Para algunos era la crónica de una muerte anunciada, para otros el síntoma de que la recuperación no es lo suficientemente sólida, pero en un momento en que la brecha social sigue ampliándose a marchas forzadas en Estados Unidos, alrededor de 300 centros comerciales a lo largo del país se enfrentan a una cruda opción: renovarse o morir. Los centros comerciales de clase media se han visto atosigados bien por el impacto de los centros de lujo que surten a los más acaudalados o por mastodontes minoristas como Walmart, que sirven a la clase obrera.
Uno de los ejemplos más claros del país tiene lugar en el centro comercial Steeplegate en Concord, New Hampshire, donde las minoristas que ocupan el espacio como Sears Holdings o RadioShack están completamente desiertos. Un síntoma de una enfermedad crónica y mortal que se deja ver en la falta de interés de tiburones inmobiliarios como Rouse Properties, dedicados a rehabilitar comercios comatosos dándoles un impulso que les devuelve a la rentabilidad.
"Rouse básicamente se ha dado por vencido", explica Rich Moore, analista de RBC Capital a la agencia Bloomberg. Este experto que ha cubierto las industria de los gestores de centros comerciales durante más de 15 años reconoce que "si un experto como Rouse no es capaz de reavivar centros como Steeplegate, entonces es difícil vender este tipo de locales en esta situación", justifica.
Steeplegate forma parte de la cultura de antaño entre los estadounidenses de clase media, que hacían de esta clase de centros comerciales parte de su vida social. Dicho esto, de un tiempo a esta parte, la irrupción de las ventas online, los outlets, la expansión de cadenas de hipermercados y los centros de lujo están matando lentamente el espacio comercial donde se asientan otros centros como The Galleria, en Sherman Oaks, California.
El problema que afecta a estos centros de clase media está en los locales y minoristas que acoge. Tiendas como RadioShack o Sears Holdings atraviesan crisis que les han llevado a plantearse el cierre. Establecimientos como Burger King, Sbarro o Circuit City huyen espantados ante estas perspectivas. Mientras tanto cadenas como Best Buy, Target, Home Depot y Toys "R" Us canibalizan los alrededores ahogando cualquier posibilidad de repunte ante la fuga de inquilinos en centros comerciales aledaños.
Según Green Street Advisors en estos momentos el casi el 29 por ciento de los centros comerciales del país corren el peligro de cierre en los próximos años. Esta consultora divide a estos centros en cuatro categorías, A, B, C y D. De éstas, la C y la D, que componen un 25 y un 4 por ciento respectivamente del mercado de total de centros comerciales del país, son las categorías más tóxicas y en peligro de morder el polvo. En el caso de los centros comerciales de clase C, estamos hablando de establecimientos que sólo generan ventas entre 200 y 344 dólares por pie cuadrado, contando con baja productividad. Cuando hablamos de los centros calificados como D, éstos son considerados "obsoletos".