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El protocolo del ébola que usaban los sanitarios tenía hasta siete versiones

Sanidad modificó por última vez el documento el 15 de septiembre donde pasó de 15 a 31 páginasEl texto del Hospital Carlos III es de 63 páginas y su contenido es distinto al del Ministerio

El documento que se ha convertido en el centro de las críticas sobre la gestión de los casos de ébola, el ya famoso protocolo, ha pasado de ser un única pauta de actuación oficial del Ministerio de Sanidad a convertirse en un texto con numerosas versiones, donde cada comunidad autónoma y diversos hospitales han ido aportando su propio contenido con informaciones en algunos casos diferentes y difusas respecto al documento oficial. El propio Ministerio ha sido el primero que ha ido modificando el contenido del protocolo conforme iba teniendo más información sobre la enfermedad y sobre las quejas que recibía de las distintos profesionales y administraciones.

Ahora mismo, según ha podido comprobar elEconomista (ver fotos adjuntas), el propio Hospital de La Paz, el centro por el que se rige el Hospital Carlos III, donde se tratan todos los casos, utiliza la séptima versión del documento, que tiene fecha de agosto de 2014. La cuarta versión del protocolo, por ejemplo, era del mes de julio. Tres ver- siones distintas en un mes. La última versión del Carlos III es de 63 páginas, mientras el protocolo oficial del Ministerio apenas cuenta con 31 folios.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad también ha ido realizando modificaciones de su propio texto. La mayoría de las comunidades autónomas adaptó sus propios protocolos basándose en un documento del Gobierno fechado el 16 de abril de 2014. Sin embargo, ahora el protocolo oficial es otro documento, con fecha 15 de septiembre. La diferencia entre los protocolos en este caso es sustancial. Si el documento de abril es de 15 páginas, el de septiembre ha duplicado su contenido.

Texto diferente con el hospital

Además de tratarse de documentos distintos, el protocolo oficial del Ministerio de Sanidad y el del hospital de referencia en la crisis del ébola, el Carlos III, también tiene un contenido diferente en aspectos sensibles en el caso de la auxiliar infectada Teresa Romero. Por ejemplo, el apartado que se refiere al estudio y manejo de contactos, el protocolo del Ministerio hace hincapié en que sólo se considerará de "alto riesgo" a una persona que haya tenido contacto cercano o directo con un caso confirmado de ébola que estuviera tosiendo, vomitando, sangrando o que tuviera diarrea, "sin el EPI apropiado", asegura el documento. EPI es la denominación para equipo de protección individual, el traje de seguridad que utilizan los profesionales. Esto significa que, con el protocolo del Ministerio de fecha 15 de septiembre, cualquier personal sanitario que haya atendido a un paciente con ébola, como es el caso de Teresa Romero, no podía ser nunca considerado como contacto de alto riesgo por el hecho de haber utilizado el traje recomendado.

Sin embargo, en la versión del documento del 16 de abril, y en la que utilizaba el Hospital Carlos III en agosto, este punto aparecía con una redacción distinta y era más confusa su interpretación. En esa versión del protocolo se definía al contacto estrecho o de alto riesgo como "aquel que ha tenido contacto físico directo con un paciente sintomático o con su sangre, orina o secreciones, o con sus ropas, ropa de cama o fómites contaminados con sangre, orina o fluidos del paciente; ha atendido al paciente o manejado sus muestras sin las medidas de protección correctamente utilizadas (contactos familiares, enfermeros, personal de laboratorio, de enfermería, de ambulancia, médicos y otro personal); ha tenido contacto con cadáver de persona fallecida por EVE (ébola) o ha tenido contacto con un animal infectado con enfermedad por virus ébola, su sangre, fluidos corporales o su cadáver". Es decir, en este caso, no está tan claro que Teresa Romero tuviera que ser tratado con un contacto de bajo riesgo como así ocurrió. Hay que recordar que la auxiliar de enfermería infectada no sólo atendió al misionero Manuel García Viejo durante su enfermedad sino que también estuvo en contacto con él cadáver del sacerdote.

Vital para el seguimiento

Este punto es clave, según los especialistas, para evaluar la deficiencia del protocolo sanitario. Si hubiera sido considerada como contacto de alto riesgo, Teresa Romero hubiera tenido una "vigilancia activa supervisada durante los 21 días posteriores a la última fecha de exposición posible a la infección".

Sin embargo, en los contactos de bajo riesgo, como fue el caso, "no se requiere seguimiento activo de quienes no son contactos estrechos porque el riesgo de infección es mínimo", según recoge el protocolo.

La ministra de Sanidad, Ana Mato, reconoció ayer ante los portavoces parlamentarios de Sanidad de los distintos grupos del Congreso de los Diputados, que el protocolo sobre el ébola elaborado por el Ministerio puede contener deficiencias con los profesionales que atienden a los infectados por el virus a la vista de lo ocurrido con la auxiliar de enfermería.

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