Hay empresas que hacen de la necesidad virtud, y de la crisis económica, una oportunidad para estallar y acaparar el mercado. Es el caso de la creadora de marcas Summa, que estrenó el año con la apertura de una nueva oficina internacional en Portugal.
La firma catalana, que ya cuenta con delegaciones en Chile, Estonia y Francia, es uno de aquellos casos en los que el maltrecho contexto económico demuestra la eficacia a la hora de administrar y gestionar cuentas. Summa ha crecido a un 30 por ciento los tres últimos años y no tiene intención de aflojar el acelerador. Con la inauguración de la nueva oficina en Lisboa, el consejero delegado de la empresa, Conrad Llorens, tiene la meta de facturar dos millones de euros más en los próximos tres años (de los cuatro millones que facturó el pasado año a seis en 2018).
Llorens aseguró a El Economista tener ya conversaciones abiertas con una entidad financiera, una sociedad de inversión y un holding en el sector turístico e inmobiliario en Portugal. El negocio de Summa se centra en su mayoría en el mercado español (habiendo trabajado con Banco Santander, RTVE o Bimbo), hasta en un 85 por ciento, pero el objetivo de la empresa es potenciar las cuatro delegaciones internacionales para equilibrar la balanza y duplicar su peso internacional hasta el 30 por ciento en 2017. A finales de este año, la previsión es que Portugal suponga un incremento del tres por ciento en el negocio. Summa acabó 2014 con 41 trabajadores y la gestión de 56 proyectos.