Bill Gates dejará de gobernar hoy el gigante informático que él mismo creó para dedicarse a liderar labores benéficas por todo el mundo. Cuando uno piensa en la jubilación se imagina un mundo utópico de entretenimiento y ocio a tiempo completo invertido en campos de golf, soberanas siestas y algún que otro viaje de placer. Esta es la opción más común entre los mortales, sin embargo, en la mente de Bill Gates, el fundador de Microsoft, su retiro laboral significará dar paso a su próximo proyecto: salvar el mundo y "aprender más sobre los fosfatos".
Sí, como lo leen, uno de los nuevos deseos de este genio de la informática es conocer los pormenores que rodean a la pobreza mundial y durante una conversación reciente con uno de los miembros de su fundación benéfica, Gates afirmó con rotundidad su necesidad y su intención de aprender más sobre los hidrocarburos y su impacto en los altos precios de los alimentos o sobre los secretos del sistema inmunológico. Al fin y al cabo quienes le conocen bien aseguran que siempre estudia algún libro de ciencia y su ansia intelectual es infinita.
Un nuevo "soñador" a tiempo completo
Mientras en Apple (AAPL.NQ) y Google (GOOG.NQ) se frotan las manos, Microsoft (MSFT.NQ) ya está preparado para cortar definitivamente el cordón umbilical que le une a su progenitor. A partir del próximo 1 de julio, el mayor fabricante de software del mundo se emancipará definitivamente de su padre, pero no se derramarán grandes lágrimas ya que el mundo ganará un nuevo "soñador" a tiempo completo.
Gates, que hace aproximadamente siete años abandonó su puesto de consejero delegado en la compañía de la que fue co fundador, dará carpetazo a los códigos de programación, el desarrollo de producto o la planificación estratégica para dedicarse en cuerpo y alma a combatir la pobreza extrema, la falta de educación y enfermedades como el SIDA y la malaria.
Desde luego, si la filantropía se le da tan bien como los ordenadores, el universo podría haber encontrado un nuevo "salvador". Si a los 17 años consiguió desarrollar y vender su primer programa informático en su colegio por 4.200 dólares, a sus 52 años ha sido uno de los pilares sobre los que se fundamenta la era de los ordenadores personales y de la información en Internet.
El hombre más rico del mundo
Menos mal que el hombre más rico de la tierra durante los últimos 13 años según la revista Forbes, con una fortuna actual de 50.000 millones de dólares, no vio futuro en la Universidad de Harvard y abandonó el centro en 1976 para centrar todos sus conocimientos en Microsoft, una compañía creada el año anterior junto a su amigo Paul Allen, otro "bicho raro" de las computadoras. Desde entonces, todos los freakies de la informática y de los negocios toman como referencia a un empollón, que a los 30 años se había hecho multimillonario gracias a su desbordado amor por la informática.
Gates, que prefiere el bridge al poker, ha estado detrás de la creación de esos órganos vitales en que se han convertido el sistema operativo Windows y el conjunto de software ofimático Office que, pesa a quién le pese, son elementos esenciales de la vida moderna. Su cuenta corriente llegó a sobrepasar en 1999 la friolera de los 100.000 millones de dólares, pero se podría decir que este padre de tres hijas, Jennifer, Rory y Phoebe, está harto de ser multimillonario aunque vive con su familia en una casa valorada en 125 millones sobre una colina frente al lago Washington.
Quizás, la continua tormenta sobre controvertidas prácticas monopolísticas, que han hecho que la compañía rindiese cuentas frente a la Comisión Europea y que toda una comunidad de pequeños informáticos se vea completamente amenazado por sus tentáculos, haya animado a Gates a retirarse. Cabe recordar que el pasado mes de febrero la Comisión Europea impuso a Microsoft una histórica multa de 899 millones de euros.
Windows, en su peor momento
Desde que se anunciase su intención de retirarse, la compañía ha sufrido algún que otro descalabro como el lanzamiento de Windows Vista, con el que el propio Gates no se encontraba del todo satisfecho. De hecho, los números no mienten y Windows, la línea que aporta casi el 30 por ciento de los ingresos que alimentan al gigante, afronta su peor momento con Vista. Tampoco ha llegado a calar hondo el nacimiento de Live, que dista de ser el jaque definitivo a Internet de Microsoft. Prueba de ello son los insistentes intentos de la compañía para comprar Yahoo! (YHOO.NQ), una tarea que a día de hoy parece imposible.
Durante una entrevista hace unos meses, Gates no dudó en afirmar que "les enviamos una carta diciéndoles que creíamos que era una oferta justa. No ha habido ninguna otra conversación, nada más hemos dejado clara nuestra posición considerando que esa suma es adecuada". "Deberían haber echado un detenido vistazo a la oferta", añadió.
Sin embargo, los rumores entre un posible acuerdo volvían a renacer esta semana, eso sí, una vez más, fuentes cercanas a las conversaciones confirmaban por activa y por pasiva que los encuentros no acabarán en un gran anuncio. Algo peligroso si se tiene en cuenta que la unidad de servicios online de Microsoft podría acumular pérdidas próximas a los 1.000 millones de dólares a finales de junio.
47.500 millones por Yahoo!
Microsoft llegó a poner sobre la mesa una oferta de compra valorada en cerca de 47.500 millones de dólares por hacerse con el portal. Esta suma se pagaría con una mezcla de efectivo y acciones del fabricante de software más grande del mundo. Aún así, desde que la noticia saltase a los medios de comunicación, las acciones de Microsoft sufrieron fuertes caídas que rondaron el 12.8 por ciento, por lo que el valor del acuerdo se redujo a los 41.000 millones de dólares.
Para colmo, la entrada en juego de Google, con el que Yahoo! podría negociar un acuerdo para gestionar su publicidad online, y de Carl Icahn, el terror del Consejo de Administración de Yahoo!, que no para de presionar para que el portal acceda a pactar con Microsoft. Sus pantalones kakis y sus jerséis de pico ya no se dejarán caer tan a menudo por los pasillos de la base de Microsoft en Redmond, pero seguro que su reputación de ser intransigente con las ideas que no considera tangibles seguirá reinando entre sus más estrechos colaboradores.
Pese a que no tendrá la obligación de acudir todos los días a la oficina, Gates seguirá siendo el presidente de Microsoft "por el resto de su vida" y consultor tecnológico de la compañía, además del mayor inversor de su retoño. Por eso tendrá que seguir acudiendo a alguna reunión del Consejo de Administración.
Nueva vida
A partir de ahora, este acuadalado jubilado contará con tres oficinas: una en la sede de Microsoft, en Redmond, otra a casi 20 kilómetros de distancia, donde está la Fundación, situada en el downtown de Seattle y una personal que equidista a las otras dos. Claro está, que este loco del álgebra y las fórmulas numéricas ya ha decidido que pasará un día a la semana en Redmond, dos en la Fundación y otros dos en su cubículo personal.
El nuevo objetivo de culto de este golfista empedernido será su Fundación The Bill & Melinda Gates Foundation, que preside y dirige en compañía de su mujer. Una labor que parece no ir mal encaminada ni ser un simple acto de marketing. Una organización que fue reconocida con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2006 y que como todo lo que rodea a Gates cuenta con una suculenta suma de billetes, en concreto, 29.000 millones de dólares.
La fundación es 10 veces mayor que la de los Rockefeller y triplica el tamaño de la de Ford. Durante los últimos años ha potenciado la investigación de 10 nuevos fármacos para luchar contra la tuberculosis y la malaria. Además ha dotado con miles de ordenadores a cientos de escuelas públicas de países subdesarrollados, un movimiento que algunos han situado dentro de la estrategia monopolística del fundador de Microsoft para conquistar el mundo.
Desgaste de Microsoft
En su nuevo papel de redentor, otro maestro de los negocios como Warren Buffett ha servido las veces de mecenas. En un giro completamente inesperado, el gurú de las inversiones e íntimo amigo de Bill, donó 31.000 millones de dólares a la Bill and Melinda Gates Foundation, hace aproximadamente dos años.
Eso sí, parte de la donación está designada en acciones de Berkshire Hathaway, la compañía de inversión de Buffett, y no se entregarán de forma inmediata sino poco a poco en el tiempo, por lo que su beneficio económico depende en gran parte de cómo funcionen las participaciones de la empresa en los próximos años.
Bill Gates se retira, pero lo cierto es que estará presente en millones de ordenadores de todo el mundo y seguro que no le será indiferente la batalla que su compañía ha emprendido contra el líder de las búsquedas en red, Google, para hacerse con el trono de Internet, pero eso es ahora problema de Steve Ballmer, el consejero delegado de Microsoft y el sucesor del monarca del software.
La pregunta es qué sucederá con este basto conglomerado informático y su cultura implantada a lo largo y ancho del planeta. Como ya sucedió con el imperio romano o griego, el ocaso no deja de acechar y muchos pronostican que con la marcha de Gates, el desgaste de Microsoft se transformará en un lento y sucesivo declive, algo que podría poner en pie de guerra a los inversores y recortar la fortuna del propio fundador. Habrá que ver cuál es la capacidad de maniobra de Microsoft sin su fundador.