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Los euroescépticos se evitan mutuamente por miedo a ser deshonestos

Por Paul Taylor

PARÍS (Reuters) - Iba a suponer el lanzamiento de campaña de una nueva alianza euroescéptica, pero la reunión prevista para el 16 de abril entre la francesa Marine Le Pen y el holandés Geert Wilders en Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo, nunca tuvo lugar.

Cinco meses después de que los dos líderes de extrema derecha, que se oponen al euro y a la pertenencia a la Unión Europea, anunciaran en La Haya que se aliaban para crear un influyente grupo en la asamblea, ya no querían verse más en público juntos.

Al menos no hasta la fecha de las elecciones.

La situación refleja un dilema que afrontan los populistas en auge en Europa, donde se prevé que obtengan aumentos espectaculares en las elecciones en 28 países: se necesitan mutuamente para asegurarse una gran presencia en el Parlamento Europeo, pero cada uno se arriesga a ser deshonesto por aliarse con otros.

Ya que los nacionalistas hacen campaña para parar y revertir la integración europea y cerrar las fronteras a los extranjeros, podrían sacar poco provecho electoral por aparecer juntos, y más ventajas trabajando cada uno en sus territorios nacionales.

Pero una vez contados los votos el domingo por la noche, la mayoría tendrá interés en tragarse su rechazo, superar los egos de sus líderes y aliarse para asegurarse más tiempo y personal parlamentario, más financiación de la UE y participación en comisiones.

Detrás del escenario trabajan duro para formar tal grupo, dijo Franz Obermayr, un europarlamentario del austriaco Partido de la Libertad, otro socio en la emergente internacional euroescéptica.

Si durará o no, dadas las diferencias políticas y las personalidades rivales, está por ver.

Los populistas, a veces descritos como el equivalente europeo del estadounidense Tea Party, no estuvieron en los debates electorales televisados porque no tienen un candidato conjunto para la presidencia de la Comisión Europea.

El Frente Nacional (FN) de Le Pen mencionó motivos estratégicos para rehuir la reunión de Estrasburgo, negando que tuviera algo que ver con los comentarios del líder del Partido de la Libertad en marzo diciendo que se aseguraría de que los holandeses tuvieran "menos marroquíes".

El partido austriaco se metió en problemas también cuando uno de sus dos principales candidatos, Andreas Moelzer, dijo que la UE estaba en peligro de ser un "conglomerado de negros". Se retiró de las elecciones.

El PVV de Wilders rechazó realizar comentarios sobre los motivos por los que abandonaba lo que la revista holandesa Vrij Nederland dijo que fue planeado como un lanzamiento de campaña conjunta. Trece de 100 responsables electos del PVV en asambleas locales y nacionales renunciaron por sus comentarios.

¿DEMASIADO EXTREMOS?

El líder del partido independentista británico UKIP, Nigel Farage, que colideró el grupo escéptico Europa de la Libertad y la Democracia en el saliente Parlamento Europeo, ha rechazado aliarse con Le Pen o Wilders, sugiriendo que ambos partidos son demasiado extremos para él.

También tuvo motivos el partido antirrescates True Finns (Verdaderos Finlandeses), cuyo líder Timo Soini trata de moderar su imagen de partido nacionalista de cara a las elecciones generales el próximo año.

Algunos de los grupos de extrema derecha que probablemente ganarán escaños - como el griego Amanecer Dorado o el húngaro Jobbik - son vistos tan extremos que Wilders y Le Pen no quieren tener nada que ver con ellos.

El partido alemán contrario al euro Alternativa para Alemania, fundado el año pasado, considera a todos los grupos populistas, incluido el UKIP, demasiado radicales para ser socios respetables y dice que prefiere aliarse con el relativamente euroescéptico Partido Conservador británico.

En una entrevista con Reuters en febrero, Farage dijo que lo peor que le podría suceder al UKIP, que quiere que Reino Unido abandone la UE, sería que se le asociara con el racismo. Mientras que Le Pen ha trabajado para limpiar su partido, dijo, todavía hay un tufo a antisemitismo. De igual modo, los fuertes ataques de Wilders contra el islam eran demasiado para Farage.

Le Pen y Wilders hicieron caso omiso de esas críticas como una táctica, diciendo que esperaban que el UKIP se una a su grupo después de las elecciones si no puede encontrar aliados para mantenerse. Mientras tanto, se han aliado con antiguos socios de Farage, como la xenófoba Liga Norte italiana.

Las encuestas de opinión sugieren que estos hechos no dañan profundamente a los políticos populistas, porque expresan algunos de los sentimientos más básicos de algunos votantes. El apoyo a Wilders bajó brevemente después de su exabrupto antimarroquí, pero se ha recuperado.

El austriaco OVP vuelve a liderar las encuestas por delante del centroderecha y los socialistas en las encuestas de opinión nacionales, aunque no para las elecciones europeas.

Un sondeo de BVA para el diario Le Parisien mostró que mientras que 60 por ciento de los votantes franceses piensa que Le Pen es racista, el 63 por ciento dice que es "valiente". Las cifras indican un solapamiento significativo.

RESPETABLE

Un gran apoyo de Israel, Wilders ha sido reacio a tener nada que ver con el FN debido a que el padre de Le Pen, Jean-Marie, que fundó el partido en 1972, tiene condenas por su discurso de odio antisemita y por justificar los crímenes de guerra nazis.

Después de que Marine Le Pen lo sucediese en 2011 y preparase una renovación del grupo, expulsando a los 'skinheads' y centrándose en su discurso contra la inmigración, el holandés decidió que era respetable.

Ella a cambio quitó hierro a la comparación de Wilders del Corán con el libro "Mi lucha" de Adolf Hitler y dijo que su comentario sobre deshacerse de marroquíes fue "dicho en la excitación de una tarde electoral" y no debería generar una "polémica artificial".

Jean-Marie Le Pen, de 84 años, sigue siendo presidente honorífico del FN y volverá a tener un asiento en el Parlamento Europeo.

Marine Le Pen dice que está decidida a crear un grupo parlamentario de eurosecépticos de Francia, Holanda, Austria, Bélgica, Italia, Suecia, Eslovaquia y Lituania para ganar tiempo de intervención y beneficios financieros reservados para las alianzas de al menos 25 miembros de siete o más países de la UE.

"Como europarlamentarios no afiliados, somos miembros de segunda clase. No tenemos los recursos disponibles para otros que pertenecen a un grupo", dijo a la radio RTL.

"Pero voy a atajar ese problema porque voy a formar un grupo. Al menos eso espero... porque quiero bloquear cualquier avance de la Unión Europea", dijo.

Los partidos difieren en temas como los derechos de los gays e Israel.

Pero el portavoz europeo del FN, Ludovic de Danne, dijo que los principales pilares de una plataforma euroescéptica estaban en gran medida acordados: la oposición a una Europa federal; una opinión compartida de que la zona euro es disfuncional; la oposición al libre comercio mundial; una opinión compartida de que la UE no hace lo suficiente con el paro; posiciones comunes contra la inmigración; y la oposición de que la UE tenga su propia voz en la diplomacia y los asuntos internacionales.

Si tal grupo tendrá el alcance para bloquear un planeado acuerdo comercial entre Estados Unidos y la UE, como ha prometido Le Pen, dependerá de encontrar aliados en la extrema izquierda o entre otros grupos proeuropeos como los Verdes o los Socialistas.

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