Por Kathryn Doyle
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un estudio sobre más de 80.000mujeres postmenopáusicas demuestra que el riesgo de desarrollarfibrilación auricular (FA) disminuye hasta un 44 por ciento conla actividad física regular.
"Este es uno de los motivos por el que hicimos el estudio.Queríamos resolver algunas dudas", dijo el autor principal,doctor Marco V. Perez, del Centro de EnfermedadesCardiovasculares Heredadas de Stanford, California.
"Son mujeres que no realizan ejercicio extremo y detectamosque las que hacían más ejercicio tenían menos riesgo de padecerFA (...) Y a más sobrepeso, más beneficios", agregó.
Más de un millón de mujeres de Estados Unidos padece FA, queeleva el riesgo de tener un accidente cerebrovascular (ACV) omorir más que en los hombres con la misma arritmia.
El equipo de Perez utilizó los datos del estudio conocidocomo Women's Health Initiative. Se concentró en 81.317participantes postmenopáusicas seguidas durante 11 años.
Tras revisar sus historias clínicas y las prestaciones deMedicare, el equipo detectó que 9.792 mujeres habíandesarrollado FA a una edad promedio de 63 años.
Tener un Índice de Masa Corporal (IMC) elevado, una medidadel peso relativo a la altura, aumentó el riesgo de padecer FA,al igual que el hacer poca actividad física.
Las mujeres que hacían entre cinco y seis caminatassemanales de 30 minutos cada una o ejercicio más intenso, comoandar en bicicleta dos veces por semana, eran un 10 por cientomenos propensas de desarrollar FA que las participantes mássedentarias, según publican los autores en Journal of theAmerican Heart Association.
"A los 80, el riesgo de padecer FA es del 10 por ciento, asíque si se puede reducir el riesgo individual un 10 por ciento elefecto es significativo", indicó Perez.
Las mujeres obesas fueron las más propensas a desarrollar laarritmia, pero hacer más actividad física redujo ese riesgo.
En las mujeres obesas y sedentarias, el riesgo de tener FAera un 30 por ciento más alto que en el grupo sedentario con unIMC normal y un 44 por ciento más alto que en las mujeres conpeso normal que hacían ejercicio.
Las mujeres obesas que ejercitaban tenían un 17 por cientomás riesgo de desarrollar FA que las mujeres con peso normal quehacían ejercicio.
Además, según dijo Perez, se redujo el riesgo de internacióny gastos en salud que provoca la FA.
"La actividad física ayuda a reducir los factores de riesgocardiovascular; el más importante es la hipertensión, unmediador de riesgo de FA conocido", dijo la doctora Usha B.Tedrow, directora del Programa Clínico de ElectrofisiologíaCardíaca del Hospital Brigham and Women's, Boston, y que noparticipó del estudio.
El ejercicio también reduce la inflamación, que tiene unpapel relevante, según dijo Tedrow por e-mail.
"La FA es una enfermedad en la que muchos elementos estánfuera del control del paciente. Este estudio señala una piezamás del rompecabezas que le daría a los pacientes más controlsobre esta enfermedad", sostuvo.
Pérez les recomendaría a las mujeres postmenopáusicas quedispongan de tiempo para hacer ejercicio, con autorización ybajo la supervisión médica si van a comenzar un programaexigente.
La hipertensión y la diabetes también están asociadas con laFA, así que su tratamiento es extremadamente importante.
FUENTE: Journal of the American Heart Association, 20 deagosto del 2014.
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