Por Sabina Zawadzki
REIKIAVIK (Reuters) - Islandia anunció el lunes que aplicará un impuesto de un 39 por ciento a los acreedores que quieran sacar del país activos de bancos cerrados, una primera medida para levantar los controles de capital implementados desde la crisis del 2008.
El Gobierno espera que el gravamen evite un éxodo repentino de capital que podría perjudicar a la moneda -la corona- y a la economía, en momentos en que se recupera del espectacular colapso del inflado sector bancario de la isla siete años atrás.
Pero algunos acreedores con miles de millones de dólares en activos congelados en tres bancos podrían emprender acciones legales contra el país, arriesgando años de procedimientos que mantendrían a Islandia fuera de los mercados internacionales.
El Gobierno dijo que los inversores con activos islandeses, como bonos soberanos, podrían también sacar el dinero del país vendiendo coronas al banco central. Alternativamente, podrían reinvertir su capital en nueva deuda del gobierno que se pasará a coronas en el momento del vencimiento.
Como el banco central controla el tipo de cambio, los inversores que usan sus subastas de monedas para repatriar su dinero obtendrían un precio menos favorable por sus coronas que en los mercados de divisas.
"El valor total de los activos que subraya el problema abordado por la estrategia de las autoridades es de unas 1.200 millones de coronas islandesas", dijo la agencia de deuda del Gobierno en un comunicado.
Esa cifra supone casi 9.000 millones de dólares, aunque debido a los controles de capital es difícil determinar un tipo de cambio.
Islandia impuso controles sobre el movimiento de capital siete años atrás, después de que sus tres bancos más grandes, Glitnir, Landsbanki y Kaupthing, cayeron bajo el peso de sus deudas mientras se extendía la crisis financiera global.
Con los activos del sector bancario otrora calculados en 10 veces más que el Producto Interior Bruto islandés, su espectacular desplome se convirtió en el símbolo de la codicia y la mala gestión del sistema financiero global y de la incapacidad de los gobiernos para controlarlo.
El anuncio del lunes siguió a un debate hasta altas horas de la noche del domingo en el Parlamento, que cubrió lagunas respecto a las transacciones que podrían hacerse usando dinero de los bancos cerrados.
El Gobierno estimó en marzo que los acreedores de los bancos cerrados tenían unas 500.000 millones de coronas islandesas (3.750 millones de dólares), casi un cuarto del PIB del país, en activos recuperados que querrían repatriar.
Una cantidad equivalente al 15 por ciento del PIB invertida por extranjeros en activos islandeses, como bonos del Gobierno, también fue congelada y las autoridades temen que pudiera salir del país cuando se levanten los controles.
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