Empresas y finanzas

El espionaje, una táctica de algunas compañías para evitar los robos

Cadenas de autoservicio y almacenes, algunos de los que más lo utilizan

Javier González trabaja en una empresa de espionaje. Su labor consiste en coordinar a investigadores encubiertos para obtener información dentro de una empresa que tiene problemas de robo de mercancía, fuga de información, fraudes, acoso laboral, sabotaje a maquinarias o hasta delitos graves como asesinatos.

Los clientes de las compañías de espionaje, relata González, son cadenas de autoservicios, departamentales, almacenes, distribuidoras, empresas de transporte público, alimentos, bebidas y call centers. La mayoría son grandes y reconocidos corporativos, pero Javier pide omitir sus nombres para resguardar su seguridad.

Los servicios de espionaje se contratan en su mayoría por recomendación. Cuando una compañía está interesada en detectar qué empleado roba su mercancía, contrata a la empresa de Javier y el coste de cada infiltrado ronda entre 500 y 800 euros mensuales (entre 10.000 y 15.000 pesos) en promedio. El investigador recaba la información y nos damos cuenta de quién es la persona que está robando, entonces se hace una evaluación y se da una perspectiva al cliente de qué hacer.

Las empresas que contratan nuestro servicio tampoco saben quiénes son los infiltrados para evitar que bloqueen su trabajo.

"A los investigadores se les capacita para extraer la información, nosotros publicamos una vacante en el periódico para el puesto a ocupar en la empresa que se investigará y si la persona tiene experiencia en esos cargos pasa, necesitamos que haya estado en puestos semejantes y al final una psicóloga los trata y les dice cómo será el trabajo", añade.

La investigación

En México operan empresas dedicadas a la investigación privada como Detectives e Investigadores Privados Muriel, Selectiva, Inveprimex y Detectives Privados Incopri, que en algunos casos tienen relación con la WorldAssociation of Professional PrivateInvestigators (WAPI). El contacto se realiza solo por teléfono o por sitios web.

"Nuestra empresa cambia de ubicación cada tres o cinco años para evitar las demandas legales, por este motivo también tienen distintas razones sociales ante Hacienda", revela el entrevistado. De acuerdo con documentos y expedientes en poder de El Universal, el proceso de investigación de un espía consiste en obtener información básica sobre las relaciones y acciones de los empleados que trabajan en el área específica de una empresa, para elaborar un diario con los detalles de las revelaciones.

"Los investigadores envían el diario a través del correo electrónico, en él escriben los sucesos más importantes con respecto a seguridad, malas prácticas, sindicato, robo, mandos medios o el punto de interés de la investigación", explica González.

El formato de un informe incluye el nombre del investigador, empresa, horarios, puestos, turnos y fecha de elaboración.

En el documento se detalla la hora de llegada a la compañía con los eventos a destacar y concluye con la hora de salida del trabajador. Este tipo de informes son de una cuartilla por día.

"Los investigadores asisten a una entrevista cada semana con nuestra empresa para corroborar los hechos que se relatan en el informe".

Los informes son entregados a los clientes (las empresas que contratan los servicios de investigación) para una retroalimentación, aunque en caso de situaciones urgentes como robos, huelgas sindicales, colusión de guardias y de trabajadores, incendios o accidentes, se informa de manera inmediata con el cliente a través de un enlace telefónico.

Los salarios promedios para un investigador ronda entre los 600 euros mensuales (9.000 pesos), indica González. Su sueldo se compone de dos partes: el dinero que gana dentro de la empresa que investiga, es decir, como ayudante general, chofer, supervisor o gerente, además de un pago adicional que hace la empresa de espionaje.

"Nuestra empresa no se entromete en delitos, aunque siempre procura llegar al final de las investigaciones, pero cuando los clientes quieren hacer algo que va contra la ley nunca accedemos. Algunos clientes nos dicen que otras empresas si lo hacen, pero no me consta", explica Javier.

Gerardo Rodríguez Lara, profesor de seguridad nacional y coordinador académico del Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia (CESIJ), recordó que el espionaje privado ha existido desde el inicio del capitalismo moderno, pero se detonó en el siglo XX y ha venido en aumento en medio de una férrea competencia en el mercado.

"Las empresas para no meterse en problemas subcontratan compañías llamadas de inteligencia que pueden hacer investigaciones arbitrarios y también hay empresas ilegales que pueden hacer investigaciones ilegales, por eso no les gusta salir y venderse como empresas de espionaje", explicó.

El marco jurídico que regula este tipo de actividades, comentó el especialista, son el Código Penal Federal, la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y la Ley de Seguridad Nacional, entre otras, ya que la autorización de un juez es necesaria para realizar cierto tipo de investigaciones y de lo contrario podría caerse en un delito.

Iliana Rodríguez Santibáñez, investigadora del Tecnológico de Monterrey, consideró que con una investigación ilegal puede violentar el entorno de seguridad de una compañía, por lo que es necesario mejorar la certidumbre jurídica para las empresas y reforzar sus códigos de ética.

"El espionaje a las empresas siempre ha existido, lo que influye es que el crecimiento en el uso de Internet y otros medios ha facilitado el espionaje industrial", indicó.

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