Fernando Martín, presidente de Martinsa-Fadesa, invirtió 190 millones de euros en proyectos internacionales contando con el apoyo del ICO. Ahora, las entidades implicadas, principales afectadas por el concurso de acreedores, critican la falta de palabra del Ejecutivo. "Es una vergüenza que sacáramos adelante 4.000 millones y todo se pierda por 150 millones", señalan.
Diciembre de 2007. Todavía faltan tres meses para la celebración de los comicios generales y dos para que arranque la campaña electoral. Pero los movimientos de ficha políticos ya han comenzado. Hay mucho en juego, demasiado, y cualquier noticia que cerciore la crisis económica amenaza con inclinar la balanza en contra del Gobierno.
En medio de este ambiente, Fernando Martín, presidente de la recién fusionada Martinsa-Fadesa, consigue una reunión con Moncloa. Necesita ayuda urgente para evitar el concurso de acreedores que acecha a su compañía, ante la incapacidad de hacer frente a los 4.100 millones de euros que solicitó el empresario vallisoletano para adquirir Fadesa.
Compromiso del Gobierno
Por esas fechas, finales de 2007, Martín ya sabía que iba a ser incapaz de pagar los 362 millones de euros que debía desembolsar como amortización del crédito. Un pago que debía saldar, como muy tarde, el 17 de marzo de 2008, es decir, apenas ocho días después de las elecciones generales. Imposible de hacer frente, si se tiene en cuenta que la compañía cerró 2007 con una caída del beneficio del 44%, hasta 103 millones, apenas una tercera parte del pago que debía realizar en marzo.
Martinsa-Fadesa necesitaba refinanciarse o se vería abocada a presentar el concurso de acreedores. Un drástico final que amenazaba con saltar a la luz justo antes de la llamada a las urnas. Y el Ejecutivo no podía consentirlo.
Ya sea por este motivo, o por responsabilidad política, de aquella reunión en Moncloa Fernando Martín se marchó con el compromiso del Gobierno de que iba a recibir un crédito del ICO, que le ayudaría a renegociar su compleja situación financiera.
Fuentes de absoluta solvencia consultadas por elEconomista aseguran que el Gobierno propuso financiar a Martinsa-Fadesa con 150 millones en ayudas a la internacionalización, una de las variables que contempla el Instituto de Crédito Oficial para apoyar a las compañías.
Dinero que no llegó
Con esta promesa bajo el brazo, el presidente de Martinsa-Fadesa se sentó a negociar con las entidades financieras, que también confiaron en la palabra de Moncloa. Pero el tiempo ha demostrado que pecaron de ingenuos. El pasado 7 de julio se cumplió el plazo para desembolsar los 150 millones previstos, sin que el ICO inyectara un solo euro.
"Es una vergüenza que nosotros consiguiéramos sacar adelante más de 4.000 millones y al final se pierda todo por sólo 150 millones", señalan desde una caja de ahorros.
Para las entidades pequeñas, el concurso de acreedores de Martinsa-Fadesa es un auténtico varapalo. No comprenden cómo el Gobierno ha dejado que termine ocurriendo este desenlace. Sobre todo cuando en reiteradas ocasiones mostró su intención de ayudar a la compañía.
Tanto, que durante las tensas negociaciones que precedieron a la firma definitiva de un crédito sindicado de 45 entidades financieras, desde el Gobierno se pidió a varias entidades que sellaran el acuerdo.
Fernando Martín, por su parte, arrancó proyectos internacionales por valor de 197 millones de euros, convencido de que el ICO posteriormente lo financiaría con 150 millones, que fortalecerían los fondos propios de la empresa. De hecho, esta inyección de capital fue uno de los compromisos que asumió el empresario con los bancos cuando pactó la refinanciación de los 4.100 millones de deuda del grupo, que hasta entonces estaban repartidos en varios créditos.
Prórroga sorprendente
Por una parte, un sindicato bancario le había concedido 2.579,6 millones para hacer frente a la compra de Fadesa, además de otros 1.018 millones que adeudaba a varias entidades fuera del contrato de financiación de la opa. Estas dos partidas suman 3.597 millones, que conforman el denominado Contrato de Novación (el grueso de la deuda que se refinanció).
Además, como en meses anteriores la compañía ya había conseguido refinanciar otros créditos por valor de 404 millones de euros, la cifra final ascendió a 4.100 millones de euros. "En la refinanciación se concedió algo que raras veces se ve: tres años de cadencia", señalan desde una pequeña entidad que participa en el sindicado. Esta prórroga sorprende todavía más si se tiene en cuenta que la compañía tuvo unas pérdidas de 85,1 millones en el primer trimestre, frente a la ganancia de 412,9 millones del mismo periodo del año anterior.
Sin embargo, el sector financiero unió fuerzas, confiado de contar también con el apoyo del ICO para intentar que ninguna gran inmobiliaria presentara concurso de acreedores. Lógico. Los bancos y las cajas son los primeros afectados. Y no tienen ningún interés en empezar a engullir inmobiliarias.
Menos aún cuando el principal activo de éstas es el suelo, como ocurre en Fadesa, ya que este negocio está absolutamente parado. De hecho, varias empresas del sector han puesto a la venta terrenos por debajo de margen. Prefieren provisionarlos y quitárselos de encima. Malos tiempos.