Empresas y finanzas

La industria del porno estadounidense pega el gatillazo ante la crisis

Seamos sinceros, por muy mal que estén las carteras el vicio vende. Entre deshaucios inmobiliarios, reajustes hipotecarios y sangrías de efectivo nadie se priva de sus cigarritos, sus copas y, como no, algún que otro díscolo vídeo pornográfico para el placer personal o en compañía. Determinadas industrias han sorteado con el mejor de los saleros cada recesión o mala racha jugada por la economía mundial.

Sin embargo, en el caso del porno, la interacción de varios factores, como la falta de interés por parte del consumidor o la posibilidad de acceder de forma gratuita a los YouTube subidos de tono, están haciendo mella entre los grandes estudios.

Y entonces llegó Internet

Hasta no hace mucho, los ficticios jadeos, las imposibles posturas y las más descocadas fantasias sexuales sólo eran accesible a través de las clásicas revistas y los DVD, dejando a un lado al démodé videocassette. Gracias a la limitada distribución de formatos, las grandes compañías del porno se garantizaban una clientela fiel que, contra viento y marea, consumían productos independientemente de la marcha de la economía internacional.

Esta prosperidad comenzó a truncarse cuando Internet dejó de ser un lugar elitista para convertirse en una red de masas. La aparición de portales de descargas y visionados de vídeos como YouTube, dieron paso al acceso de material audiovisual gratuito.

Claro está, que los lumbreras de la red no dudaron en pervertir estas aplicaciones y crear sites tan conocidos como XTube o Pornotube. A partir de entonces, el consumidor de porno ha podido acceder a un interminable catálogo de vídeos sin pagar un solo chavo. Eso sí, dichos portales, como ya lo hace YouTube, han tenido que lidiar con demandas por infracción de los derechos de copyright de las grandes compañías de producción de la industria.

Los efectos del crudo

Steve Orenstein, presidente y fundador de Wicked Pictures, una veterana compañía dedicada a la producción de porno, reconocía a la revista Wired que "antes eramos completamente inmunes a las crisis pero ahora hay que estar muy ciego para no ver los problemas que se avecinan".

Lo cierto es que cuando hablamos del alza en los precios del crudo sólo podemos pensar en los depósitos de los automóviles pero lo cierto es que el coste del oro negro pasa factura a todos los niveles. De hecho, en el caso de un estudio de material pornográfico, los 4 dólares por galón que cuesta alimentar a un coche, aumenta considerablemente los costes de distribución de los DVD, cuyas carcasas también están fabricadas de un material procedente del petróleo.

Para colmo el coste para fabricar los propios discos también ha subido. Con este panorama, si la compañía no quiere perder dinero debe aumentar el precio del producto e intentar rebajar los costes de producción. Los clientes pueden llegar a pagar entre 40 y 50 dólares por un DVD pornográfico.

Uso pirata de material en la red

Los alquileres y ventas de DVD porno han descendido entre un 10 y un 15 % en los últimos meses. A los devenires del precio del crudo, habría que sumar el uso pirata de material en la red, que no sólo se reduce a portales de descargas de videos sino también al intercambio de archivos online a través de fuentes P2P.

Vivid, uno de los estudios más conocidos de la industria, ganaba cerca del 80 % de los 100 millones de dólares anuales en ingresos gracias a la venta de DVD. Ahora ese porcentaje se sitúa ahora en el 50 %, lo que indica la mala racha que azota al porno.

Según Video Business.com, la venta de DVD pornográficos durante el primer trimestre de 2008 alcanzaron 5.600 millones de dólares, un 0,3 % menos que el año pasado mientras que los alquileres descendieron alrededor de un 5 %. Las soluciones a la crisis están a la orden del día. Compañías como SugarDVD, emplean servicios similares a Netflix, es decir alquilan DVD por correo a sus suscriptores a través de una tarifa plana.

XTube, sexo amateur en la red

Esta web canadiense con cerca de 200.000 vídeos, de entre 30 segundos y 2 minutos de duración se ha convertido en una de las referencias del porno online, tanto para los clientes amateur que suben sus videos como para algunos estudios, que ceden previsualizaciones de sus últimos lanzamientos para incitar a los usuarios a comprar sus DVD. Al fin y al cabo, un 1 por ciento de los visitante únicos del portal compran DVD en el mismo site, lo que supone millones de dólares en ingresos anuales.

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