El modelo de relaciones directas entre consumidores y prestadores de servicios parecía estar llamado a escapar de la regulación convencional, con Uber esquivando las normativas estatales sobre el taxi, o AirBnb presumiendo de su sistema de alquiler vacacional que pone en contacto a particulares.
Tras el boom de estos sistemas, parece que el sector público se ha decidido a intervenir, una vez que los diferentes legisladores han comenzado a percibir los posibles perjuicios a los consumidores u otros sectores regulados, y han detectado una nueva fuente de ingresos tributarios.
Eso exactamente es lo que le ha ocurrido a AirBnb, la web que hace de intermediaria entre propietarios de viviendas y clientes (sobre todo, turistas) que desean alquilarlas sólo por unos días: la ciudad de San Francisco ha obligado al servicio a empezar a cobrar un impuesto del 14%.
El cambio implica que, a partir del próximo mes, cualquier reserva de alojamiento realizada en esa ciudad de la costa oeste de Estados Unidos llevará el mismo recargo proporcional que ya se aplica a las estancias de turistas en hoteles convencionales, informa Re/Code.
AirBnb, que ya estaba recaudando para la hacienda local de Portland (Oregón), discute ahora con las autoridades de Nueva York el impacto que tendría esa misma medida de implantarse en la 'gran manzana'.