
Las bolsas de plástico parecen tener los días contados en casi todo el mundo, España incluida. Cada año se consumen más de 10.500 millones de bolsas de plástico, por lo que tocan 238 unidades por español y año. En total, más de 140.000 toneladas.
Una normativa del Gobierno de Rodríguez Zapatero -aunque ya se planteó en anteriores legislaturas populares sin llegar a materializarse- pretende reducir a la mitad el consumo antes de 2015, algo que la mayoría del sector ve imposible. "Hay que delimitar qué implica esa normativa y cómo afecta al sector, faltan estudios e informes concretos. España no tiene un problema de reciclaje de bolsas, sino de reutilización de las mismas", explica Enrique Gallego, presidente de la Confederación de Empresarios del Plástico (Anaip), patronal del sector.
Catástrofe en el empleo
España es el principal productor de bolsas de plástico en Europa y algunas voces ya avisaron del impacto que la futura normativa podía tener en mercado laboral de los plásticos: en tres años podrían desaparecer unos 4.000 puestos de trabajo, unas tres cuartas partes de todo el empleo que genera.
Pero los peligros para la industria de las bolsas de plástico no acaban ahí. Las importaciones que llegan desde Asia, principalmente de Malasia y China, y el precio desorbitado que ha alcanzado el petróleo y otras materias primas están poniendo al sector en más de un apuro. Por ejemplo, las importaciones de bolsas de Malasia se han incrementado un 300 por ciento en el último año. Gallego asegura que en 2006 llegaron de este país 4.500 bolsas y el año pasado más de 17.000. Para este año se esperan más de 25.000.
"Antes de finales de año, el 25 por ciento de las 300 empresas del sector ya habrá desaparecido", explica Alfonso Biel, director general de Sphere, multinacional con planta en Zaragoza, que produce bolsas de plástico tradicional y que hace tres años empezaron a fabricar bolsas biodegradables.
Reconversión del sector
Biel asegura que la reconversión necesaria en el sector para hacer frente a la progresiva desaparición de las bolsas de super tradicionales no impactará tanto como las situaciones con las que ahora se encuentra. Asegura que el coste de la materia prima se ha duplicado durante los dos últimos años y que la entrada de bolsas asiáticas hace que aumente la presión que sus clientes, como las grandes cadenas de supermercados, ejercen sobre ellos. En el último mes una tonelada de materia prima para la fabricación de bolsas se ha encarecido 150 euros y ahora ya cuesta 1.400 euros. A la hora de vender, el precio está entre los 12 y 14 euros por cada millar de bolsas.
Bolsas biodegradables
Sphere inició la reconversión hacia la fabricación de bolsas biodegradables en 2005, un camino que deberán iniciar en poco tiempo casi todas las empresas del sector para seguir sobreviviendo. Tres años después, entre un diez y un quince por ciento de lo que producen es plástico biodegradable, unas 2.200 toneladas, mientras que el resto es plástico tradicional, con unas 22.000 toneladas anuales. Biel asegura que la reconversión "da valor añadido a la bolsa española frente a las bolsas asiáticas". Actualmente, el coste de una bolsa de material biodegradable es tres veces superior al de una de cualquier otro material. "El problema es la lenta penetración de este tipo de bolsa, pero llegará", explica.
A pesar de las dificultades a las que se enfrenta el sector y a la necesidad urgente de su reconversión, ni el Ministerio de Industria ni el de Medio Ambiente han planificado subvenciones o ayudas públicas. Las empresas piden financiación para cambiar a la fabricación de materiales biodegradables y deducciones fiscales. "A corto plazo la sustitución no es factible, porque no hay materia prima suficiente para hacerlo. El problema es que se hace un mal uso, ahora hay que hacerlas reutilizables y después, a largo plazo, biodegradables", explica Maica Bernardo, de Cicloplast. Según los datos de esta asociación, que promueve la reutilización y correcto reciclaje de los plástico, sólo un 15 por ciento de las bolsas de este material se reutilizan en España.
Todas las bolsas que se producen emiten sólo el 0,1 del total de las emisiones de CO2 en España. "El impacto de la producción de bolsas en las emisiones es mínimo, es mayor el impacto que se genera a nivel visual". Los peligros, ahora, son otros.