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Mala calidad de vida podría afectar manejo de diabetes en adolescentes

Por Mollie y Bloudoff-Indelicato

NUEVA YORK (Reuters Health) - En los años posteriores a serdiagnosticados con diabetes, a los adolescentes que enfrentanlas cargas psicológica y social de manejar la enfermedadprobablemente les cueste más controlarla, según un nuevo estudioestadounidense.

Los adolescentes que reportaron una menor calidad de vidaeran más propensos a tener niveles más altos de hemoglobina A1c,un marcador de un nivel elevado de azúcar en la sangre y señalde mal control de la diabetes.

"Necesitamos intervenir desde el punto de vista de laprevención", dijo Korey Hood, psicólogo de la Universidad deCalifornia en San Francisco y autor principal del estudio."Necesitamos hacer una monitorización sistemática de estos temaspsicosociales", añadió.

Los adolescentes que están psicológicamente estresados sonmenos propensos a cuidarse, lo que podría explicar el aumento delos niveles de A1c, agregó Michael Scharf, psiquiatra del CentroMédico de la Universidad de Rochester y que no participó en elestudio.

Al detectar precozmente el problema, podría ser posibleimpedir que la enfermedad empeore, declaró Scharf.

Los investigadores monitorizaron durante cerca de seis añosa jóvenes con diabetes tipo 1 o 2 desde el momento en que fuerondiagnosticados.

La diabetes tipo 1, conocida antiguamente como diabetesjuvenil, usualmente aparece en la niñez o la adolescencia y esprovocada por una deficiencia para producir insulina, unahormona que ayuda al cuerpo a usar el azúcar de la sangre confines energéticos.

La diabetes tipo 2, vista más comúnmente en los adultos yvinculada a menudo con la obesidad, sucede cuando el cuerpoelabora insulina, pero no es capaz de usarla.

A medida que pasa el tiempo, el exceso de azúcar en lasangre puede provocar daño en los ojos, los riñones y a losnervios, mientras que cantidades insuficientes de glucosa en lasangre puede llevar al coma diabético.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedadesde Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) estiman quealrededor de 151.000 personas menores de 20 años padecen dediabetes en ese país. En el 2009, 19 niños de cada 10.000 teníandiabetes tipo 1 y tres de cada 10.000, diabetes tipo 2.

El manejo de la enfermedad es similar en la poblaciónpediátrica con diabetes tipo 1 o 2, y particularmente los quepadecen el tipo 1 deben tomar insulina diariamente para mantenerestables sus niveles de glucosa.

En el caso de los jóvenes con la enfermedad tipo 2, el focova más por la dieta, el ejercicio y los medicamentos, según Hoody sus coautores.

La investigación pasada ha mostrado que jóvenes con diabetesson más propensos que sus pares sin la enfermedad a experimentardificultades psicosociales en general y depresión en particular.Hood y sus colegas querían descubrir si esos problemas afectabanla capacidad de los adolescentes de manejar sus niveles deglucosa.

El equipo de Hood analizó registros médicos y entrevistas a1.307 niños que tenían 10 años al inicio del estudio y quehabían sido diagnosticados dentro del año previo.Posteriormente, los investigadores monitorizaron la salud mentaly física de los niños para buscar conexiones entre ambas.

En el grupo completo, los niveles de A1c aumentaron enalrededor de 1,5 por ciento durante el período del estudio.

Entre los adolescentes que reportaron una mala calidad devida vinculada a la enfermedad (como que la diabetes afectara suvida social o su rendimiento escolar), los valores de A1ctendían a ser más altos que en aquellos sin problemas de calidadde vida.

Esos valores también eran más altos en los participantesentre el inicio y el final del estudio, según los hallazgospublicados en Journal of Adolescent Health.

Los adolescentes con diabetes tipo 2 tendieron a estar peoren general, con más complicaciones de salud mental, incluyendodepresión, y menor calidad de vida que los niños con diabetestipo 1, observaron los investigadores.

La presencia constante de problemas de salud podría aislar alos adolescentes de sus pares y hacerlos sentir frustrados, dijoIngrid Libman, endocrinóloga pediátrica del Hospital de Niños dePittsburgh.

Sin embargo, las diferencias en salud mental también podríanser causadas por estrés externo. Los adolescentes con diabetestipo 2 a menudo crecen en familias pobres y sin cobertura desalud.

De cualquier forma, sostuvo Hood, los servicios deconsejería podrían beneficiarían a los adolescentes y susfamiliares.FUENTE: Journal of Adolescent Health, online 12 de mayo del2014. (notasdesalud2006@yahoo.com.ar)

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