
Los deportes y las cuantiosas cantidades de dinero siempre van de la mano, especialmente si hablamos de baloncesto y la NBA. El recién llegado a este mercado es Steve Ballmer, ex CEO de Microsoft, quien pagó 2.000 millones de dólares por hacerse con los LA Clippers. La compra, producto de la debacle de Donald Sterling y sus polémicas declaraciones racistas, se podría convertir en una fructífera inversión.
Pese a que el multimillonario de Microsoft pagó un precio récord por el equipo de baloncesto, un análisis realizado por el Financial Times sobre el código fiscal de Estados Unidos indica que Ballmer podría reducirse casi la mitad del precio de la compra durante los próximos 15 años. El enrevesado código fiscal de la mayor economía del mundo, lleno de lagunas y crípticas clausulas, cuenta con un trato especial para los propietarios de franquicias deportivas.
Esta normativa, según informó el Financial Times, se convirtió en ley hace más de una década para poner fin a las dudas sobre cómo los propietarios de equipos deportivos se deducían los derechos de emisión rubricados con los distintos medios de comunicación. Ballmer, con una fortuna de 15.300 millones de dólares, se ha sumado a la fructífera inversión deportiva, que cuenta con una interesante rentabilidad, al menos desde el punto de vista impositivo.
Recordemos que la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) acaba de firmar un acuerdo de nueve años con Walt Disney y Time Warner por 24.000 millones de dólares, triplicando el precio de los derechos de emisión previamente rubricados.
Bajo la excepción fiscal del código tributario en la ley estadounidense, los compradores de franquicias deportivas pueden utilizar una estrategia contable conocida como goodwill a favor del resto de ingresos tributables. Esta práctica es comúnmente utilizada por los especialistas en impuestos para estructurar ofertas para equipos deportivos. Básicamente el goodwill es la diferencia entre el precio de compra de un activo y la cantidad efectivo y otros activos fijos pertenecientes al equipo deportivo en cuestión.
En este caso, Ballmer puede imponer está táctica contable durante los próximos 15 años y reducir su deuda tributaria en otros ingresos de su equipo de balonecesto, por una cantidad determinada para cada año.