Empresas y finanzas

Farmaindustria pide mayor protección al fármaco original

Los laboratorios temen una regulación que beneficie a los biosimilares, la copia de sus medicamentos de más ingresos

En los próximos cinco años hasta once de los medicamentos que generan más ingresos a las compañías farmacéuticas en nuestro país perderán su patente. Sus ingresos rondan los 1.200 millones anuales. Se trata de fármacos de producción biológica, mucho más complejos que la pastilla tradicional de elaboración química, y utilizados para enfermedades graves, como varios tipos de cáncer. Esta complejidad hace que la aparición de su copia genérica sea mucho más complicada. Difícil, pero posible. De ahí que estas copias hayan recibido el nombre de medicamentos biosimilares en vez de genéricos. Es decir, no serán iguales, serán solo similares.

Lo que si compartirán con los genéricos es que serán más baratos, entre un 20 y un 30 por ciento. Los laboratorios innovadores, los fabricantes de estos fármacos originales, temen que la administración se deje seducir por este precio menor de los biosimilares y les dé prioridad para que los médicos los prescriban en lugar del medicamento original. Algo parecido a lo que ha ocurrido con los genéricos. Pero aquí se trata de enfermos de cáncer, por ejemplo, con lo que el cambio es, sin duda, más complicado.

Por eso, la presidenta de Farmaindustria -la patronal del sector-, Elvira Sanz, lanzó ayer un mensaje muy claro a las autoridades del Ministerio de Sanidad presentes en un curso sobre este asunto organizado en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. "Desde la industria farmacéutica defendemos la no sustitución o intercambio de medicamentos biológicos, y nos oponemos a las prácticas que pretenden equiparar a los biosimilares con los genéricos", afirmó Sanz.

La también presidenta de Pfizer España pidió para ello un marco de libre competencia. "Defendemos la máxima competencia una vez superada la protección de las patentes, pero no aceptamos la utilización de prácticas que supongan una discriminación de los productos originales", recalcó Elvira Sanz.

Ahora la palabra -y la tentación- la tiene el Ministerio de Sanidad.

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