Polvo de ladrillo o líquido anticongelante. Ésta es la composición de algunos medicamentos y jarabes vendidos en países subdesarrollados con consecuencias fatales para la población. En los países occidentales todavía no se han detectado casos tan extremos, pero tanto los gobiernos como la industria farmacéutica prefieren curarse en salud y prepararse ante el incremento de las falsificaciones registrado en Europa, sobre todo a través de Internet.
Farmaindustria pidió ayer el desarrollo de una legislación europea que equipare los delitos por falsificaciones al nivel del tráfico de drogas y la aplicación de sistemas seguros de identificación de envases que sean universales para todos los países europeos.
Son dos de las medidas avanzadas por la patronal farmacéutica para frenar un fenómeno "relativamente nuevo, difícil de detectar y muy lucrativo", según aseguró el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.
Aumento del 384% en un año
Las cifras son contundentes. El último informe de Aduanas de la UE contabilizó un total de 2,7 millones de envases de medicamentos falsos incautados en las fronteras europeas en 2006, lo que supone un alza del 384 por ciento en un solo año.
La Organización Mundial de la Salud calcula que las falsificaciones representan ya entre el 6 y el 8 por ciento del mercado mundial y moverían un negocio cifrado entre los 30.000 y 40.000 millones de dólares al año, con unas previsiones de dispararse hasta los 75.000 millones en 2010. Existen, además, muchas evidencias de que las falsificaciones introducidas en los mercados europeos no se reducen tan sólo a los fármacos llamados de "confort", como aquellos contra la impotencia sexual o la obesidad.
Las redes de traficantes han ampliado su diana a medicamentos que "salvan vidas", lo que incluye tratamientos contra el cáncer, enfermedades cardiovasculares y trastornos mentales o infecciosos, según recoge la consulta legal lanzada por la Unión Europea en marzo para luchar contra estas falsificaciones.
Otra realidad inquietante del avance del comercio fraudulento de medicamentos es que los falsificadores también han logrado introducirse en la cadena oficial de distribución farmacéutica y no se limitan a la venta por Internet.
Medicinas falsas al alcance del consumidor
En Reino Unido se han descubierto agujeros en la distribución por los que han colado medicinas falsas que han llegado hasta los consumidores en, al menos, cinco ocasiones. Por eso, Farmaindustria reclamó ayer la prohibición del reempaquetado de envases por terceros, una actividad legal que realizan los operadores europeos que trabajan en el comercio paralelo de fármacos para sacar ventaja de las diferencias de precios entre países.
De momento, la cadena farmacéutica en España no ha registrado ningún incidente de este tipo. Según la directora general de Farmacia del Ministerio de Sanidad, María Teresa Pagés, "en el canal oficial no existen medicamentos falsificados, pero hay que adoptar medidas", reforzar las inspecciones o fomentar la trazabilidad de los medicamentos, advierte, porque "la preocupación aumenta a nivel social".
Un elemento fundamental para la lucha contra el fraude es el futuro Real Decreto de trazabilidad de fármacos, pendiente de desarrollo, que deberá decantarse entre un sistema de identificación de envases por radiofrecuencia o uno de código bidimensional más barato, como quieren los laboratorios.
Pagés recalcó ayer que "cualquier venta de medicamentos es ilícita hasta que no se desarrolle el artículo 2 de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios, que abre la puerta a la venta de fármacos a distancia para tratar síntomas menores que no requieren receta.