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Las transfusiones previenen los infartos cerebrales en niños con anemia falciforme

By Gene Emery

NUEVA YORK (Reuters Health) - Transfusiones sanguíneasmensuales disminuyeron más de la mitad el riesgo de tenerinfartos cerebrales en los niños con anemia falciforme, segúnmuestra un estudio aleatorizado sobre 196 pacientes.

Los niños, de unos 10 años, recibieron transfusiones o eltratamiento habitual y se los controló durante tres años. Conlas transfusiones, un niño tuvo un accidente cerebrovascular(ACV) y cinco tuvieron infartos cerebrales silentes nuevos o másgrandes. En cambio, en el otro grupo hubo siete ACV y sieteinfartos silentes.

El tratamiento también redujo tanto el dolor vaso-oclusivo,las internaciones y el síndrome de tórax agudo que sorprendió alos investigadores.

"Esto inclinará la balanza en favor del uso de lastransfusiones para prevenir un mayor daño cerebral", dijo elautor principal, doctor Michael DeBaun, director del Centro deExcelencia en Anemia Falciforme Vanderbilt-Meharry, VanderbiltUniversity.

Dados los riesgos de las transfusiones mensuales que,probablemente, serán un tratamiento crónico, no todos estánconvencidos de la solidez de la evidencia como para convertirseen el estándar de atención.

"Tenemos que esperar para eso", dijo la doctora LeiliDolatshahi, profesora asistente de pediatría de Saint LouisUniversity, Missouri. "No es un fármaco que quieren indicar portres meses. Nadie sabe qué pasará si lo suspendemos en tresaños". El estudio "es un buen comienzo", agregó por víatelefónica.

Uno de cada 396 recién nacidos tiene anemia falciforme y losinfartos silentes son la causa más común de trastornosneurológicos. El 35 por ciento de los niños con anemiafalciforme también padece enfermedad cerebrovascular. Un infartosuele llevar a otro o a un ACV.

Esos niños también son más propensos a tener coeficientesintelectuales (CI) bajos y mal rendimiento escolar.

"Si se le realiza una resonancia magnética a 100 niños antesde que cumplan seis años, el 30 por ciento tendrá infartossilentes -dijo DeBaun-. Esos niños comienzan la escuela conalguna desventaja. El niño promedio con un infarto silenteperdió unos cinco puntos de CI y suelen ser niños de los barriospobres con escuelas sin recursos adecuados."

Un estudio previo, STOP, había demostrado que lastransfusiones regulares redujo el riesgo de ACV. El nuevoestudio SIT, publicado en New England Journal of Medicine, sediseñó para comprobar si la terapia daba buen resultado.

En 29 hospitales de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido yFrancia, se convocó a una muestra de niños de entre 5 y 15 añoscon anemia falciforme, luego de comprobar que tenían por lomenos una lesión similar a un infarto de 3 mm o más en unaimagen por resonancia magnética.

Si surgía la sospecha de que un niño sufría otro infarto, sele realizaba un estudio neurológico y una resonancia magnética.

Quince de los 99 niños que recibieron transfusiones pasaronal otro grupo (nueve porque no aceptaron las transfusiones yseis lo hicieron después de una primera transfusión).

Los niños que continuaron en el grupo original, siguieronrecibiendo una transfusión por mes para mantener laconcentración de hemoglobina por encima de 9,0 g/dL y asegurarsede que los valores de hemoglobina S no superaban el 30 porciento de la concentración total.

El 14 por ciento de los 97 niños del grupo control y el 3por ciento de los 99 niños del grupo que recibía lastransfusiones recibieron hidroxiurea en algún momento por elavance de la enfermedad.

El equipo estimó una incidencia de la recurrencia de losinfartos de 2 por cada 100 años persona en riesgo en el grupotratado con transfusiones y de 4,8 por cada 100 años persona enel grupo control. Las transfusiones mensuales disminuyeron un 58por ciento el riesgo de tener un infarto cerebral (P=0,04).

"La cantidad que habría que tratar durante tres años paraprevenir un nuevo infarto era de 13 niños", indicaron losautores.

Hubo tres AIT en el grupo control. Al sumar esos casos a losresultados, el riesgo aumentó a 5.6 por cada 100 años persona enese grupo para una reducción del 64 por ciento del riesgo(P=0,02).

El equipo no detectó cambios significativos en el CI.

"Quizás la prueba no era muy sensible", propuso Dolatshahi.Las transfusiones redujeron un 59 por ciento el riesgo depadecer dolor vaso-oclusivo (P=0,004), un 87 por ciento elriesgo de desarrollar síndrome de tórax agudo y priapismo(P<0,001 para el primero y P=0,02 para el segundo) y un 78 porciento el riesgo de padecer necrosis avascular sintomática en lacadera (P=0,02).

Tener menor edad, haber tenido cefaleas recurrentes y unmayor número de reticulocitos estable elevaron la posibilidad detener nuevos infartos, respectivamente, un 41 por ciento(P=0,004), un 333 por ciento (P=0,007) y un 11 por ciento(P=0,04).

El 58 por ciento estimado de reducción de los infartos "esconservador porque el 15 por ciento de los niños nunca habíaobtenido el beneficio del tratamiento", aclaró DeBaun por víatelefónica.

"Transfundirle sangre a una persona todos los meses portiempo indefinido a difícil de sobrellevar. Y una cantidaddesproporcionada de las parejas son pobres, trabajadoras, y amenudo tienen que optar entre el tratamiento de sus hijos e ir atrabajar."

Pero la mayoría de las familias que aceptaron participar delestudio cumplieron con el tratamiento, aunque iban a probar untratamiento sin evaluar hace 10 años. "Ahora, hay un beneficioclaro", dijo.

Se detectaron 13 reacciones alérgicas y 8 reaccionesfebriles no hemolíticas.

"Se desconoce con exactitud cómo las transfusiones de sangrereducen la incidencia de la reaparición de los infartos en losniños con infartos cerebrales preexistentes -escribe el equipo-.Estos resultados sugieren que la patogénesis de los infartoscerebrales silentes podría atribuirse en parte a la anemia agudao crónica con descompensación hemodinámica cerebral. Latransfusión de sangre habitual corrige parcialmente la anemia yatenúa el riesgo de que reaparezcan los infartos, posiblementeporque mejore la reserva cerebrovascular."

En un editorial, el doctor Martin Steinberg, de la Facultadde Medicina de Boston University, opinó que los resultados noson inesperados porque se sabe que las transfusiones previenenel ACV y reducen la incidencia del dolor y el síndrome de tóraxagudo. Dijo que, aunque el equipo de DeBaun sugiere con losresultados que las transfusiones deberían realizarse durante porlo menos tres años, es probable que se necesiten por mucho mástiempo.

FUENTE: N Engl J Med 2014.

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