
Habitat cuenta con un futuro deshabitado. Para los próximos años, los números rojos serán la nota predominante en el hogar que preside Bruno Figueras. Las pérdidas se extenderán entre 2008 y 2011 y sus fondos propios serán negativos en los próximos cinco años. Por si faltaba poco, sus ingresos se reducirán más de la mitad en 2010, fecha en la que empezará a pagar el préstamo principal.
Éstas son varias de las conclusiones del plan de negocio de Promociones Habitat que elaboró Nmás 1 Corporate Finance y de la memoria que ha presentado la compañía junto al ERE, a los que ha tenido acceso este diario.
Ingredientes del caos
Según explica la compañía en estos documentos, la enfermedad que golpeó su salud financiera fue la caída de ventas de pisos por la crisis inmobiliaria pero reconoce que su gran mal fue su incapacidad de vender suelo. Con el dinero procedente de esas operaciones, Habitat pretendía amortizar el préstamo de 1.745 millones de euros que solicitó a los bancos para comprar Ferrovial Inmobiliaria.
Esos dos ingredientes provocaron que en diciembre de 2007 Habitat admitiera su imposibilidad de hacer frente a sus compromisos financieros. Tras varios meses al borde del abismo, la promotora catalana salió del coma al firmar con la banca un acuerdo de refinanciación que le dio un balón de oxígeno.
Para afrontar su nueva etapa , Bruno Figueras y su equipo gestor deberán cumplir una tareas impuestas en el plan de refinanciación, como congelar la actividad de promoción, desprenderse de su negocio internacional, vender activos y reducir costes de personal. Una serie de obligaciones cuya meta final es cumplir con la banca.
Difícil panorama
Lo que ocurre es que el panorama futuro que pinta el Consejo de la sociedad no es muy alentador, según se puede deducir del plan de viabilidad y de la memoria. Cuando la compañía empiece a hacer frente a los pagos más pesados, los ingresos serán bajos y los beneficios seguirán teñidos de rojo. En 2010, la compañía deberá pagar 300 millones de euros, sus ingresos rondarán los 260 millones, sus pérdidas unos 53 millones de euros y registrará unos fondos propios negativos de 257 millones de euros.
El grupo, además, espera que sus fondos propios negativos se repitan durante seis años, lo que supone una quiebra técnica. Prevé una situación patrimonial con pérdidas de 85 millones de euros en 2008, que pasarán a tocar techo en 2011, con unos números negativos de 295 millones. Un desequilibrio que empezaría a normalizarse en 2014. Este panorama se derivaría de las pérdidas que espera cosechar la promotora hasta 2011.
Hasta que logre beneficios, que será en 2012, la única solución que tendría entre manos la promotora para resolver su situación patrimonial sería una aportación dineraria por parte de los socios o disolver la sociedad, aseguraron a este diario expertos del sector. Lo más seguro es que los accionistas minoritarios rechacen la primera medida, pues han manifestado en más de una ocasión su descontento con la gestión del consejo.
Quizá el presidente del grupo, Bruno Figueras, tenga un as en la manga, antes de apostar por disolver la promotora, y que permita que su futuro esté en condiciones de ser habitable.