Empresas y finanzas

La sangría laboral no se acaba: habrá más despidos en el sector del automóvil

El sector del automóvil a nivel mundial no lo está pasando nada bien y no hay ningún indicador de que esto vaya a cambiar a corto plazo; más bien al contrario, todo tiende hacia la idea de que aún no hemos tocado fondo. En España parece que la crisis sea doble, una parte propia y la otra importada, sobre todo de Europa. La industria automotriz en nuestro país, sobre todo en lo que a fabricantes se refiere, está asentada en un porcentaje muy alto de exportación.

Nuestro mercado no llega a absorber nunca más del 18% de los automóviles que se fabrican y, por lo tanto, cualquier variación de la demanda europea a la baja, tiene repercusiones negativas aquí.

El mercado se resiente

Y eso es lo que está pasando. El mercado de Europa occidental se resiente y la demanda ha bajado de manera importante. Si a ello le sumamos que en España las ventas disminuyen en cifras cercanas al 50% (sumando turismos y vehículos comerciales ligeros), es fácil entender que los anunciados recortes de Ford (F.NY), General Motors (GM.NY) y Seat, no sean más que el comienzo.

Y eso en lo que se refiere a los fabricantes, pero no olvidemos a toda una industria de partes y componentes que se encuentra detrás y que, en contra de la opinión de su patronal, para muchos de ellos les supone una dependencia muy importante de su cliente principal: la marca de coches.

Los recortes de plantillas unos lo harán de una manera y otros de otra, pero todos tienen la orden imperiosa de sus casas matrices de ahorrar al máximo. Por ejemplo, Ford España ha aprovechado el cambio de modelo (un Fiesta por otro nuevo) para mandar al paro durante tres meses a una serie de trabajadores. Parece un caso puntual y, sin embargo, los sindicatos ven en ello una falta de previsión.

De hecho, en otras ocasiones no ha sucedido así y no ha sido necesario despedir a nadie. Existe además la realidad añadida de que no hay ninguna marca cuya central esté en España, ni siquiera Seat, se pongan como se pongan. Así, a finales de mes, la filial española de Renault recibirá la orden desde Francia de cuántas "bajas voluntarias" tiene que conseguir y el mismo camino parece que va a seguir Nissan en Barcelona.

En el Grupo PSA (Peugeot-Citroën), a pesar de un recorte de producción de casi 4.000 coches, por ahora no parece que vaya a afectar a la plantilla. De momento, en Vigo, pero dependiendo de cómo transcurra el mercado, esta idea puede cambiar. Y por el tipo de vehículos a fabricar, la fábrica madrileña de Villaverde corre más peligro. La decisión final, como sucede con los demás, se tomará en un país distinto al nuestro.

Cambio drástico

Parece que la crisis va a durar cuanto menos un año más a partir de ahora y, lo que es peor, nadie sabe a ciencia cierta cuando se tocará fondo. Al final, todas las empresas del sector van a pasar por el aro tarde o temprano. Independientemente de la crisis económica, en España deberíamos empezar a cambiar nuestra idea de cómo está estructurada la industria.

Por un lado, el Estado quiere disminuir de manera drástica la dependencia del combustible derivado del petróleo. Por otro, ya no somos una "bicoca" para la industrial del automóvil y las nuevas fábricas que se crean lo hacen en países en vías de desarrollo.

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