
Las cuentas de Grupo Cajamar están marcados por dos aspectos de efectos contrarios. En primer lugar, las menores plusvalías por operativa con deuda, que presionan hasta hacerlos retroceder, al margen bruto y al margen de explotación. En segundo lugar, las pérdidas por deterioro de activos bajan un 70%, y que permiten que el beneficio bruto alcance 58,8 millones y el neto 70,2 millones. El año pasado, el beneficio bruto tuvo unos números rojos de 2,9 millones, mientras el neto, tras aplicar créditos fiscales, tuvo un resultado positivo de 37,1 millones de euros.
La entidad destaca que si se descontara el efecto del carry-trade y las plusvalías del ROF (resultado por operaciones financieras), el margen de intereses crecería no un 6,89%, sino un 9%, mientras el de explotación no caería un 46%, sino que aumentaría en cerca de un 19% respecto el año anterior, lo que indicaría una mayor fuerza del negocio típico bancario.
La rentabilidad, medida como ROE (rentabilidad sobre recursos propios), mejora en 1,22 puntos, para situarse en 2,56%, aún por debajo de la media del sector.
Menos dudosos
El Grupo Cajamar, por otro lado, atribuye el recorte de la morosidad, que queda en el 15,88%, a la caída de la cifra de activos dudosos en un 11,6%.
Grupo Cajamar aumentó el crédito nuevo un 11,8% dirigido especialmente a sus segmentos estratégicos, pymes y sector agroalimentario.
En cuanto al volumen de negocio, los activos en balance suben un 12,3%, hasta 40.461 millones de euros y el volumen total gestionado sube en un porcentaje similar, un 12,2%, hasta 68.419 millones. La entidad atribuye esta evolución a la contratación de productos fuera de balance, como los fondos de inversión, cuyo volumen sube en 2015 en un 41,5%.