La Eiopa, dispuesta a cambiar Solvencia II, sin desligar el exigido colchón de capital de los riesgos
No es usual escuchar, en los tiempos que corren, disposición por parte de una autoridad financiera a retocar sus reglas. Pero ayer el director general del regulador europeo de seguros (Eiopa, por sus siglas en inglés), Carlos Montalvo, se mostró abierto ?a cambiar Solvencia II, si es necesario? en favor de un estándard internacional que garantice un campo de juego nivelado.
La oferta se enmarca en la consulta abierta por el colegio que aglutina a los supervisores de seguros de 190 jurisdicciones en más de 140 países (IAIS) con intención de concluir los trabajos en 2019, si bien Montalvo consideró demasiado ?optimista? acabar en calendario.
El jardín normativo actual representa un quebradero de cabeza a entidades globales e internacionales y una barrera de entrada a rivales. ?Una compañía que opere en 100 países diferentes, tiene 100 registros distintos de reportes, 100 distintos de solvencia y debe consolidar?, refirió tras participar en el XXII Encuentro del Sector Asegurador organizado por ABC con el patrocinio de Mapfre y Deloitte. La idea es aligerar la carga y supervisión con un marco compatible para grandes y pequeñas empresas dentro de una nueva Solvencia II.
Tras quince años de trabajos y calibraciones de sus impactos, Solvencia II fijará reglas al seguro europeo a partir de 2016 que suponen un salto de escala porque ligará el colchón a construir de recursos propios al riesgo realmente incurrido (inversión, mercados, negocios, liquidez, etc) frente al marco actual, que vincula el capital al balance.
La Eiopa fija varias líneas rojas infranqueables: no cederá en la alineación de la realidad del negocio con la carga de capital conseguida con Solvencia II -es decir, un sistema basaso en el riesgo-, quiere un esquema que cuantifique los activos y pasivos de manera constante, genere incentivos e imponga gran transparencia.
La batalla enfrenta de forma especial regímenes exigentes como el europeo con otros más laxos como el de Estados Unidos que, en la práctica, suponen barreras de entrada para las compañías. ?Hay una diferencia muy grande, que si la cuantificas puede ser del 25, 35 ó 40 por ciento desde el punto de vista de capital. Si yo hago el mismo negocio y necesito un 30 por ciento más de capital, lo más seguro es que me acabes expulsando. Es el tipo de situación que, a nivel global y en todos los mercados, queremos evitar?, explicó Montalvo.
El reto de recuperar terreno
El marco europeo supone, en cualquier caso, una exigencia muy superior que el sector confía en España en cumplir sin dificultades, según defendió la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos. La patronal efectuó, sin embargo, un diagnóstico desafiante del futuro que encara esta industria. ?España se sitúa como el peor mercado de referencia en debilidad comparativa? aunque siga exhibiendo rentabididades superiores, refirió González de Frutos en constatación de que el impacto de la crisis impide aún hoy retornar al crecimiento en ramos como el de vida y autos, frente al auge con que remontan el bache ahí Alemania, Italia ó Francia.
El convencimiento de que el sector sería capaz de progresar a ritmos superiores al PIB al ser un mercado aún inmaduro en Europa se ve frenado por factores exógenos: la menor renta de los hogares hizo caer en 2014 la contratación en todos los ramos, incluído autos. Si los hábitos de los particulares se consolidan, el sector deberá realizar esfuerzos ?adicionales, imaginativos? para recuperar terreno, sugirió la presidenta de Unespa.