
El cierre de Localia es una noticia que se veía venir desde hace tiempo. Concretamente desde agosto de 2005. En aquel momento la red de televisiones locales sufrió una convulsión de la que nunca se recuperó. El reparto de las licencias de TDT por parte del gobierno popular de Esperanza Aguirre en Madrid hizo añicos el proyecto expansionista que tenían previsto en Prisa con Localia.
Enrique Cerezo, productor de cine afín al PP, además de presidente del Atlético de Madrid, fue el gran vencedor. Sin tener experiencia en televisión consiguió licencias en todas las demarcaciones madrileñas en las que presentó su solicitud (un total de 10). José Frade y Federico Jiménez Losantos, también próximos a Aguirre, se llevaron también una de las partes más grandes de la tarta. Localia, sorprendentemente, se marchó de vacío a pesar de su amplia experiencia a nivel local. Desde el PSOE se calificó esta maniobra como una 'cacicada' de la Comunidad de Madrid.
Desde ese instante, la cuesta abajo de Localia ha sido imparable. Han sido tres años de constantes rumores acerca de la fecha de cierre que creaban una gran inseguridad laboral en los trabajadores. Su situación era alegal, ya que seguía emitiendo en analógico a pesar de no haber recibido ninguna licencia TDT. Lo único que había claro era la fecha máxima de cierre: 3 de abril de 2010, día en que se está previsto que se produzca el "apagón analógico".
"Esta vez sí que cierra"
Finalmente, el epílogo se ha producido en la mañana de este jueves, cuando el director de Localia Madrid, Carmelo Encinas, comunicaba la triste noticia en una breve reunión con sus empleados. Un importante grupo de trabajadores que pasarán a engrosar la lista del paro a partir del 1 de enero, con la excepción de las habituales recolocaciones en la zona noble de Prisa por parte los directivos de la cadena, que con el cierre cesarán en sus actuales puestos.
El cuento del lobo se ha terminado cumpliendo con Localia. "Esta vez sí que cierra", ha sido la frase más común en los últimos años en la sede de Gran Vía 32, aunque de tanto escucharla y no cumplirse, nadie se imaginaba que finalmente pudiera hacerse realidad. Esta vez es diferente, y el lobo ha llegado con la llave del cierre a la cabeza.