
El tamaño del desafío quedó de manifiesto en la Reunión General Anual de hace un año, cuando anunció que no sólo aspiraba a recuperar clientes, sino a revolucionar el etos de Ryanair.
Por primera vez, una aerolínea que competía por lo bajo se proponía ganar pasajeros no sólo por sus tarifas, sino por buen trato. Contrató a un director de Márketing y de Comunicaciones para dirigir la metamorfosis, renovó íntegramente su web para hacerla más sencilla y más atractiva, poniendo fin a la impopular rigurosidad de una sola bolsa por pasajero.
La estrategia de Ryanair para reconducir la inquietante tendencia que en 2013 motivó la primera alerta de beneficios en años comienza a generar resultados. El lavado de imagen de una compañía no sólo acusada de maltratar a los pasajeros, sino sospechosa de prácticas que desafiaban la seguridad, ha permitido recuperar la base de clientes y, en los doce meses transcurridos hasta final de julio, incrementó el volumen de viajeros en un 4%. En total, durante ese período, la aerolínea trasladó a 83 millones y, sólo en julio, la cifra ascendió a los 9,15 millones.
La evolución es clave, puesto que coincide con el primer aniversario del cambio estratégico operado por Ryanair. Consciente de que el bajón se debía menos a la competencia y más a un intento activo de evitar una empresa conocida por su rudeza, Michael O'Leary entonó el mea culpa y se comprometió a trabajar para restablecer una confianza sin precedentes. Hasta entonces, Ryanair presumía de precios bajos directamente proporcionales a la atención al cliente, pero el preocupante declive del pasado año convenció al polémico jefe de que la ecuación había dejado de funcionar para muchos viajeros. Encuestas internas demostraron que muchos preferían pagar más para evitar Ryanair, por lo que O´Leary se vio obligado a activar la maquinaria para cambiar la percepción del pasajero medio.
La transformación se completa el próximo mes
La transformación no se completará hasta el próximo mes, cuando confirme sus planes para promover una oferta para viajeros de negocios. Los expertos consideran que es complicado, pero detrás de la operación inicial de lavado de cara subyace, precisamente, esta ambición de convertirse en una referencia también para el pasajero business.
Sus exigencias son mayores que el turista medio, del que hasta ahora se nutría Ryanair, pero contará con más aeropuertos de referencia. En septiembre anunciará nuevas rutas a terminales primarias.
Entre las plazas previstas figuran Roma, Glasgow o Bruselas y aunque en su lista no prevé gigantes como Heathrow, Charles de Gaulle o el aeropuerto de Fráncfort, la tendencia de repliegue de compañías regionales y de menor tamaño ha inundado las ofertas a Ryanair procedentes de aeropuertos primarios.
Su objetivo es diseñar un mapa al 50% entre los de referencia y las terminales secundarias.