Las instituciones financieras estadounidenses deben a sus ejecutivos más de 40.000 millones de dólares de los sueldos y los planes de pensiones del año pasado, según publica The Wall Street Journal. La polémica surge por el hecho de que el Gobierno quiere controlar los salarios de los ejecutivos de los bancos que reciban dinero federal.
Pero por encima de los esfuerzos del Gobierno está el total que adeudan a los ejecutivos, que, por ejemplo, en las aportaciones de los planes de pensiones en algunos casos superan a lo que se adeuda al resto del total de los trabajadores.
La mayor parte de la suma viene de pensiones especiales para ejecutivos y compensaciones atrasadas, incluidos bonus de años anteriores. Sin embargo, algunos de estos pagos se realizarán en acciones, y dado el descenso del mercado, podrían haber disminuido sustancialmente.
Algunos ejemplos que cita el Journal serían Goldman Sachs, que le debe 11.800 millones de dólares a sus ejecutivos, JP Morgan (JPM.NY), que adeuda 8.500 millones de dólares y Morgan Stanley, que tendría que pagar a sus ejecutivos entre 10.000 y 12.000 millones de dólares.
Sin embargo, muy pocas firmas publican realmente el tamaño de las deudas con sus ejecutivos, y el diario explica que sus cálculos provienen de extrapolar los datos que sí están obligados a publicar. Goldman es una excepción y si los hace públicos. Las compañías no tienen dotaciones o acciones para estos pagos, y normalmente tiran de fondos propios cuando los ejecutivos abandonan la compañía.
Estas prácticas son perfectamente legales y muy habituales en los grandes negocios, no sólo en las entidades financieras. Pero en este sector, donde los ejecutivos reciben salarios enormes, han crecido especialmente.
Retrasar la compensación atrae tanto a empresas, que ahorran dinero a corto plazo, como a los ejecutivos, que retrasan el pago de impuestos y ven crecer sus cuentas retrasadas.