
Tras el visto bueno de la Comisión Europea al nuevo sistema de financiación para la construcción de barcos en España -denominado técnicamente tax lease-, el sector ha experimentado una notable recuperación, pero un 36% menor de lo esperado a comienzos de este año, una vez que se solucionó con Bruselas este laberinto financiero. Según datos facilitados por Pymar, la asociación que agrupa a los 19 principales constructores navales privados de España, de aquí a final de año se prevé que el sector logre una facturación adicional de 524 millones de euros.
Esta cifra se sumará a los 200 millones de euros ya logrados en lo que va de 2014, por lo que el ejercicio finalizará con 724 millones de euros, una cifra récord tras varios años de sequía en los que se ha llegado a poner en peligro la viabilidad del negocio.
Menos de la mitad
No obstante, este escenario finalizaría con 17 contratos desde el lanzamiento del tax lease, una excelente cifra si se compara con el pasado inmediato pero unas previsiones que suponen prácticamente la mitad del negocio que estimó en un primer momento Pymar.
A finales del pasado mes de enero, el presidente de Pymar, Álvaro Platero, puso el listón muy alto tras la entrada del nuevo sistema de financiación bendecido por la Unión Europea. Platero estimó la llegada de 40 encargos, que a un precio medio de 50 millones de euros, supondría una cartera de pedidos de aproximadamente 2.000 millones de euros, según explicaron a elEconomista fuentes solventes de Pymar en esos momentos. Esta cifra se quedará muy lejana de los 724 millones que se anunciaron en la Asamblea General que Pymar celebró el pasado jueves.
Pese a las escasas cifras, el sector está esperanzado. Sobre todo porque, a pesar del excesivo optimismo inicial, es clave en estos primeros años tras el parón de contratación volver a lograr confianza entre los armadores y, sobre todo, entre los inversores. Estos últimos son los que más dudas podrían tener tras haber confiado en el anterior sistema de financiación para la construcción de barcos y ver como se les ha exigido la devolución de las deducciones logradas por estos contratos de construcción.
Además de esa confianza perdida, la recuperación de contratos para España también debería suponer para los próximos años el frenazo de los encargos en otros países que se estaban aprovechando de la situación nacional para hacer su particular agosto.
Holanda se beneficia
Es el caso de Holanda. Sus astilleros privados sacaron tajada tras el duro expediente que Bruselas abrió a España. Según fuentes solventes del sector, pasaron de 80 barcos en 2010 a 140 pedidos en 2011. Buena parte de ese aumento se debió a los hasta 50 contratos que habría perdido el sector a comienzos de la actual década, lo que representa un impacto económico superior a los 3.000 millones.
Pero los buenos datos del negocio holandés por el parón español podría ser sólo un canto del cisne porque en los últimos tres años Europa ha pasado de controlar el 15% de toda la cuota mundial de fabricación de barcos a alcanzar menos del 4%. La culpa del hundimiento del negocio la tienen los astilleros chinos y coreanos, que han roto el mercado con unos precios "demasiado" competitivos (Europa les acusa de ofertar por debajo de coste) y con un coste de mano de obra con el que el Viejo Continente y otros mercados nunca podrán competir.