Empresas y finanzas

El reto de la energía nuclear: reordenar el mapa europeo

Ha hecho falta que el petróleo rozase los 140 dólares por barril para que el debate nuclear despertase definitivamente de su letargo y se convirtiese en uno de los deberes pendientes que tanto gobiernos como empresas se han apuntado en su agenda a lo largo y ancho de Europa.

Los combustibles como el gas y el carbón se agotan, tienen precios desorbitados y las renovables, a pesar de ser una alternativa limpia, deben verse más como un apoyo a todo el mix energético que como la base del sistema energético de un país.

El debate de la energía nuclear

Con este panorama, la nuclear se ha convertido en una de las claves para producir energía eléctrica en el futuro y el mercado ya ha empezado a marcar los primeros pasos de un baile que estará marcado por este debate. El pistoletazo de salida lo daba el Gobierno británico a principios de año, cuando manifestaba su intención de desarrollar una nueva generación de plantas nucleares en las Islas.

Por si fuese poco, ponía el cartel de "Se vende" a su participación del 35,2 por ciento en British Energy (BGY.LO), consciente de que tiene la llave del futuro nuclear en el país. Entre las interesadas, Iberdrola (IBE.MC), que finalmente decidía no presentar una oferta firme por considerarla demasiado cara y dejaba así el camino libre a la acechante EDF (EDF.PA), dispuesta a pagar unos 12.500 millones de euros por el capital de la británica. En los primeros momentos de la oferta se llegó a plantear que la alemana RWE (RWE.XE)ofrecería 14.000 millones de euros por la británica, una cifra que no llegaron a confirmar desde la eléctrica germana.

A la cabeza de una nueva era

Sin embargo, lo que está claro es que liderar una nueva era energética vale dinero, y mucho. Los jefes de British Energy también lo saben. Durante la presentación de resultados del grupo celebrada hace unas semanas, tanto el presidente de la compañía, Adrian Montague, como su consejero delegado, Bill Colley, hicieron de sus discursos un recordatorio de que son ellos los que tienen la llave para desarrollar el filón nuclear de las Islas.

Apuesta política

Pero en cuestiones de este tipo, donde la opinión pública juega un papel realmente importante, el apoyo político se convierte en otra de las patas indispensables si se quiere sacar los proyectos adelante. En Downing Street ya están tanteando el terreno para ver dónde ubicar los nuevos reactores y parece que el sudeste del país es la región con más probabilidades.

De hecho, el equipo de British Energy ya ha estado visitando varias localidades, como Riverside o Sizewell, donde ya existe una planta, para estudiar el proyecto. Pero además de EDF, Iberdrola y RWE, el resto de grandes gigantes europeos, como la también alemana E.ON, también tienen claro que, aunque seguirán invirtiendo en fuentes renovables, apostarán por la nuclear.

Otros frentes abiertos

Con el Reino Unido, también ha abierto fuego Italia. Después de que a finales de los 80 los italianos votasen en referéndum en contra de la construcción de este tipo de plantas -el accidente nuclear de Chernóbil estaba muy reciente-, hace una semanas, el ministro de Desarrollo Económico, Claudio Scajola, abría la puerta a una nueva era nuclear en el país.

Enel (ENEL.IT), otro de los gigantes del kilovatio y copropietario de Endesa (ELE.MC), no tardaba en afirmar que estaría dispuesta a construir cuatro o cinco plantas en el país. Sobre este mapa europeo sobra hablar de Francia, que desde siempre ha apoyado la generación nuclear y sostiene su suministro en la fusión de átomos, a pesar de los tirones de orejas que en más de una ocasión le han propinado desde la Unión Europea.

Mejorar sus reactores

Las compañías especializadas en tecnología nuclear también se están aplicando para mejorar sus reactores. La francesa Areva está perfeccionando su EPR, que consigue un 36 por ciento de eficiencia, un 92 por ciento de disponibilidad y una vida útil de 60 años. El primer modelo ya se está fabricando en Finlandia, aunque se elaborará un nuevo modelo en Francia. Westinghouse, otro de los principales fabricantes, está estudiando construir su reactor PWR AP1000 en China y Estados Unidos. Pero el verdadero desafío está en la cuarta generación de reactores, que probablemente estarán en el mercado en el año 2030.

¿Cuánto cuesta?

En lo que se refiere a los costes, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sostiene que la generación nuclear puede ser perfectamente competitiva: asumiendo la mayor inversión en un escenario de precios elevados, el coste de producir un megavatio/hora en una planta nuclear es de 57 dólares.

Esto resulta más barato que quemar gas o carbón, dado el fuerte incremento de precios que estas materias primas han sufrido durante el último año, llegando a duplicar su cotización en los mercados internacionales.

Aunque depende mucho de la potencia y del tipo de tecnología que se utilice, una planta nuclear puede llegar a costar a día de hoy unos 12.000 millones de dólares (unos 7.782 millones de euros al cambio actual) y para ponerla en marcha se necesitan entre cinco y siete años de trabajo.

No obstante, eso depende mucho de los países. En Finlandia, por ejemplo, los costes se han disparado en los últimos años. En España, sin embargo, construir una planta nuclear sería más barato. Según los cálculos del Foro Nuclear, cada nuevo reactor necesitaría una inversión de unos 3.000 millones de euros, con los seguros necesarios y toda la tecnología a punto.

El principal problema: los residuos

Ante esta pujanza del sector nuclear -se espera que para 2050 represente el 22 por ciento del consumo mundial de energía-, el principal problema siguen siendo los residuos, aunque es cierto que las nuevas tecnologías permiten reducirlos notablemente. Según datos de la AIE, los residuos nucleares representan menos del 1 por ciento de los residuos tóxicos que genera la industria en el contexto mundial.

Otro de los inconvenientes que señalan los detractores de este tipo de energía es el consumo de agua que necesitan para sus sistemas de refrigeración. Sin embargo, existen circuitos cerrados que permiten reutilizar la misma agua. En cualquier caso, no hay duda de que plantearse la alternativa de la energía nuclear es indispensable en estos momentos en los que la demanda aumenta a pasos agigantados. La disponibilidad de las centrales es altísima, algo que no ocurre ni con las renovables ni con los combustibles fósiles, por lo que puede servir como base para que el sistema eléctrico siempre tenga un colchón en el que apoyarse.

La situación en España

En nuestro país el debate nuclear se ha ido abriendo paso en los últimos meses, aunque de manera bastante tímida. En 1997, la ley del sector eléctrico frenaba en seco la proliferación de nucleares en nuestro país y paralizaba la construcción de las plantas de Lemóniz, Valdecaballeros y del grupo II de Trillo, extinguiendo las autorizaciones concedidas. Once años después hay ocho plantas funcionando en nuestro país: Santa María de Garoña (cuya renovación de licencia debe decidirse en julio de 2009), Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Vandellós II y Trillo. En total, suman una potencia instalada de 7.727,8 megavatios, lo que representa un 8,5 por ciento del total de España.

La Planificación Energética 2008-2016 que el Gobierno ha aprobado recientemente plantea el cierre paulatino de las centrales, aunque es cierto que también contempla un aumento de potencia en alguno de los grupos. Sin embargo, si finalmente Europa consigue ponerse de acuerdo, el Ejecutivo español podría dejarse de tabúes y abrir el debate sobre el tablero de juego.

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