Según el análisis científico 'Sedentarismo, vida activa y deporte: impacto sobre la salud y prevención de la obesidad', elaborado por Marcela González-Gross, los hábitos alimentarios y la práctica de ejercicio como dos conceptos "inseparables". De hecho, algunas investigaciones han ahondado anteriormente en el papel del equilibrio energético en la lucha y prevención de la obesidad.
MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
En concreto, el estudio 'Energy balance and obesity', publicado en la revista científica 'Circulation', destacó cómo la restricción alimentaria por sí sola no resulta eficaz a la hora de reducir el sobrepeso y la obesidad, debido a que la fisiología humana está preparada para un elevado nivel de ingesta y de gasto energético al mismo tiempo.
Esta restricción unilateral produce la adaptación natural del organismo para mantener su peso, alterando la forma en que el cuerpo quema calorías. En este sentido, la experta ha asegurado que la restricción constante de alimentos es "difícil" de mantener a largo plazo, y que igualar la ingesta calórica con un alto gasto energético sería "más factible" para la mayoría de las personas que restringir la ingesta alimentaria para compensar un nivel bajo de consumo de energía.
Así, los factores que influyen en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad no pueden ser analizados de forma aislada sino en su conjunto, y a través de un planteamiento amplio que centre los esfuerzos en la promoción de la actividad física y la reducción del consumo excesivo de calorías.
Con respecto a la actividad física y según el análisis científico, los beneficios de su práctica habitual se conocen desde la antigua Grecia, si bien fue en el siglo XX cuando se produjo el mayor avance del conocimiento científico sobre la materia.
Toda esta evidencia ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecer unas recomendaciones que pasan por la práctica generalizada de al menos 150 minutos a la semana de actividad física de moderada a vigorosa para personas adultas, y de 60 minutos al día en niños y adolescentes.
"Actualmente la totalidad de la comunidad científica considera el ejercicio físico como una de las herramientas de salud pública con mayor potencial para prevenir el sobrepeso y la obesidad, ya que contribuye", ha zanjado González-Gross.
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