
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE ) agoniza. Al margen de la elevada deuda, la caída del reparto y de la inestabilidad interna que ha llevado a los socios a rechazar las cuentas de 2013 por segunda vez desde verano, la sociedad de gestión tiene que hacer frente a una nueva amenaza exterior: la pérdida de los derechos de las películas internacionales.
La sociedad francesa de autores y compositores dramáticos (SACD) ha sido la última en romper su acuerdo con la SGAE y dejar la gestión de los derechos de toda su producción audiovisual en manos de DAMA (Derechos de autor de Medios Audiovisuales). Los autores galos siguen los pasos de Canadá, Polonia, Colombia, los guionistas de México (Sogem), Japón y Argentina, que han roto sus acuerdos o parte de ellos con SGAE ante la crisis interna de la sociedad y su sistema de recaudación y reparto de derechos. Las películas y series de estos países ahora están en manos de DAMA, la sociedad que nació de una escisión de guionistas de la SGAE.
La pérdida del acuerdo con la sociedad francesa supone un duro golpe la entidad que todavía preside José Luis Acosta por la cantidad de producción que emiten en España en todas las televisiones y salas de cine. La salida de los guionistas japoneses tampoco les sentó nada bien, ya que dejaron de representar y recaudar los derechos de remuneración de series como Pokémon o Doraemon, de los cuales se llevaban un porcentaje.
Fuentes de DAMA aseguran que las sociedades extranjeras se ha ido con ellos por su sistema de recaudación y gestión de los derechos. "Nos dicen que es más transparente y completo. Nosotros identificamos todo el repertorio que se emite en cada cadena y sala de cine y en función a eso emitimos la factura. Lo monitorizamos todo, obra por obra y autor por autor. Hacemos una recaudación por uso efectivo y no por tarifa plana", explican a este diario desde la asociedad de derechos de autor que preside Borja Cobeaga, uno de los guionistas de Ocho Apellidos Vascos.
Frente al sistema de DAMA está el de la SGAE que firma una especie de tarifa plana con las televisiones para licenciarlas por el uso de la música y las películas o series. De esa recaudación, el 20% va para los autores audiovisuales y el 80% se reparte entre los musicales. Este sistema, que los guionistas tachan de injusto está generando problemas y divisiones.
No en vano, la fuga de asociaciones internacionales de gestión de derechos audiovisuales se suma a los movimientos que algunos guionistas y editores españoles están llevando a cabo en el seno de la SGAE para tratar de escindir totalmente la rama audiovisual. Este movimiento seguiría los pasos de los divorcios entre autores musicales y audiovisuales que se han vivido en gran parte de Europa.
La pérdida de la rama audiovisual, que le genera unos 45 millones de euros, supone un problema para SGAE ya que cuestiona la universalidad de las licencias y su capacidad de gestionar los derechos. Al tener cada vez menos repertorio no puede seguir negociando igual las tarifas con teles y cines, que son la principal fuente de ingresos de los autores desde que el Gobierno decidiera pagar el canon por copia privada vía Presupuestos.
Ante esta situación, la SGAE, que elige presidente e el 26 de febrero, ha reforzado el área de audiovisual con el fichaje de una persona cercana a las productoras internacionales para tratar de recuperar contratos internacionales y acercar posturas con DAMA.