado en los años de bonanza por exigencia del Banco de España. Ahora bien, estos fondos para emergencia no llegan intactos, ya que la mayoría de las entidades los han utilizado parte para fortalecer sus cuentas. Por otro lado, las reglas de uso de estas provisiones no permiten su utilización completa durante un sólo ejercicio, por lo que tendrá un efecto amortiguador parcial.

Acabado el recurso de las provisiones, las entidades podrían intentar hacer plusvalías. No obstante, el momento económico juega en su contra. Por un lado, la crisis de liquidez y de financiación paraliza la mayor parte de las operaciones de compra de participaciones industriales. Si éstas, además, pertenecen a empresas cotizadas, la entidad vendedora tendría que estar dispuesta a asumir los precios actuales de las cotizaciones, que se dejan hasta un 60% de valor en 2008.

Aunque el panorama no es alentador, eso no quiere decir que bancos y cajas no puedan soportar niveles tan elevados de morosidad. El Banco de España, incluso, vaticina que se podrían asumir morosidades altas, de estos niveles, sin que incurran en pérdidas, pero eso sí, deberán hacer esfuerzos dolorosos para conseguirlo.

En el caso de los bancos, una tercera vía, además de las dos anteriores, es reducir el porcentaje de beneficio que destina a dividendos. El llamado pay out. Situado ahora entre un 45 y un 55%, el supervisor bancario ya ha sugerido que las dificultades del año próximo recomiendan que se tome esta medida, aunque por ahora, todos se aferran a lo que constituye el máximo atractivo para los inversores particulares.

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