
La nueva Abanca -antigua Novagalicia- ha convencido a Bruselas para operar negocios inicialmente restringidos y más allá de su zona de influencia. Cuando la entidad culmine la fusión con Banco Etcheverría podrá conceder hasta el 25 por ciento del nuevo crédito en territorios no core, a los que la Comisión Europea le obligaba a recluirse antes de resultar adquirida por parte del venezolano Banesco, y donde ahora podrá instalar hasta el 10% de la red de sucursales.
El corsé inicial fijado para la entidad, por haber sido receptora de 9.052 millones en ayudas, forzaba el abandono progresivo de zonas ajenas al mercado tradicional, razón por la que cerró y enajenó sucursales y se desprendió de la Evo Banco. Pero el acierto del nuevo propietario, el grupo venezolano dirigido por Juan Carlos Escotet, de proponer un plan integrado con Novagalicia y Etcheverría como entidad fusionada ha persuadido a Bruselas a suavizar las restricciones.
En la negociación con Europa, Banesco ha logrado limitar las clausuras de sucursales, reducir en un año la vigencia de las condiciones impuestas -se levantarán en 2016 y no 2017-, retirar la prohibición de distribuir dividendo o poder dar más crédito, entre otros aspectos.
Uno de los hitos más llamativos del programa revisado son las proyecciones de resultado. Abanca -antes Novagalicia- espera lograr un beneficio antes de impuestos de entre 100 y 150 millones este año, frente a los 40 millones máximos estimados en la hoja de ruta original. Sus presupuestos crecen en ambición en 2016, cuando aspira a ganar hasta 400 millones en solitario y 500 millones junto a Etcheverría, cuya fusión ya está en marcha. El programa original limitaba a 300 millones el resultado para 2017.
Podrá financiar el ladrillo
Al nuevo grupo se le permite financiar actividades inmobiliarias, siempre que esa cartera no exceda entre el 5 y 10 por ciento del préstamo total al cierre de 2016. Es una actividad totalmente prohibida para Novagalicia y el resto de entidades auxiliadas con recursos públicos, a las que solo se les tolera firmar operaciones de este tipo para evitar problemas (por ejemplo, habilitar una línea a un promotor para que finalice una construcción, si interrumpirla implica colocarle en dificultades y entrar en impago).
La hoja de ruta revisada no le libera de efectuar ajustes y reducir el tamaño del banco. Pero el plan inicial de cierres y despidos ha quedado aminorado. Por un lado se elimina la definición de red core (cuyo ámbito de influencia se amplía ahora a Asturias y León, junto a Galicia) y red legacy (el resto de sucursales, de las estaba obligada a desprenderse). Quitar la etiqueta, permitirá a Banesco salvar de las clausuras a una parte de las oficinas fuera del territorio de influencia, que son rentables para el grupo.
Bruselas ha perdonado además un 12% de los cierres, ya que permitirá a Abanca mantener 640 sucursales en comparación a los 454 máximos que podía conservar Novagalicia -con la suma de Etcheverría habría sumado una capilaridad total de 569 locales-.
El coste de personal, limitado
En plantilla, el grupo venezolano ha logrado conservar además un 12% adicional de fuerza laboral. Bruselas no impone plantillas máximas sino cómputo de jornadas laborales, cuyo tope sube de 4.000 a 4.500. El censo de empleados puede ser superior si reducen sus horarios y entre todos no exceden el umbral de jornadas laborales. En todo caso, el coste de personal no podrá exceder el 30% o 40% del margen bruto de la entidad.
El banco nacido de la fusión de las extintas Caixa Galicia y Caixanova ha realizado ya un considerable esfuerzo para ajustar la red (desde las 815 sucursales de 2012 ha pasado a 641 en 2013) y en plantilla (de 5.836 a 5.043 jornadas laborales en idéntico periodo). Es también una entidad mucho más pequeña: la dimensión de su balance se ha reducido desde los 59.800 millones de euros que tenía en 2012 a 51.800 millones el pasado junio. Aún deberá minorarlo a un máximo de 45.000 millones en dos años.
Las restricciones impiden a la entidad ofrecer productos con condiciones más agresivas que sus competidores y efectuar compras. Pero Banesco ha convencido a la Comisión Europea para que retire esta última limitación un año antes de concluir el plan de reestructuración e incluso antes de acabar de pagar los 1.003 millones comprometidos con el fondo de rescate (Frob) por Novagalicia.
Y es que el venezolano podrá pujar por otras entidades o incrementar su cuota accionarial en empresas donde Abanca participe desde el arranque de 2016. Por el momento ha pagado 400 millones al Frob y los 600 millones restantes serán abonos fraccionados entre junio de 2016 y 2018.