Por Thomas Grove
DONETSK, Ucrania (Reuters) - En una ciudad ucraniana acosadapor la muerte, Tatyana Makarchuk, directora de la maternidadnúmero tres de Donetsk, está asegurándose de que las nuevasvidas pueden sobrevivir.
Ha equipado un sótano bajo el hospital con cunas yventiladores para que los recién nacidos puedan ser trasladadosallí cuando, como ocurre a menudo, los proyectiles empiezan acaer.
Donetsk se está convirtiendo en zona de guerra a medida quelas fuerzas gubernamentales realizan una ofensiva destinada asofocar a los separatistas prorrusos que han hecho de la ciudaddel este de Ucrania su principal bastión.
El Gobierno respaldado por Occidente niega que estébombardeando áreas civiles, pero los ciudadanos de a pie amenudo se ven sorprendidos en los combates, incluidos mujeresembarazas y bebés.
En dos ocasiones la semana pasada, los directores delhospital tuvieron que pedir a personal y pacientes - unos 45 entotal - que bajaran al sótano donde Makarchuk ha organizado unasala improvisada.
"En cuanto las ventanas empiezan a temblar, sabemos que esmomento de bajar al sótano. Ningún mortero ha alcanzado nuestrohospital y esperamos que no ocurra, pero nunca sabes cuándocaerá el siguiente", dijo.
Makarchuk, de 63 años, lleva el pelo pelirrojo y tiene unasonrisa fácil. Lleva una bata inmaculada y su oficina estáplagada de fotografías de sus nietos.
"No nos importa el bando en el que está la gente, quiénesllegan a nuestro hospital a dar a luz. Lo más importante es quelos niños nacidos aquí sean felices y no tengan que ocultarse ensótanos", dijo Makarchuk, con la voz temblando y las lágrimasasomándole a los ojos.
Las Naciones Unidas dijo este mes que unas 2.086 personas,incluidos civiles y combatientes, han muerto en los cuatro mesesde conflicto. Esa cifra casi se dobló desde finales de julio,cuando las fuerzas ucranianas reforzaron su ofensiva ycomenzaron los combates en áreas urbanas.
Los aliados occidentales de Ucrania han hecho poca menciónpública de las bajas civiles derivadas de la ofensiva de Kiev,dando al Gobierno ucraniano espacio para proseguir con sucampaña militar.
Rusia, que ha hecho causa común con la poblaciónmayoritariamente de habla rusa en el este de Ucrania, acusa aKiev de atacar deliberadamente a civiles y causar una catástrofehumanitaria en Donetsk y la ciudad cercana de Luhansk.
ARTILLERÍA
Muchas personas han huido de Donetsk. La semana pasada elhospital registró seis nacimientos, mientras que en la mismasemana hace un año tuvo 61.
Las madres que han llegado a dar a luz a hospital dicen queestaban demasiado asustadas para emprender el peligroso viajefuera de la ciudad, no tienen otro lugar al que ir, oprefirieron quedarse cerca de la familia en Donetsk.
En una habitación en el sótano del hospital de Donetsk quenormalmente se usa para conferencias, se han sacado las mesaspara dejar espacio para poner siete cunas. Los tablones depresentaciones usados para conferencias han sido arrinconados enotra sala para dejar espacio para los ventiladores.
"Todo se cambia constantemente, todo está preparado en casode otro ataque", dijo Yelena Samoilenko, de 50 años, que estáespecializada en cuidado neonatal.
"Nunca pensé que fuera a escuchar el sonido de proyectilesde mortero. Mi trabajo es diferente, es dar vida", dijoSamoilenko junto a la cama de un bebé en el sótano.
Sin embargo, el personal considera demasiado delicada lasituación de algunos recién nacidos en cuidados intensivos comopara trasladarlos al sótano.
Cuando el sonido de artillería comenzó a oírse alrededor dela ciudad esta semana, Natalia Mukhina, que dirige la unidad, senegó a bajar al sótano o permitir a otros trabajadores mover alos cinco bebes que se encuentran con ventiladores y otrossistemas de apoyo.
Esperó casi media hora con otra enfermera, junto a losbebés, algunos de los cuales se estremecían y sacudían con elsonido de las explosiones, hasta que cesaron los bombardeos.
"Estos bebés necesitan constantemente oxígeno e incluso elbreve período de tiempo que tendríamos que desconectarlos yllevarlos abajo pondría en peligro su vida", dijo.
"Es imposible que la violencia no tenga un efecto negativosobre los bebés tan vulnerables", dijo, junto a uno que dijo quepesaba sólo 600 gramos.
"No deberían estar pasando por esto", añadió.
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