
Sabes que tu producto es para un mercado de nicho cuando las existencias deben sobrevivir al rozamiento de la atmósfera terrestre a 260.000 kilómetros por hora, y ser rastreadas y encontradas durante días, antes de llegar a tu almacén.
El problema para el vendedor de meteoritos no es tanto buscar quien lo compre, como ponerle precio a una roca cuya escasez es evidente y cuyo aprovisionamiento es completamente irregular.
Así lo reconoce James Hyslop, el especialista al que la casa londinese Christie´s le ha encargado que organice una subasta inédita el próximo 20 de abril con 76 rocas del espacio.
Hyslop cuenta que tradicionalmente los meteoritos se valoraban por su masa: ande o no ande, la piedra grande. Pero los coleccionistas han empezado a refinar sus gustos cada vez más, y ahora consideran también el aspecto e incluso la historia de la roca.
"Nosotros usamos la regla de las cuatro eses", explica, refiriéndose a las siglas en inglés de las características más valoradas: tamaño, forma, ciencia e historia".
Del tamaño ya hemos hablado, así que hay que referirse ahora a la forma. Y la más valorada es también la más escasa. Cuando caen a la Tierra, los meteoritos giran de forma incontrolada la mayor parte de las veces, lo que les da una apariencia que puede recordar en cierto modo a la de una albóndiga.
Preciados escudos
En contadas ocasiones, sin embargo, el bólido se estabiliza y cae enfrentando una misma cara durante toda su trayectoria. Eso hace que en uno de sus lados se cree una forma apuntada, como un escudo que recuerda al de algunas naves espaciales. Y esa es precisamente la forma que los compradores más aprecian.
Las características tres y cuatro son algo más difíciles de valorar. Gustan especialmente en el mercado los pedazos de la corteza lunar o incluso marciana. Son rocas que salieron despedidas tras un impacto en nuestro satélite o en el planeta rojo, vagaron por el espacio durante millones de años, y terminaron cayendo en nuestro patio trasero.
"Todavía siendo una excitación como la de un niño, cuando sujeto con mis manos un trozo de otro mundo", explica Hyslop, que ha terminado su complicado trabajo con un rango de precios para todos los bolsillos.
Por unos 300 dólares casi cualquiera se puede llevar un pedazo del famoso meteorito de Toulon. Algo más de ahorros harán falta para hacerse con el mayor de los meteoritos con forma de escudo de los que se han encontrado hasta la fecha, que sale a subasta por 1 millón de euros. Por cierto: además del dinero, prepare una carretilla elevadora. Porque esta última piedra pesa 650 kilos.