
Cuando en 1991 José María Casanova empezó a producir los gazpachos en brik en una pequeña fábrica en Puente Tocinos (Murcia), la mayoría le tachó de loco. ¿Cómo era posible envasar en un cartón un producto tan casero y propio de la gastronomía española?
Hoy, 15 años después, aquella pequeña empresa, Alvalle, está integrada dentro de Tropicana, filial del grupo Pepsi. Imitada por casi todos sus competidores, es líder en su sector y este año facturará 40 millones de euros.
P ¿Qué aporta una multinacional como Pepsi a la empresa?
R La posibilidad de convertir al gazpacho español en un alimento global. Hoy estamos exportándolo a países como Francia o Bélgica. Estamos creciendo a un ritmo anual del 20 al 30 por ciento y el éxito es tal que hemos tenido que duplicar la capacidad de la planta. Si todo sigue igual, en 2010, posiblemente, tendremos que trasladarnos a otra fábrica.
P La empresa ha cambiado de manos varias veces y usted sigue siempre al frente. ¿Por qué?
R Alvalle nació como un proyecto de investigación sobre productos refrigerados de alta calidad. Hay que tener en cuenta que hasta 1991 no empieza a funcionar la fábrica. Primero entró en el capital la antigua firma de inversión AB Asesores y luego, tras un intento de Puleva de hacerse con la compañía, fue adquirida en 1999 por Pepsi. Los directivos nos comprometimos entonces a permanecer un mínimo de cinco años. Ya han pasado y aquí estamos.
P ¿Pepsi era la única candidata?
R No, había varias ofertas, pero les elegimos como finalistas a ellos y a Gallina Blanca y al final fue el grupo norteamericano el que se quedó con el cien por cien de la empresa. Presentaron la mejor oferta posible y estamos muy satisfechos de la elección.
P Tienen el 40% del mercado, pero hoy hay más competidores, ¿se han sentido imitados?
R En estos últimos años, Alvalle ha sufrido un fuerte espionaje industrial. Hace unos años, por ejemplo, he tenido que despedir a dos técnicos por deslealtad, que luego han fichado por un competidor. Hace sólo diez años, el gazpacho era un producto que no existía y hoy hay numerosos fabricantes que se dedican a ello.
P ¿No han denunciado nunca la situación?
R Antes era partidario de emprender acciones legales para que dejaran de copiarnos y que otras empresas no pudieran utilizar información privilegiada que habían sacado incluso de nuestras instalaciones. Pero en Pepsi me convencieron de que las batallas se ganan en el mercado y no en los tribunales. Hoy, creo que tienen razón.
P ¿Y qué puede hacer en ese sentido Alvalle?
R Debemos liderar la innovación. Muchas veces nos acusan de ser los más caros del mercado, pero yo siempre respondo que nuestro producto sigue valiendo lo mismo que al principio. Somos muy rigurosos con la calidad. Los tomates que nosotros no queremos, hay otros que los utilizan.
P Y copiar, también tiene sus riesgos para los que lo hacen.
R Es evidente. Hace unos años lanzamos al mercado cremas refrigeradas (con sabores de zanahoria y cebolla) y hubo quien intentó imitarnos. El problema es que luego el producto no acabó de funcionar y nosotros nos retiramos a tiempo (en enero de 2005), pero otros están pagando todavía las consecuencias.