Heredero de una estirpe de financieros, intenta reflotar el mítico diario de la izquierda francesa
Édouard de Rothschild solía saborear un bagel (rosquilla) de chocolate desde su amplio despacho del imponente Rothschild & Cie Bank en Nueva York, a dos pasos de Wall Street. No es habitual ver a un banquero dejar esa comodidad, desde el ombligo del capitalismo mundial, para reflotar un diario hundido en un país lejano, donde la protección social está por encima de los beneficios.
Ahora, Édouard de Rothschild prueba cada mañana un croissant en pleno centro de París, a dos pasos de la sede del diario Libération, uno de los estandartes de la prensa francesa que ha denunciado los excesos del capitalismo.
Desde enero de 2005, este financiero francés, nacido hace cincuenta años en Neuilly-sur-Seine, el municipio más rico de Francia situado a las afueras de París, es editor del emblemático diario inconformista fundado por Jean-Paul Sartre en 1973.
"Prometo respetar la independencia editorial, al director de la redacción y sólo preocuparme por remontar las pérdidas". Ésta fue la frase que pronunció Rothschild en su discurso de adhesión como principal accionista del diario humanista de izquierdas -conocido popularmente como Libé- en 2005.
Sin embargo, la realidad (la asfixia económica) llevo al financiero a cambiar sus intenciones. Y a derribar la esencia de Libé: reducir la protesta social para aumentar las páginas de publicidad. Después de invertir 20 millones de euros no ha conseguido redondear los 13 millones de pérdidas de este año.
A Rothschild se le ha acabado la paciencia y ha pasado de representar el papel de culto y refinado financiero a tomar decisiones drásticas en un diario idílico donde siempre ha importado más una buena foto que los ingresos por un anuncio.
Después de forzar la dimisión del intelectual contestatario Serge July, un icono en Libé y miembro fundador junto con Sartre del único diario de la izquierda que se atrevió a abrir su portada con un alegato en contra del estalinismo en pleno apogeo del comunismo intelectual en los años setenta, ha puesto en marcha un plan de despidos que afecta a casi la mitad de los periodistas del diario con sede en París.
Desde que se produjera el desembarco del financiero -cuya familia representa el epítome del liberalismo económico-, la dirección de Libération ha acometido reformas, como la salida de un suplemento semanal y la reducción de las páginas políticas.
Sin embargo, está lejos de recuperar los 60.000 ejemplares perdidos desde 1999. A principios de 2006, la difusión del diario cayó un 0,8 por ciento. Libération vende 140.000 ejemplares diarios frente a los 450.000 de principios de los noventa. Édouard el rojo, como se le conoce en la prensa conservadora francesa, es un Rothschild, familia precursora de la banca privada en el siglo XVIII.
Hijo del barón Guy de Rothschild, se ha forjado como financiero en Wall Street y en el banco suizo Rivaud. Entró en Libération de la mano del hólding del financiero Jean Goujon para convertirlo en el diario de los jóvenes del gran París. Pero los fondos aportados se han esfumado y ahora sólo hay crispación en una redacción que ha perdido la motivación de los tiempos del ex director July. Algo que será difícil de recuperar sólo con dinero.