
Las grandes operadoras de telecomunicaciones tienen tanto apetito de adquisiciones que ya no pueden disimularlo. Lo suyo es voracidad. Todas ellas tienen ganas de hincar el diente a lo que se ponga por delante y, así, cumplir tres objetivos: crecer de un día para otro, impedir que lo haga el rival y promover economías de escala de alcance global.
Se trata de una carrera en la que conviene ganar mercado a pasos agigantados, con operadoras que permitan extender el negocio sin necesidad de fronteras ni pasaportes. Son las reglas del juego de la economía global: los grandes se comen a los pequeños, luego engullen a los medianos y, si pueden, se lanzan bocados entre los grandes.
Las últimas operaciones
France Télécom lanzó el jueves una opa amistosa sobre Telia Sonera, por importe de 31.000 millones, que pone de relieve el interés de la operadora francesa por situarse en el grupo de las compañías compradoras.
Con la posible adquisición del gigante nórdico, la multinacional gala (FTE.PA) escalaría hasta el cuarto puesto mundial del sector, con 237 millones de clientes. Al otro lado del Atlántico, Verizon Wireless se consolidó como la compañía de móviles más grande de los Estados Unidos, por delante de AT&T, con la compra de Alltel Corp. Para ello pagará 5.900 millones de dólares y asumiría unas deudas por valor de 22.200 millones.
La concentración del sector
Precisamente, la concentración del sector estalló a principio de siglo en los Estados Unidos, donde AT&T y Verizon se erigieron en los gigantes del negocio.
La tendencia saltó al continente asiático, donde la atomización del sector desapareció sin miramientos ni escrúpulos. Ahora toca el turno a Europa. La concentración es ley de vida y contra eso no hay quien se resista.
El Viejo Continente se ha resistido hasta ahora a la concentración de las telecos, con notables excepciones. Telefónica (TEF.MC) también tiene claro que la consolidación del sector es una realidad a la que no se puede dar la espalda.
Por eso compró O2, también con la intención de diversificar su exposición geográfica, hasta entonces muy concentrada en España y Latinoamérica. De paso, la compañía que preside Alierta protagonizó un virtuoso salto de calidad en el mercado Europeo.
Así, irrumpió en Reino Unido, Alemania e Irlanda. Anteriormente se merendó Cesky Telecom, antiguo monopolio de la República Checa, y después entró en el capital de Telecom Italia, cuya operación tendrá mucho recorrido en los próximos años. Vodafone (VOD.LO)se ha concentrado en los mercados emergentes, como India, Egipto, Turquía.
Así se reparten el mundo las 'telecos'
Ya goza de destaca presencia en los países más avanzados de África, como Sudáfrica, así como India. También ha entrado en Chequia, Hungría, Polonia, Rumanía y Turquía.
Al mismo tiempo, la operadora británica ha conservado filiales en países donde no ostentaban la mayoría, pero sí que resultaban estratégicos para sus negocios, como Verizon en los Estados Unidos, con China Mobile en China o con SFR en Francia.
Por el contrario, Vodafone desinvirtió en Bélgica, Suiza y Suecia. En este último país, Vodafone optó por abandonar ya que resultaba penalizada competitivamente al no disponer de presencia en otros países nórdicos. Tampoco conviene descartar a compañías como AT&T y América Móvil, ansiosas por pisar el continente europeo, pese a que para ello tengan que comulgar con algo impensable en sus países: la presencia de los estados en el capital de sus antiguos monopolios.
Eso ocurre con Deutsche. Telekom, donde el gobierno germano controla el 38 por ciento del accionariado. También en France Télécom, donde el ejecutivo galo tiene el 35 por ciento del capital.
El Gobierno holandés atesora el 21 por ciento de KPN, mientras que los estados sueco y finlandés controlan el 37,3 y el 13,7 por ciento de TeliaSonera.